Familia

Cómo actuar si un niño dice que sufre abusos sexuales en su familia

Resulta complicado encontrar estadísticas de menores afectados, pero es una realidad escondida que existe

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El abuso sexual sistemático y silencioso a los niños dentro de su propio hogar es una realidad oscura y escondida de la que sólo unos valientes se atreven salir a la luz.

Según José Carlos Avenaño, abogado de Le Morne Brabant, su denominación se puede camuflar también dentro del apartado de maltrato infantil y resulta arduo y complicado encontrar estadísticas recientes sobre este problema del que cada día se conocen nuevos casos.

El más reciente, el de una pequeña de nueve años en Madrid, obligada a convivir con su presunto abusador los fines de semana, debido a que el juez le había otorgado un régimen de visitas en calidad de custodia compartida.

«Dos años de padecimiento, vacaciones y fiestas incluidas, con la policía obligándola a cumplir con una resolución judicial que implicaba meterse en la “boca del lobo”.

Todo a pesar de que la niña había venido contando a su madre las vejaciones y ésta acudió a las autoridades, donde se cerraron todas las puertas».

En este caso, la pequeña fue víctima doblemente, explica el experto en derecho penal José Carlos Avendaño. «Por un lado, de un presunto delito reiterado de abuso sexual a menores, por otro se ha visto desamparada por la Administración de Justicia que no ha dado credibilidad a su versión».

En ocasiones —asegura el letrado de Le Morne Brabant— la mala relación entre los padres da lugar a una alienación parental, lo que se conoce como S.A.P. «Estas siglas se traducen en muchas denuncias por distintos asuntos, reproches continuos y una maraña judicial entre los progenitores que ocasiona en algunos casos una pérdida de credibilidad en las declaraciones del menor. Por ello, las acciones que se tomen deben estar dirigidas por un técnico en derecho especialista en estos asuntos que sepa orientar los testimonios y la denuncia a lo verdaderamente relevante».

Cómo actuar

En este sentido, Avendaño recomienda, lo primero, acudir a un centro médico de manera inmediata, ante la mínima sospecha de abuso. «El tiempo —explica— es fundamental para que un médico pueda detectar el mínimo signo de agresión».

Una vez obtenido el parte médico, y si acreditase lesiones o algún dato que confirme el abuso es preciso acudir a una comisaría a interponer la denuncia o bien plantearla ante el Juzgado de Guardia.

Además es recomendable acudir a la fiscalía, aunque, si hay signos evidentes de abuso, es el propio centro médico quien debe encargarse de notificarlo a las autoridades pertinentes.

«Todo debe hacerse siempre de la mano de un abogado experto en la materia —advierte José Carlos Avendaño—, para no verse envueltos en demoras, atascos burocráticos e, incluso, archivos no deseados de la causa».

Si todo se realiza correctamente, lo habitual es que una vez presentada la denuncia y dependiendo de la gravedad de los hechos, «lo normal es que se produzca la inmediata detención del presunto agresor que será puesto a disposición judicial donde le tomarán declaración y se decidirá sobre su situación personal: si se le envía a prisión preventiva, si se suspende un régimen de visitas existente, si se adopta una orden de alejamiento respecto a la víctima o cualquier otra medida cautelar para que rija hasta que finalice el procedimiento», explica el experto de Le Morne Brabant

Igualmente, y de forma inmediata, se procede a la exploración del menor por el juez de instrucción, así como a su reconocimiento por parte del médico forense.

A partir, de ahí, finaliza Avendaño, el proceso sigue el curso habitual desde la fase de instrucción hasta la fecha de sentencia.

Tipos de abuso y condenas

—El abuso de confianza y el hecho de que el agresor sea familia de la víctima incrementan las penas, tal como viene recogido en los artículos el art. 23 y 180.4 de nuestro Código Penal.

—Los castigos legales varían dependiendo de la gravedad de los hechos que atentan contra la libertad sexual de la víctima la tipología del abuso, ya que puede éste puede incrementarse con agresiones, en el caso de las agresiones sexuales, que conllevan penetración, el castigo con todos los agravantes puede alcanzar con penas de hasta 20 años de prisión.

Otra cuestión es la agresión, el abuso sexual, tocamientos reiterados, que pueden redimirse con hasta cinco años de cárcel.

—Pero además, existe el exhibicionismo, la prostitución, las orgías, la pertenencia a banda organizada, auténticas aberraciones que pueden marcar la vida de un niño para siempre, más allá del castigo legal al agresor. «Por eso —matizaJosé Carlos Avendaño—, lo primero es dar siempre crédito a los niños cuando hablen y denuncien abusos. Si son mentira, siempre existirá, advierten los psicólogos infantiles, otro grave problema en el que también tenemos la obligación de ayudarles».

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