Roberto Torretta: «No me rindo a que la Reina Letizia lleve mi ropa»

El diseñador cumple 20 años en la Semanade la Moda de Madridy lo celebra posando con dos de sus musas

MADRID Actualizado: Guardar
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Unos entran y otros salen de la Semana de la Moda de Madrid, pero siempre nos quedará Roberto Torretta. El diseñador de origen argentino cumple veinte años en la fashion week, pero, como cantaba Gardel, «Veinte años no es nada».

Debutó en la antigua Pasarela Cibeles en 1996, cuando esta desembarcó en Ifema. Y nunca más se ha bajado de ella. «No he faltado a ninguna edición. Estamos hablando de veinte años, cuarenta colecciones... es una barbaridad», reconoce el creador mientras ultima los detalles de la colección que presentará este domingo en la Mercedes-Benz Fashion Week: «Es mejorable, como todo, pero sigue siendo el mejor escaparate que tenemos para enseñar nuestro trabajo», añade.

Torretta se mueve como en casa en su taller de la calle Fereluz, en el corazón del madrileño barrio de Tetuán.

La flor y nata patria va a diario hasta allí en sus coches con cristales tintados para hacerse la ropa a medida. La filántropa Casilda Aguirre Cabanyes de Prado, mujer del empresario Manuel Prado y Eulate, y la galerista y coleccionista de arte Aina Nowack, exmujer de Federico Sainz de Vicuña Bemberg, revolotean por el estudio probándose algunas de las prendas que se presentarán mañana. «Llevo doce años vistiendo de Torretta. Lo que más me gusta de él es que hace ropa atemporal, pero con ese punto de moda, de tendencia, que necesitamos las mujeres. Yo me hago trajes de vestir que luego uso de día, y viceversa. Roberto me permite jugar con la ropa, mezclarlo todo. Hace un prêt-à-porter que en realidad es alta costura porque te queda como un guante», explica Casilda, que coordina el voluntariado de la fundación de Alicia Koplowitz.

La princesa Wanda de Ligne, Inés López-Quesada, Elena Mora-Figueroa, Pilar González de Gregorio... no hay gran dama de la alta sociedad vernácula que no pase por el taller la calle Fereluz. Aunque Torretta también viste a estrellas del cine y la televisión (Silvia Abascal, Toni Acosta, Juana Acosta), modelos ( Nieves Álvarez, Mar Flores) y escritoras (Lola Suárez, Ana García-Siñeriz). Solo hay una mujer que se ha resistido a la magia de sus líneas puras y sencillas. «A mí me encantaría ver a la Reina Letizia con ropa de Torretta, creo que debería variar un poco de diseñador. Se lo he ofrecido, pero es muy complicado. Tiene una agenda dificilísima para hacerse pruebas de vestuario, pero no lo descarto, no me rindo a que lleve algo de Torretta. Creo que le encajaría perfectamente. Insistiremos...», dice.

En realidad no hay un tipo de mujer Torretta, hay muchos. «Tenemos líneas muy diferentes: a medida, prêt-à-porter y una segunda marca. Abarcamos todo el abanico de posibilidades. Siempre me imagino a una mujer femenina, elegante y urbana. Me gustan las cosas simples, que no quiere decir que no estén elaboradas. Cosas muy bien hechas: buenos tejidos, buenos patronajes y buena confección», explica el creador.

«Roberto es clásico y sexy a la vez. Y esa es una mezcla complicada», señala Aina Nowack, que suele utilizar la ropa del argentino para sus vernissages (inauguraciones). «Llevo más de una década vistiendo de él y no me canso porque con Roberto el fondo de armario es infinito y versátil», añade esta espectacular jerezana que ha vivido 17 años en Argentina y que ahora expone a grandes artistas latinos, como Grillo Demo o Manuel Amestoy, en su casa-galería.

Salida de la crisis

La celebración es doble para Torretta: dos décadas sobre la pasarela madrileña y un año de éxitos. «Hemos pasado algunos años durísimos, pero 2015 ha sido el de la recuperación. Cuando la economía va mal, lo primero que la gente deja de comprar es ropa; y cuando las cosas van mejor, es lo último que vuelve a comprar. Ahora, por suerte, las cosas van bien», reconoce. La empresa ha cambiado mucho en el último tiempo, «hasta el punto de que ni yo mismo la reconozco».

Los talleres de Torretta ya elaboran cuatro colecciones al año en lugar de dos, además de lanzar colecciones «cápsula» para reforzar las ventas, y la mirada de los comerciales está puesta en el mercado internacional. «Vendemos más fuera que dentro y estamos investigando canales nuevos de comercialización. Mi hija, María, se encarga de explorar los nuevos mercados. Ya estamos en Estados Unidos., Francia y Latinoamérica, que es un sitio natural para una marca española», apunta.

María Torretta es la última incorporación en la empresa familiar. «Llevamos bien lo de trabajar juntos, pero es difícil porque hay exceso de confianza», reconoce Roberto. Su esposa, Carmen Echevarría, es la otra mitad del negocio. «Mi mujer y mi hija tienen mucho carácter, pero por suerte empujamos todos para el mismo lado», aclara el diseñador. Mañana se verá el resultado de ese delicado equilibrio entre familia y trabajo. «Hacemos un esfuerzo bestial para estar en la fashion week. Tú piensa que en quince minutos enseñamos el trabajo de seis meses, y lo hacemos en vivo, con el riesgo que eso conlleva. Pero estamos seguros de que gustará».

No hay leitmotiv para la colección, pero sí guiños a los gustos del diseñador. «Me encantaba David Bowie, crecí con él. Es uno de los grandes artistas del siglo XX: hizo música, cine, moda, de todo. Así que le haré un pequeño homenaje. La música del desfile será un cañón, puro Ziggy Stardust», adelanta. ¿También elige la música? «Sí, estoy en todo, aunque me gustaría poder delegar más. Ya son muchos años y quiero que mi hija María haga más cosas. Ya las está haciendo. Necesito aportes nuevos para evolucionar». Mientras tanto, María Torretta no para de cerrar flecos para el show del domingo. Las grandes damas pueden dormir tranquilas porque la maison Torretta tiene sucesora.

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