Pueblos únicos

Potes, cuerpo y alma de Cantabria

Rodeado de frondosos bosques y amurallado por las crestas de los Picos de Europa, el municipio de traza medieval conserva intacto su casco antiguo, declarado Monumento Histórico Artístico

Se la conoce como la «villa de los puentes», de ahí su nombre ABC

ROCÍO FERNÁNDEZ ORTIZ

Reza una leyenda que Santo Toribio vino de Tierra Santa a Cantabria para cristianizar Liébana. Lanzó su bastón en el monte La Viorna y erigió un templo donde cayó. Este fue el origen, en el siglo V, del cenobio que guarda el Lignum Crucis, el mayor trozo de la Cruz de Cristo. El leño sagrado, traído por el monje español, dio lugar a peregrinaciones y en 1512 el Papa Julio II dictó una bula por la que concedió a este lugar el privilegio de celebrar el Año Santo cuando la festividad Santo Toribio (16 de abril) cae en domingo . Como ocurre este 2017, con la 73 edición del Jubileo.

La efeméride arranca con la apertura de la Puerta del Perdón del monasterio, el más antiguo de España y lugar sagrado junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz. Tras recorrer el Camino Lebaniego, los penitentes atraviesan el pórtico para asistir a la Misa del Peregrino, venerar la reliquia y obtener la indulgencia plenaria. Pero los actos religiosos se acompañan de un amplio abanico de actividades culturales que atraen a miles de personas no solo hasta Santo Toribio de Liébana, sino también a la cercana localidad de Potes, a apenas tres kilómetros de distancia. La pintoresca y turística villa se alza en la confluencia de cuatro valles -Cerreceda, Valdebaró, Cillorigo y Valdeprado- y en la desembocadura del Deva y el Quiviesa .

Rodeada de frondosos bosques y amurallada por las crestas de los Picos de Europa, Potes conserva intacto su casco antiguo, declarado Monumento Histórico Artístico . De traza medieval, está cuajado de iglesias y torres blasonadas, como la del Infantado, que se erige en el centro de la que es capital de la comarca desde la Edad Media.

Se la conoce como la villa de las torres y, sobre todo, de los puentes, de donde viene su nombre: «Pontes» la llamaban los romanos. El de la Cárcel y el medieval de San Cayetano unen la zona antigua, y por ellos se accede a barrios -como La Solana y El Sol- o a callejuelas como La Cántabra, donde se despacha el afamado orujo lebaniego (aguardiente local) y tostadillo (vino dulce), pero también quesucos, miel y productos de las huertas de un valle que goza de un microclima mediterráneo. El sabor de su gastronomía, el murmullo de sus ríos, el ritmo de sus calles empedradas y el sobrecogedor paisaje que rodea a Potes constituyen su cuerpo, y la tranquilidad del monasterio de Santo Toribio, su alma.

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