Se triplican las llamadas de denuncia por acoso escolar desde enero

Así lo confirma el «I Estudio sobre bullying según los afectados» de Fundación Mutua y Fundación ANAR

MADRID Actualizado: Guardar
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Desde el pasado 20 de enero de 2016, fecha en la que se publicó la carta de despedida de Diego —el niño que se suicidó el pasado mes de octubre en Leganés—, las llamadas desesperadas al teléfono de ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo a sus oficinas de la Avenida de América se han triplicado. «Esto no significa que las informaciones periodísticas generen más situaciones de acoso, sino una mayor sensibilización y reacción social ante el problema», remarca Benjamín Ballesteros, psicólogo y director de Programas de esta Fundación.

Las llamadas se disparan sobre todo por las tardes-noches y durante los fines de semana, cuando los pequeños no tienen que acudir a clase. El número lo marcan en su mayoría niños y adolescentes con un alto grado de ansiedad por sentirse objeto de acoso, pero crecen las llamadas de padres, especialmente la madre, profesores y orientadores de centros escolares para informarse de posibles protocolos de actuación, e incluso padres de niños que son testigos de situaciones de acoso.

Estos son algunos de los datos del «I Estudio sobre el Bullying según los afectados» dado a conocer ayer por Fundación Mutua y Fundación ANAR, y del que se puede extraer también que los casos de acoso escolar se incrementaron en un 75% en 2015. «Con estos porcentajes, es lícito hablar de una lacra que, además, puede acarrear numerosas dificultades de relación en el futuro del adulto», concreta Lorenzo Cooklin, director general de Fundación Mutua Madrileña.

Perfil de la víctima

Hasta cierta edad, y tal y como recoge el informe, la proporción de niños y niñas que dicen sentirse acosados por sus compañeros en nuestro país es casi idéntica (49% en el caso de ellos y un 51% en el caso de ellas). Pero a partir de los 12 las chicas lo sufren en mayor medida. «Es un dato curioso, y que vemos que cambia considerablemente hacia la eclosión de la pubertad», añade Ballesteros, quien aclara que aunque el problema salga a la luz en ese momento, este ha empezado a gestarse a los 7, 8 o 9 años de edad.

En cuanto a la duración, un 44% de los casos de acoso entre iguales se prolonga más de un año y un 70% de los chicos que lo sufre lo padece a diario, y en cualquier lugar. «Hace veinte años podía ser una solución cambiar al chico de colegio, pero hoy, debido a las redes sociales la pesadilla persigue al chico en el patio, el comedor, la ruta y hasta el último rincón de su habitación. Habría que ver qué está fallando en la sociedad para que un chico conviva con este horror sin que nadie lo sepa durante tanto tiempo», se pregunta Cooklin.

Amplificado por la red

Porque, a partir del relato realizado al otro lado del teléfono, se deduce que el acoso más habitual es la violencia psicológica, pero este suele agravarse a la salida de las aulas a través de las nuevas tecnologías. «Las redes sociales, y especialmente los grupos de WhatsApp creados específicamente para criticar e insultar se han convertido en el nuevo instrumento por excelencia para el bullying», explica el director de la Fundación Mutua.

Según el análisis realizado del testimonio de los chicos, y recogido de manera sistemática por los psicólogos que atienden el teléfono ANAR, entre los motivos que los menores creen que desencadenan esta situación citan la marginación por ser diferentes, discapacidades, defectos físicos o traumas, complejos, ser poco abiertos o habilidosos en las relaciones sociales y no seguir las mismas tendencias o gustos de la mayoría. «Los acosados nos han contado a través de las llamadas recibidas cuál es el motivo por el que son acosados pero resulta harto difícil concretar uno. Pensamos que ocurre sencillamente por el mero hecho de ser diferente. ¿En qué? En todo. Puede producirse no solamente por ser el niño o la niña menos agraciado de la clase. También le puede ocurrir al más estudioso, o al que mejor hace la clase de gimnasia. Cualquier problema que tengas con otro alumno puede convertirte en el objetivo de un acosador», matiza el director de Fundación Mutua.

Silencio en casa

¿Con quién comparten los chicos que se sienten acosados esta situación? Tal y como indica el estudio, hay un 34% de menores que reconoce no habérselo dicho a sus padres y, entre los motivos que aducen para no hacerlo citan el no querer preocuparles y el miedo a una reacción exagerada por su parte ante el colegio, además del miedo a la reacción de los acosadores. En general, explica Ballesteros, «los progenitores del niño acosado suelen reaccionar desmesuradamente, quieren denunciar y no aceptan medidas a medio plazo de los centros escolares, por lo que suelen optar por cambiar a los niños de colegio. Un cambio que, sin dar margen a la solución del problema, puede hacer que, no obstante, la situación se repita en el nuevo centro».

Este estudio es solo uno de los pilares de la colaboración entre ambas fundaciones, que también acaban de poner en marcha la campaña «No bullying. Acabar con el bullying comienza en ti». Esta iniciativa, explican, se llevará a cabo en redes sociales y en centros escolares de varias comunidades autónomas y tratará de fomentar el conocimiento y la prevención de este problema en las aulas. Lo hará mediante charlas y sesiones en grupo en los colegios y una guía destinada a profesores descargable en la página web www.acabemosconelbullying.com. «Se trata de conseguir el compromiso de niños y jóvenes contra el acoso escolar. Nuestro deber es transformar la presión sobre la víctima en una cohesión grupal. Que los menores se den cuenta de que su acción puede ser beneficiosa de cara a cambiar la situación», concluyen ambos expertos.

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