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Verdades y mentiras del blanqueamiento dental

Alimentos que oscurecen tus dientes

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Tener unos dientes blancos es el deseo de muchos de los pacientes que acuden a la consulta del dentista con el objetivo de lucir la mejor de las sonrisas con una imagen estéticamente perfecta.

La falta de una información profesionalizada y la obsesión por tener una dentadura reluciente puede llevar, en algunos casos, a que se sometan de forma continua y fuera de todo control médico a tratamientos no recomendables para conseguirlo (pastas blanqueantes, remedios caseros, etc.) agrediendo de forma peligrosa la dentadura y encías.

Algunos ya hablan del peligro de la “blancorexia”, como una enfermedad por querer tener los dientes blancos que viene alimentada por las imágenes de la numerosas celebridades con los dientes brillantes y casi siempre muy poco reales.

Según Iván Malagón, director de Iván Malagón Clinic «blanquear los dientes puede parecer aparentemente un procedimiento muy sencillo y cómodo para el paciente con resultados inmediatos y sin ningún efecto secundario. Pero si no se realiza el tratamiento de forma adecuada, puede traer consecuencias negativas. En todo caso, tiene que estar contrastado con el análisis y diagnóstico del odontólogo».

Antes de lanzarse a la consulta del odontólogo conviene conocer las mentiras y verdades que circulan en el boca a boca sobre este tipo de tratamientos:

Mentiras

—Nuestros dientes son blancos. Esto no es así, ni siquiera cuando somos pequeños y no han sufrido los efectos de nuestros hábitos de vida tienen dicha tonalidad.

—Existe un mismo tono. Cada persona tiene una tonalidad en su dentadura que viene marcada por la genética y que es la más armónica para sus facciones, sus encías y la tonalidad de su piel.

—Pastas blanqueantes. Sirven para blanquear los dientes en casa, pero según el doctor Iván Malagón son dañinas, aumentan la sensibilidad y no tienen efectos duraderos porque tan sólo contienen alrededor de un 3 % de agentes blanqueantes.

—¿Los dientes «se blanquean»? No, se aclararan alguna o algunas tonalidades para devolverles un tono parecido a su aspecto original y lograr una sonrisa natural, más sana y armónica con nuestra fisonomía.

—El blanqueamiento es para todos. Es un error, ya que no todo el mundo puede realizarse un blanqueamiento dental, debido a que no todos tenemos la misma sensibilidad en nuestros dientes, pero existen otras alternativas para ello, como las carillas.

—¿Valen todos los productos? No. El uso descontrolado de peróxido de carbamida y de peróxido de hidrógeno en altas concentraciones y de forma continuada para conseguir un «blanco nuclear» puede atacar al esmalte y a la dentina y profundizar hasta la pulpa dental (donde se albergan los vasos sanguíneos y los nervios del diente) de forma irreversible. Esto puede llegar a causar quemaduras en las mucosas de la boca, en las encías y debilitar el soporte del diente para, finalmente, causar su pérdida.

—Colutorios, ¡Atención! Hay que evitar los enjuagues y colutorios con alcohol, ya que es abrasivo e irritante. El alcohol en la rutina de la limpieza bucal es muy perjudicial, sobre todo cuando se padece piorrea y gingivitis.

Verdades:

—Blanqueamiento controlado por un especialista: A la hora de hacer un blanqueamiento dental es fundamental acudir a una clínica odontológica especializada en estética dental para que un profesional realice un estudio personalizado del estado de los dientes y de las causas que han podido modificar su color original.

—Cada persona su propio tratamiento: De acuerdo con nuestras características físicas, nos propondrá un tipo de tratamiento que puede incluir un blanqueamiento o el recurso a carillas, si además de blanquear queremos disimular otros problemas estéticos causados por anomalías de la coloración del diente provocadas por algunos medicamentos, como las tetraciclinas.

—La higiene es esencial: Para conseguir unos dientes blancos es imprescindible la rigurosidad en la higiene, después de cada comida y haciendo uso de la seda dental.

—Excluir los malos hábitos: Evitar el tabaco, nefasto para la boca y para el resto de nuestro organismo.

—Alimentos y productos negativos para unos dientes blancos:

—Café, té, vino tinto y otras bebidas con un alto contenido en taninos y cromógenos, con un alto poder de tinción.

—Refrescos y bebidas carbonatadas, azucaradas y energéticas.

—Frutas y verduras de color intenso, cuyo pigmento se adhiere al esmalte.

—Salsas como el Ketchup, la de soja y el vinagre balsámico.

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