Suegra y nuera pueden ser eternas rivales
Suegra y nuera pueden ser eternas rivales

¿Tu novio padece «mamismo»? Descubre los síntomas que podrían acabar con tu relación

Tienes que levantar la guardia si tu pareja condiciona sus decisiones a lo que puede pensar su madre

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Dicen que uno conoce al hombre que tuvo a su lado hasta que se separa. Quizás porque es el momento en el que más toca demostrar con los hechos, sobre todo cuando hay hijos o bienes de por medio.

Pero, afortunadamente, podemos tener pistas antes de meternos en problemas. Y una de esas pistas tiene relación directa con nuestra futura (o no) familia política. «No se conoce a nadie hasta que no se ve la relación que tiene con su familia».

La ruptura de Irina Shayk con Cristiano Ronaldo aún no está confirmada pero todo apunta a que esta no quiso asistir a la fiesta sorpresa que el futbolista le había preparado a su madre para su 60 cumpleaños, según apuntó el diario «El Correo del Manha».

¿Padecerá Cristiano de «mamismo»? ¿O simplemente Irina se ha embarcado en una «lucha» por desbancar el privilegiado lugar que ocupan las madres en el corazón de sus hijos? Probablemente nunca lo sabremos. En cualquier caso, «si vamos a casa de los suegros y aún adulto, la madre le dice a su hijo cómo tiene que sentarse, si come bien o mal y su hijo lo consiente hay que salir corriendo», advierte advierte Esteban Cañamares, psicólogo clínico, especialista en pareja y familia.

La clave para saber si nuestra pareja está demasiado apegada o no a su progenitora es «comprobar que el hombre expresa afectos y también enfados hacia su madre. Que sea capaz de funcionar como una persona autónoma con pensamientos e ideas propias», señala Cañamares.

«Hay que observar la actitud antes de empezar la relación, por ejemplo, si hay llamadas excesivas a la madre es una señal de que no está preparado para vivir una vida en pareja», coincide Fernando Alberca, experto en educación y relaciones familiares.

Por encima de la pareja

Otro de los síntomas que nos pueden poner en alerta es si el hijo hace caso a su madre por encima del gusto o decisión de su pareja. «Sobre todo cuando no está presente su madre. A veces por pura educación no le llevas la contraria pero cuando está delante de la pareja y se defiende la postura de la madre por encima de la de la pareja es un mal síntoma porque la mujer se siente en un segundo plano. Sobre todo en casos que no son relevantes. No es malo cosiderar la opinión de alguien que tiene sabiduría pero el problema se da en cosas que no son importantes: por ejemplo, que la suegra critique la comida y el marido asienta», señala Alberca.

«El único que puede hacer que una suegra se lleve bien con su nuera es el hijo porque es el que puede demostrarle a su amada que realmente no hay peligro, que no tiene por qué temer ya que estará siempre de su parte. Siempre hay que dejar claro que uno apoya a la pareja», añade Alberca.

Evita contrariar a la madre

Cañamares apunta que el ámbito de la familia y el de la pareja son distintos. «Uno tiene el círculo de afecto que está comprendido por los padres y hermanos, y otro que son la mujer y los hijos. Son dos tipos de amores que no tienen por qué entrar en conflicto. No se trata de priorizar pero sí de mostrar desacuerdo cuando sea necesario, de mostrar afectos y enfados», señala.

Otro de los síntomas del «mamismo» es no reconocer los defectos de la madre o evitar contrariarla. «No solo cuidarla, que eso lo hace cualquier hijo pero sí enseñarle que él no admitirá que hable mal de su mujer. Una suegra buena no cuenta a su hijo todo lo malo de su nuera», explica Alberca. Otro síntoma, aparte de no contrariar, es tomar siempre como referencia a la madre. «Si le planteas algo a tu pareja y te dice que lo consultará con su madre algo va mal».

La cuestión ha llegado incluso a los tribunales en frebrero del años pasado. El «mamismo», es decir, la subordinación psicológica a los padres en edad adulta hace mal al matrimonio por lo que puede ser un motivo para declarar la nulidad de un matrimonio. Así lo afirmó monseñor Paolo Rigon, vicario general del tribunal eclesiástico de la región de Liguria.

El papel de las nueras

¿Pero qué pasa con las nueras? ¿Su comportamiento es reprochable? «Puede haber un afán posesivo de una suegra pero si encima hay una nuera inmadura se produce un choque de trenes porque se crea una competencia para ver quién gana y así se generan desprecios, desencuentros, etc. Hay un fallo de dos, o más bien de tres», apunta Alberca. «En general, los grandes conflictos entre suegra y nuera son muy grandes y siempre son culpa de las dos porque ambas suelen ser personas de mucho carácter, genio, un tanto autoritarias que comparten un hijo que es débil. De una madre dominante se tiene un hijo débil que probablemente buscará una esposa dominante y el lío está armado. Generalmente la culpa está repartida pero hay que ver cada caso en concreto», apunta Cañamares

Los suegros y las hijas

¿Y qué pasa con el suegro y la hija? «Pasa cada vez más. El afán posesivo es la causa pero se da más en madres que es la que tiene la sensación de que el hijo de está yendo y que lo cambia por una persona que no lo tuvo en sus entrañas», explica Alberca.

«Con el suegro es más suave la relación porque culturalmente están más acostumbrados a que cada uno haga su vida, han tenido que emigrar, hacer su vida. Los conflictos domésticos están más vinculados a las mujeres», concluye.

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