Calamocha, azotada por el granizo, en una de sus múltiples olas de frío
Calamocha, azotada por el granizo, en una de sus múltiples olas de frío - EFE

El invierno siempre llega

Los embates del frío se combaten aquí, vino y jamón de Teruel en mano. El cierzo corta la cara como una cuchilla de afeitar en el corazón de la Siberia española, donde la gelidez marcó récord: -30 grados

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En Calamocha, el frío corta la cara como cuchillas de afeitar. Para el autor de «El Triángulo de hielo», el meteórologo Vicente Aupí, «el clima invernal» que se vive en el triángulo de 2.000 kilómetros cuadrados dibujado entre la capital provincial, Teruel, Molina de Aragón (Guadalajara) y este municipio de poco más de 4.000 habitantes «es, sin duda, el más duro de la España habitada». De ahí que a ese polígono se le haya bautizado como «la Siberia» nacional.

Las palabras de Aupí cogen fuerza en los registros históricos de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) que, invierno tras invierno, dan fe desde 1920 de que en las estaciones ubicadas en Calamocha y Fuentes Claras el mercurio estalla, a la baja.

Parece un tópico pero, igual que el torero aguanta con un «tronío» diferente los embites del astado, los habitantes de este pueblo de servicios y agricultura también combaten las inclemencias del tiempo como si no fuera con ellos. Acostumbrados al cierzo gélido, que se adentra en el amplio valle que forma la cuenca del río Jiloca sin que las sierras del Sistema Ibérico lleguen a abrigar suficiente, los calamochinos desafían a las temperaturas con jamón de Teruel y vino en ristre. No así, «el polo más frío de España», como lo denomina Aupí, también es uno de los polos productores del manjar con denominación de origen.

Si logra entrar en calor con él, el visitante también gozará de un enorme legado histórico (es parada obligatoria del Camino del Cid) y artístico, jalonado por un entorno natural de gran belleza. El casco histórico de Calamocha se encumbra con importantes palacios de estilo aragonés, la Iglesia Arciprestal de Santa María La Mayor que se edificó sobre el antiguo castillo fortificado de la villa, del siglo XIV, y el Convento Franciscano Concepcionista de San Miguel Arcángel, barroco del siglo XVII. Desde el puente romano, no será raro obtener una bella estampa blanca, aunque por estas tierras las nevadas no son noticia. En la Siberia española, los descensos térmicos hasta niveles polares ocurren en cualquier punto. Y momento.

Ayer, la mínima en Calamocha fue de 16 grados. El 17 de diciembre de 1963, los termómetros bajaron hasta los -30ºC y dieron a este lugar un título honorífico: el pueblo más frío del país. Hasta el próximo invierno, que, aquí, siempre «está llegando».

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