Ivanka con Peng Liyuan, Xi Jinping y Donald Trump
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Los negocios en China de Ivanka Trump amenazan su papel político

Las marcas de moda de la hija del presidente de EE.UU., producidas en la «fábrica global», podrían entrar en conflicto con su rol como asesora de la Casa Blanca

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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A principios de este mes, mientras el presidente de EE.UU., Donald Trump, se reunía por primera vez con su homólogo chino, Xi Jinping, en Florida, su hija Ivankaconseguía la autorización de tres nuevas marcas registradas con su nombre en el país de su invitado: una de joyas, otra de bolsos y la última de centros de belleza. Esa misma noche, ella y su marido, Jared Kushner, se sentaban junto a Xi Jinping y su esposa, Peng Liyuan, en la cena que Trump les ofrecía en su mansión de Mar-a-Lago. No se sabe si durante la velada salió a relucir el asunto de las marcas registradas en China, pero sí que los hijos de Ivanka, los pequeños Arabella y Joseph, deleitaron al presidente Xi y su mujer cantando y recitando poemas en mandarín.

Por internet ya circula su vídeo, alabado por la Prensa oficial china y visto por más de dos millones de personas en este país.

Al margen del simpático detalle, la coincidencia de ambos hechos revela las peligrosas conexiones entre la política y los negocios de la familia Trump, que podrían traerle un disgusto al magnate ahora que está en la Casa Blanca. Desde que tomó posesión, los medios y los expertos legales le vienen recordando que debe dejar a un lado sus negocios para evitar un conflicto de intereses.

Esta misma norma se aplica también a su hija Ivanka, que forma parte de la Administración como asesora. Para evitarse problemas, ha traspasado sus negocios a un fondo familiar valorado en más de 50 millones de dólares y su abogado asegura que ya ni manda ni tiene responsabilidad en ellos. Pero sus empresas, que van desde la ropa hasta los accesorios pasando por los perfumes, se están beneficiando de su creciente popularidad desde que participa activamente en política y asiste a importantes reuniones de Estado con su padre.

Las ventas de artículos con la marca de Ivanka Trump, que incluyen también cosméticos, zapatos, bolsos y maletas, se han disparado durante los últimos meses. Como no podía ser de otra manera, la mayoría de ellos procede de China, la «fábrica global» a la que su padre acusa de haberle robado los empleos a los estadounidenses y a cuyas exportaciones quiere imponer unos aranceles de hasta el 25 por ciento.

Cuando la Administración Trump tenga que decidir sobre estos problemas comerciales, Ivanka tendrá que salirse de la reunión para no interferir en medidas que afectarían directamente a sus negocios. De igual modo, su marido ha mantenido contactos con grandes grupos económicos ligados al autoritario régimen chino, como la inmobiliaria de los seguros Anbang, para hacer negocios millonarios. Aunque dichas negociaciones se han interrumpido tras ser desveladas por los medios de comunicación, siguen las sospechas sobre esta familia presidencial con tantos intereses empresariales.

Haciendo gala de esa misma globalización que tanto critica, el imperio financiero de los Trump se extiende por todo el mundo. Buena prueba de ello son las 180 marcas registradas o pendientes de aprobación que su hija tiene en la Unión Europea, Canadá, la India, Japón, México, Israel, Turquía, Arabia Saudí y China. Llamada aquí «Yi-wan-ka», traslación de su nombre a los caracteres del mandarín, Ivanka Trump ha conquistado a los chinos por encarnar el prototipo de belleza americana y por las canciones de sus hijos en el idioma de este país. Pero sus negocios amenazan su papel político.

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