Hollande y Trierweiler, en 2012
Hollande y Trierweiler, en 2012 - REUTERS

Trierweiler responde a Hollande sobre su alusión a los «sin dientes»

Su exnovia asegura que el presidente francés se refirió de manera despectiva a la gente humilde

CORRESPONSAL EN PARÍS Actualizado: Guardar
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Enrolado como figura carismática en el legendario CD Alcoyano, por aquello de la moral, François Hollande ha vuelto a enzarzarse con una de las tres mujeres de su vida en una oscura disputa sobre la condición de los pobres de misericordia en la Francia de principios del siglo XXI.

Cuando los sondeos insisten en que el jefe del Estado cuenta con más del 80% de opiniones negativas entre la opinión pública, instalado en el podio del presidente más impopular de la V República, Hollande se ha embarcado en una suerte de «precampaña» electoral declarando al semanario «L’Obs» (socialdemócrata) «estar dispuesto» a afrontar el «balance» de su mandato presidencial.

Al mismo tiempo, el presidente ha aceptado la publicación de un libro de confidencias –«Un presidente no debería decir eso», es el título– concedidas a dos periodistas del vespertino «Le Monde», con el fin de «reconstruir» su imagen.

Tres mujeres

Entre otras menudencias, Hollande habla con aparente franqueza sobre sus tres compañeras: Ségolène Royal, ministra de Ecología y madre de sus cuatro hijos; Julie Gayet, su actual amante, y Valérie Trierweiler, la exnovia con la que entró en el palacio del Elíseo y de la que fue desalojada.

Tras traicionarla con Trierweiler, Ségolène está hoy en aparente olor de santidad presidencial. Hollande asegura sentir por ella mucha «ternura» y «comprensión». Sobre Gayet, Hollande descubre tensiones imprevisibles: la amante desearía una suerte de reconocimiento público, que el jefe del Estado no está dispuesto a conceder, al menos por ahora.

Y con pulida hipocresía, Hollande desmiente unas frases que Trierweiler puso en su boca, en un libro de memorias de examante despechada, refiriéndose a la gente humilde de manera despectiva como los «sin dientes». En la literatura clásica francesa – desde los moralistas del XVII y XVIII a Víctor Hugo en «Los miserables»– se llaman «sin dientes» a los pobres de misericordia, desdentados y vagabundos callejeros, errantes en la gran ciudad buscando comida por las esquinas, como perros sin amo. En sus conversaciones con los periodistas de «Le Monde», Hollande niega haber utilizado la expresión «sin dientes» en un tono «despectivo». Rápida como un rayo vengador, Trierweiler se ha apresurado a responder vía Twitter, publicando un sms que le habría enviado Hollande, hace años, aludiendo a los «sin dientes» en un contexto entre irónico y «chistoso».

La polémica tiene mucho de irrisorio, pero ilumina la triste situación política y personal del jefe del Estado. Cuando decide anunciar su posible entrada en campaña, vuelve a estallarle en la cara la polémica de los pobres de misericordia. Con una tremenda temeridad, Hollande comienza la posible andadura de una eventual candidatura a la reelección liándose él solo con sus alusiones a sus problemáticas relaciones con tres mujeres.

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