La romántica cena de Cristiano Ronaldo y su novia en Madrid

La pareja se deshizo en besos y carantoñas en un restaurante de la Milla de Oro de la capital

MADRID Actualizado: Guardar
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Once de la noche. El bullicio y el ambiente festivo se apoderan de los numerosos locales de la calle Jorge Juan de Madrid, a pesar de ser lunes. En la barra del restaurante Amazónico, jóvenes, y no tan jóvenes, esperan a que les asignen su mesa para cenar, hasta que de repente todos las miradas se clavan en la puerta. Cuchicheos, caras de asombro y cierta incredulidad. Sí, es él. Cristiano Ronaldo irrumpe en el local de la mano de su nueva novia, Georgina Rodríguez. El futbolista viste un jersey de cuello vuelto negro, chupa de cuero y botas de ante marrón. Lo que más llama la atención de su look son los destellos de sus pendientes y sus anillos.

Ella luce un abrigo gris y unas altísimas sandalias negras.

En cuestión de segundos, un puñado de clientes se arremolina en torno a él mendigando una foto. No es su día de suerte.«Cristiano no se va hacer fotos con nadie, respetadle, por favor», espeta un responsable de seguridad. Les acompaña otra pareja, su íntimo amigo Ricky Regufe y su novia Claudia Dinis. Ocupan una mesa central del establecimiento, para sorpresa de muchos. «En el reservado hay una modelo, y como no sabíamos que venían no hemos podido conseguir otras mesa», comenta uno de los responsables del local.

Cristiano no pierde el tiempo. Ni jet lag ni cansancio acumulado. Unas horas después de aterrizar en Madrid el lunes, tras una intensa semana en Yokohama (Japón), donde conquistó el Mundial de Clubes, se citaba con su chica, una dependienta morena de 21 años nacida en Jaca, a la que conoció el pasado mes de junio en una tienda de Gucci de la Milla de Oro. Aunque al principio se esforzaban por no ser fotografiados juntos, la pareja ya no se esconde, como demuestra el hecho de acudir a uno de los restaurante más de moda de la noche capitalina.

La velada arranca con unas copas de tinto. Para abrir apetito toman una crema de maíz y enseguida pasan a la carne, la especialidad del local. Cristiano sabe que son muchos los clientes que están pendientes de él, pero ello no frena sus constantes muestras de cariño hacia su chica. Besos, miradas cómplices y caricias. No toman postre, pero alargan la velada conversando con la otra pareja de amigos con los que comparten mesa y mantel.

Alrededor de la una de la madrugada piden la cuenta. Cristiano saca un fajo de billetes, pero al final paga con tarjeta. Dan las gracias a los camareros que les han atendido y abandonan el restaurante. Al salir es fotografiado por varios paparazis antes de montarse en su flamante Rolls-Royce Ghost blanco. Lleva una marca de carmín en la mejilla.

Cuatro meses de relación

La pareja, que comenzó a salir en septiembre, se ha vuelto inseparable durante los últimos meses. Hace una semanas acudían juntos al concierto final de gira Sirope Vivo, de Alejandro Sanz, y unos días después, la nueva integrante de las WAG del vestuario blanco ya pululaba por el palco del Santiago Bernabéu junto a la madre del futbolista, María Dolores dos Santos Aveiro, y su hijo, el pequeño Cristianinho, con el que se mostró muy cariñosa en todo momento.

Tras una larga soltería salpicada de constantes rumores que le han relacionado con varias modelos y actrices, el astro portugués parece haber encontrado la estabilidad junto a una mujer sencilla que en cuestión de meses ha pasado del más absoluto anonimato a vivir continuamente bajo los flashes y las miradas indiscretas.

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