El verdadero amor de Wallis Simpson no fue el Rey de Inglaterra, sino un plebeyo

Lo persiguió sin éxito incluso cuando ya se había convertido en duquesa de Windsor, según la reciente biografía de Andrew Morton

El Duque de Windsor y su esposa Wallis Warfield Simpson ABC

ABC.ES

Ya se sabía hace muchos años que Wallis Simpson , la mujer por la que el Rey Eduardo VIII de Inglaterra abdicó en 1936, tuvo un amante secreto. Según la información extraída de documentos de los servicios secretos británicos, se trataba de un vendedor de coches llamado Guy Marcus Trundle , «un tipo que presume de que todas las mujeres se rinden ante él», y con el que mantuvo «relaciones íntimas» al comienzo de su relación con el Príncipe de Gales.

Ahora, sin embargo, hemos conocido que el verdadero amor de Wallis Simpson no fue ni el monarca ni este amante, sino un plebeyo al que persiguió antes y después de que se hubiera convertido en la duquesa de Windsor . Lo cuenta Andrew Morton en una nueva biografía sobre esta norteamericana que se había divorciado dos veces cuando conoció al futuro rey inglés. Un romance que escandalizó a la conservadora sociedad británica de la primera mitad del siglo XX. Bien conocidas son fiestas y orgías, así como las aventuras que mantuvieron con personas de ambos sexo.

En «La historia de amor no contada de la duquesa de Windsor», Morton —autor también de la famosa biografía de Diana de Gales — cuenta que que Simpson trató de seducir a su «amor secreto», Herman Rogers, dos días antes de casarse con Eduardo VIII. Cuenta el libro que Simpson habría estado dispuesta a dejar al Rey por casarse con este «hombre atractivo, con cabello castaño, porte de atleta, graduado en Yale y felizmente casado».

Rogers y su esposa Katherine fueron quienes protegieron a Wallis Simpson cuando se produjo la crisis constitucional que ocasionó su noviazgo con el Príncipe de Gales. Estuvieron a su lado cuando huyó a Francia, mientras se estaba organizando su boda.

La oportunidad perdida

Su corazón, sin embargo, siempre estuvo con Rogers. Wallis y el Príncipe Eduardo se casaron finalmente el 3 de junio de 1937, pero ella nunca se olvidó de su amor secreto. Cuando Katherine murió de cáncer en 1949, tuvo su oportunidad, pero se cruzó en su camino otra pretendienta, Lucy Wann , quien consiguió casarse con Rogers un año después.

Según Andrew Morton, Wallis se quedó destrozada al recibir la noticia de su boda con Wann. Tanto que llegó a escribirle una carta antes de que le boda tuviera lugar, en la que le suplicaba: «No hagas nada hasta que llegue. Firmado: Tu ángel de la guarda». El telegrama, sin embargo, no causó el efecto deseado y la ceremonia se celebró en la fecha prevista.

La ira de Wallis —que permaneció casada con Eduardo VIII hasta el día de su muerte— fue tan grande que como regalo de bodas le entregó «lo que un Windsor le daría a una doncella», en palabras de Morton. Es decir, una bolsa de paja. El día del enlace, celebrado en una villa cerca a Cannes, la princesa de Windsor llegó vestida con un traje blanco, en contra del protocolo, para quitarle protagonismo a la novia. Y durante el cóctel, por si no fuera suficiente, llegó a amenazarla: «Te haré responsable si algo le sucede a Herman. Él es el único hombre que he amado», le dijo en un momento en el que se quedaron solas.

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