Las pruebas de ADN de Manuel Benítez «El Cordobés» carecen de validez jurídica

Aunque confirman que es el padre de Manuel Díaz, al haber sido realizadas fuera del procedimiento legal, sólo constituyen un «indicio positivo», según fuentes consultadas por ABC

MADRID Actualizado: Guardar
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El pasado mes de febrero, Manuel Díaz presentaba una demanda de paternidad contra Manuel Benítez «El Cordobés» para obtener el reconocimiento definitivo por parte de su padre. Dos meses después, las dudas respecto a su filiación comienzan a disiparse. El diestro ha obtenido los resultados de la prueba de ADN. «Coinciden en un 99,9%», ha declarado en exclusiva a la revista «¡Hola!», que hoy publica una extensa entrevista con el torero. No obstante, este test constituye sólo una pequeña victoria, ya que carece de validez jurídica al haber sido realizado fuera del procedimiento legal. Según fuentes expertas consultadas por ABC la prueba constituye «un indicio positivo». Ese 99,9% pertenece a la servilleta y al cepillo de dientes incautados por un detective privado en la investigación llevada a cabo por Díaz.

Una vez realizada esta prueba, la Justicia debería citar al demandado para que se sometiera también al test de ADN. «En el caso de que se niegue constituiría un punto a favor de Díaz. Las pruebas al haber sido realizadas por un detective privado también podrían repetirse», aseguran a este diario. Es decir que el camino aún es largo hasta que logre una victoria definitiva.

Ésta no es la única noticia que ha hecho tambalear los cimientos de la familia de El Cordobés padre. «¡Hola!» viene con un segundo bombazo informativo bajo el brazo. Manuel Benítez se ha separado de su mujer, Martina Fraysse, tras cuarenta años de matrimonio. «A mi padre le veo abandonado y solo, y me da pena porque yo, a mi manera, le quiero» desvela Manuel. «Si mi padre viene a casa, le pongo un cuarto». Aunque no guardan ninguna relación, Manuel tiene alguna noticia de dónde se encuentra su padre ahora. «Lo último que sé de él es que lleva casi un mes en la finca de unos amigos, que se ha ido allí solo».

Durante este tiempo que ha durado la batalla judicial, Manuel ha encontrado en su esposa, Virginia Troconis, y sus hijos el mejor de los apoyos. Y es que calificó esta etapa como una de las más duras de su vida. Cuando aún desconocía los resultados de las pruebas, publicó en su cuenta de Instagram dos imágenes en blanco y negro de él y su padre cuando eran más jóvenes. Como dos gotas de agua. «A veces los genes te juegan una mala pasada y quien no quieres que se parezca a ti, se parece más que los que quieren parecerse. Cosas de la vida. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Yo estoy en el mío. ¿Y tú?», escribió el diestro. Unas duras palabras dirigidas a su padre.

En esta historia de traiciones hay otra clara damnificada. Y ésa es Martina Fraysse, la francesa que el 11 de octubre de 1975 le daba el «sí, quiero» a Manuel Benítez en Palma del Río (Córdoba). La boda fue todo un acontecimiento dada la popularidad del torero. Fruto de ese amor nacieron cinco hijos: la mayor, Maribel, precisamente vino al mundo en el 68, el mismo año en el que nacía Manuel Díaz nacía.

La esposa de Manuel Benítez «El Cordobés» siempre ha renegado del papel cuché. Tal y como explicó a ABC Córdoba en 2009, en una de las escasas entrevistas que ha concedido, nada quiere saber de la prensa rosa: «Respeto a la gente que vive de la farándula, pero creo que es un comercio en perjuicio de ellos. La vida privada de los seres es sagrada» comentaba.

La otra mujer que cierra el círculo de este novelesco relato es María José Díaz González, la madre de El Cordobés hijo. María José conoció al maestro de Palma del Río a mediados de la década de los 60, cuando él estaba en la cumbre de su carrera taurina y ella trabajaba en la casa de unos amigos del torero, en la madrileña calle de Alcalá. En aquel tiempo, él ya conocía a Martina. Según el fotógrafo taurino Pepe Rubio, «la francesita que le tenía enamorado le prohibió que tuviera ninguna relación con ella y con el niño», en referencia a Díaz. Cuarenta años después, se cierra un capítulo.

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