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Bernardo Caprotti, su segunda mujer , Guliana Albera, y su hija Marina Sylvia - ABC

El «rey de los supermercados» italianos deja a su secretaria 75 millones de euros

Germana Chiodi recibe la mitad de los ahorros del empresario Bernardo Caprotti, fallecido el 30 de septiembre

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Hasta ayer nadie la conocía en Italia y hoy todo el país habla de ella, tras aparecer su imagen en las primeras páginas de los periódicos con este titular: «La secretaria de los 75 millones de euros». Esta es la cifra que Germana Chiodi (68 años) ha recibido en herencia de su difunto jefe, uno de los personajes más ricos de Italia y conocido como el «rey de los supermercados»: Bernardo Caprotti, fallecido el pasado 30 de septiembre a los 90 años, fundador y propietario de Esselunga.

Germana Chiodi es una señora reservada, de pocas palabras, una estajanovista que se pasaba el día en su despacho situado en el cuartel general de la cadena, cerca de Milán.

Con apenas 20 años entró a trabajar en el departamento de contabilidad de Esselunga; con el tiempo, se convirtió en secretaria, asistente, mano derecha y alter ego de Caprotti, «Il Dottore», como todo el mundo lo conocía. Con dos hijos fruto de su primer matrimonio y una hija del segundo, Bernardo Caprotti, dedica en su testamento a la «señora Germana» el último capítulo, el que cierra múltiples páginas en las que detalla el legado de sus villas, castillos, colección de pintura, muebles, coches, barcas y el archivo familiar, con una rica biblioteca de 4.000 volúmenes. Comandó un imperio con 152 grandes supermercados, que factura 7.200 millones de euros al año, con 22.000 dependientes y que en la última década ha acumulado ingresos netos, según Mediobanca, por valor de 2.200 millones de euros.

El testamento no tiene nada de frívolo o improvisado. Caprotti lo ha dejado todo bien atado, hasta en sus más mínimos detalles. Por ejemplo, dona al Louvre un cuadro de Manet, «La Virgen del conejo blanco», a condición de que el museo parisino acepte que el óleo sea colocado junto al original sobre ese tema, el que pintó Tiziano en el 1.530.

El magnate italiano ya le había hecho a Germana un «regalo» de 10 millones de euros entre el 2006 y el 2009. Muy estimado por sus dependientes, a los que ha premiado siempre por su fidelidad, ha agradecido en el testamento a Germana Chiodi «su extraordinaria ayuda prestada durante años. Ella tiene custodia del riquísimo archivo que narra también las muchas y dolorosas batallas familiares, además de las empresariales», al tiempo que especifica que le deja la mitad de sus ahorros depositados en Credit Suisse y Deutsche Bank, que ascienden a 150 millones. En total, 75 millones para la secretaria, que se quedarán en 69 tras pagar el impuesto de sucesión, y la misma cantidad a repartir entre cinco sobrinos). Además, a Germana le asigna dos cuadros del pintor barroco Mario Nuzzi.

Quienes conocen los entresijos de Esselunga reconocen que Germana ayudó con habilidad a que Caprotti comandara en su imperio hasta el final de sus días. «Fue una histórica colaboradora del propietario, con influencia en la selección de otros directivos. Si Esselunga es hoy un coloso se debe también a ella. Defendió a Bernardo Caprotti frente a todos, incluso cuando éste tuvo muchos problemas con sus hijos», afirman empleados. Así pues, Germana tiene bien merecida la suculenta herencia dejada por Caprotti.

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