Entrevista

Veronica Blume: «El yoga me ayudó a hacer las paces conmigo misma»

Triunfó en las pasarelas y se retiró cuando se convirtió en madre. Recorremos con ella los escenarios de su día a día

Veronica Blume recorriendo Barcelona ABC
Laura Pintos

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A sus 40 años, Veronica Blume ha encontrado la paz y la felicidad gracias al yoga . Alejada de la moda, que la hizo famosa siendo una adolescente y la llevó a trabajar en Estados Unidos con los mejores diseñadores y fotógrafos, vive en las afueras de Barcelona con su hijo Liam, de 14 años, y dedica la mayor parte de su tiempo a dar clases y dirigir su propio espacio, al que bautizó The Garage, en el centro de la ciudad.

Hoy su distintiva mirada azul, que junto a su 1,77 de altura y a su delgada silueta germánica la convirtieron en modelo, ha ganado en profundidad y serenidad, fruto de su dedicación a «estar bien», ese mantra de moda que pocos alcanzan a hacer suyo y que ella se propone hacer extensivo a los demás a través de la enseñanza.

No reniega de los pasos que debió dar para llegar hasta aquí. Aunque «conscientemente no volvería a elegir ser modelo », cree que ser descubierta a los 16 y arrastrada por ese mundo de pasarelas, focos y revistas «fue perfecto para que hoy pueda estar donde estoy, entendiendo la vida tal como la entiendo».

Yo nunca me sentí modelo. Me vestían, me maquillaban y me hacían fotos, solo eso.

Lo que lo cambió todo fue la llegada de su hijo. «Con 25 años me quedé embarazada, decidí irme a vivir a Ibiza y dejar el mundo de la moda, pues no era coherente con mi manera de ser. Yo nunca me sentí modelo . Me vestían, me maquillaban y me hacían fotos, solo eso. Así que embarazada empecé a practicar yoga y a conectar conmigo misma desde una perspectiva infinitamente más sana que la mirada juiciosa de una modelo», confiesa.

No fue un camino corto. Aunque esta disciplina la ayudó «a hacer las paces conmigo misma» y enseguida comenzó a formarse para poder enseñar, no fue hasta hace tres años cuando por fin pudo abrir su propio centro en Barcelona. Allí da clases a diario y se siente dueña de su destino, que supo detectar mucho antes de que las famosas actuales redescubrieran el yoga y llenaran las redes de posturas y torsiones imposibles.

Blume, sin embargo, encuentra el lado positivo de esta moda. «El yoga no es la imagen de chicas guapísimas haciendo asanas en biquini en la playa. Pero si a través de esa ventana un pequeño porcentaje de gente llega a conectar con lo que es el yoga en verdad, me parece fantástico. Además, hay una situación social en la actualidad que lleva a la búsqueda de distintas técnicas de bienestar ».

Desde hace tiempo no come carnes rojas y cuida mucho su alimentación, otro tema que arrasa en las redes de la mano de los «superalimentos», los batidos y las dietas, pero huye de la obsesión. Está convencida de que, «cuando lo respetas, el cuerpo responde a todos los niveles , tanto físico como mental y energético, pero no creo que sea sano entrar en ninguna posición radical e inflexible. Hay que mantener cierta coherencia con lo que eres y con lo que puedes hacer, y tener flexibilidad».

A esta altura de su vida, no se apunta más a ninguna tendencia ni parece sentir la presión por la imagen que atormenta a otras famosas. Ella suele ir al natural y mostrarse sin filtros . «Los días que trabajo y me maquillo un poco la gente de mi entorno se ríe. Eso ya no forma parte de mi vida. Uno elige su realidad y tiene el poder de cambiar el sentirse victimizado por verse expuesto a esa presión por la apariencia», dice con convicción.

Blume tiene claro que si bien el yoga, su familia y su pareja son muy importantes para ella, « primero soy madre ». Su hijo está entrando en la adolescencia, una etapa «maravillosa» que para la exmodelo «te reubica a ti también, porque su mirada hacia la vida en lugar de hacia ti todo el tiempo te deja un espacio individual que antes no tenías». Con Liam, de cuyo padre se separó cuando el niño tenía un año, ha construido «una relación de mucha claridad, honestidad y respeto».

Una mente abierta

También le intenta transmitir seguridad y apertura mental, algo que ella aprendió gracias a su carrera internacional y a haber vivido en varios sitios, pero también como consecuencia de s us orígenes multiculturales (su madre es uruguaya; su padre, aunque alemán, se crió en Argentina; y ella misma nació en Alemania, pero de niña se trasladó a Barcelona). Ser inmigrante e hija de inmigrantes hace que a veces, lo confiesa, «me falte un poco esa sensación de raíces», pero por otra parte «me ha ayudado a tener una mentalidad abierta y poder estar en diferentes ámbitos con la misma presencia».

De la situación política en Cataluña, no obstante, Blume prefiere no opinar . «Vivo todo esto informada, por supuesto, pero no participo ni mucho menos me posiciono. Creo que me falta mucho por entender como para poder tomar ninguna decisión». De momento, la exmodelo dirige todo su interés a conocerse y a ayudar a los demás a conseguirlo de la mano del yoga, que para ella «es infinito y me va a dar para muchos, muchos años más».

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