Valeria Mazza «Enseño a jóvenes modelos a hacerse respetar»

La top argentina, que celebra sus 20 años de matrimonio, desvela su vocación de maestra

JOSÉ RAMÓN LADRA
Angie Calero

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Valeria Mazza tenía 19 años cuando aterrizó en Milán, procedente de Rosario (Argentina), con la intención de ganarse la vida como modelo. La oportunidad le llegó cuando a Gianni Versace le falló una top poco antes de presentar una colección y ella se apresuró a responder a una llamada desesperada que le instaba a acudir a una prueba con el fallecido diseñador. Desde entonces, han transcurrido casi tres décadas: «Era mi primer gran desfile y Gianni confió en mí . Después trabajamos mucho juntos y tengo recuerdos muy lindos», comenta la modelo argentina a ABC. « Giorgio Armani también es un ser extraordinario», añade. Este 2018, Valeria Mazza y el empresario Alejandro Gravier celebran sus 20 años de matrimonio, y fueron precisamente Armani y Versace quienes diseñaron sus vestidos de novia: «Versace para la ceremonia civil y Armani, para la religiosa». Fruto de estos años de «amor, respeto, admiración y proyectos en común» nacieron su cuatro hijos: Balthazar (18), Tiziano (15), Benicio (13) y Taína (10).

La más pequeña ha viajado con sus padres hasta Madrid, donde Valeria Mazza tenía que presentar su nueva colección de complementos y lacas de uñas, que se distribuyen a través de la tienda online del festival Starlite , que cada verano se celebra en Marbella. Durante su entrevista con ABC, Taína entra y sale de la sala. ¿Cómo se educa a tres niños y a una niña en la igualdad? «En casa todos tenemos las mismas obligaciones. Mis hijos deben saber que para ser independientes tienen que hacer de todo. Yo les enseño a planchar, cocinar, lavar, coser... Para que no tengan que depender de una mujer», afirma Mazza, a lo que su hija añade: «A mí me divierte mucho lavar los platos y cuando me dicen que no puedo fregar o cocinar, me enojo». «Todos podemos hacer de todo, no depende del género» , continúa Mazza abrazando a la cría.

Mazza desfilando para Versace en 1997 REUTERS

No echa de menos aquellos 15 años que estuvo sobre las pasarelas, aunque los recuerda como «una época maravillosa». Ahora Mazza compagina algunos editoriales de moda con su firma de complementos y sus clases en la Universidad de Diseño de Palermo (Buenos Aires), donde imparte unos cursos sobre modelaje y, así, satisface una vieja vocación: la enseñanza. «No hace falta estudiar para ser modelo, se lo digo el primer día a las chicas, pero el mundo de la moda avanza muy rápido y cuando tienes la oportunidad, hay que estar preparada».

Los límites

Mazza también invierte su tiempo en «una escuela de un barrio muy pobre de Buenos Aires», donde trabaja con adolescentes de 13 a 15 años. «La intención de este curso no solo es descubrir modelos, sino que las chicas aprendan a conocerse, a quererse y a respetarse, para después hacerse respetar». Asegura que el problema de la violencia de género en Argentina solo puede atajarse a través de la educación. «Nosotras debemos encargarnos de que se respeten nuestros límites, pero en esta lucha no tenemos que perder nuestra feminidad : yo quiero que un hombre respete a la mujer, pero también espero que sea galante. Me encantan los hombres caballeros. No me siento menos mujer porque un hombre me abra la puerta o me invite a cenar».

Y hablando de límites, lo único que a Mazza le ha incomodado en su años de profesión han sido los desnudos. «Tenía 19 años, acababa de empezar y temía que no me volvieran a llamar si me negaba. Es parte de mi trabajo -recuerda-. También me ofrecieron desnudarme para ‘‘Playboy’’ y dije que no . Jamás pensé que me estuvieran acosando por ello».

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