El orden y los niños, ¿ecuación posible?

Vivir de manera minimalista en familia es posible, según varias expertas en ordenar casas

MADRID Actualizado: Guardar
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Los juguetes de tu bebé, los zapatos de tu hijo adolescente o la pila de cartas del banco de tu pareja... Más de uno se sentirá reconocido en estas líneas pero que no cunda el pánico. Vivir de manera minimalista en familia es posible ¡incluso si es numerosa! Así lo afirma Francine Jay en su libro «Menos es más». «Sí, a más personas más cosas. Y para complicarlo aún más, cuanto más mayores son tus seres queridos, menos control tienes sobre ellos. Pero ojo, tu bebé no montará un escándalo si reduces el número de patucos, pero se necesita mucha mano izquierda y delicadeza para sacar de casa los peluches de los más pequeños o los viejos objetos electrónicos de tu pareja.

Ánimo. De verdad, convertirse en una familia ordenada es posible y el esfuerzo merece la pena», insiste Jay.

La autora de este libro anima a despejar y ordenar una casa con varios miembros y promete que «el minimalismo y la familia no se excluyen entre sí. De hecho, el minimalismo no solo es adecuado para las familias, sino que las refuerza. Cuando despejamos nuestras casas de todo lo que sobra, podemos dedicar el espacio, el tiempo y la energía a nuestros seres queridos. ¡Ya tenemos algo por lo que vale la pena trabajar!».

Implicación del niño

De la misma opinión es Cloti Martínez, autora de Reorganizarte, quien asegura que «el orden y los niños son una ecuación posible». Aunque esta experta reconoce que hay niños ordenados y desordenados, «es un pulso vital, como ser tímido o nervioso, o quizá como una predisposición al deporte o a las matemáticas. Se puede partir de una base natural, pero también hay que trabajar para ir en esa dirección».

Para Martínez, el truco está en no imponer un orden rígido, porque de esa forma tal vez se cansen y no quieran ejecutarlo. Por contra, si conseguimos implicar al niño en la actividad de recoger como una obligación pero también como un juego y, sobre todo, si se lo hacemos sencillo y natural, todo irá más fluido».

Requiere esfuerzo

El cambio, añade, no llega de un día para otro. Es importante, prosigue, «implicar al niño en el acto de ordenar, convirtiéndolo en un acto especial o divertido. Así el pequeño le dará la importancia que tiene y le prestará más atención al hecho de guardar las cosas en su sitio».

A los niños, prosigue Martínez, «se les puede hacer entender que el orden y su ropa es algo positivo para ellos. Educarlos en ser limpios y ordenados porque es un bien para ellos mismos, igual que habría que educarlos en los buenos modales, que les benefician a ellos y a toda la sociedad». Lo que implica una acción así, prosigue la autora de Reorganizarte, «es también respeto por el otro, empatía y de construir un lugar más agradable y acogedor. Y eso empieza en la casa de uno».

Pero no hay fórmulas mágicas. «No hay un orden perfecto que hace que los niños lo mantengan sin esfuerzo. El tener un espacio ordenado requiere un esfuerzo, mayor o menor, según la complejidad del orden propuesto y la cantidad de posesiones, pero algo de nuestra parte siempre hay que poner. El orden, como casi todo en nuestra vida, requiere un cierto esfuerzo».

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