El príncipe Harry, hoy de 31 años, soltero y sin oficio al margen de sus ocupaciones en la casa real
El príncipe Harry, hoy de 31 años, soltero y sin oficio al margen de sus ocupaciones en la casa real - REUTERS

El príncipe Harry lamenta no haber hablado durante 28 años de la muerte de Diana

Recuerda que la depresión también golpea a veces a miembros de la familia real

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El 31 de agosto de 1997, Diana de Gales murió en un accidente de coche en el túnel del Alma de París junto a su amante, Dodi Al-fayed. El siniestro conmocionó a la sociedad británica, con unos alardes sentimentales que acabaron con la imagen de los ingleses como un pueblo frío y contenido en sus emociones. La última que mantuvo el recogimiento emotivo tradicional fue la Reina, pero le costó las críticas de la prensa tabloide y, aconsejada por el primer ministro Blair, hubo de volver a Londres desde Balmoral para sumarse al luto nacional.

Pero quienes vivieron la parte más dura de todo aquello fueron dos niños, William, de 15 años, y Harry, de 12, que súbitamente perdían a su madre, a la que su padre más bien detestaba.

El príncipe Harry, hoy de 31 años, soltero y sin oficio al margen de sus ocupaciones en la casa real, ha hablado por primera vez de lo que le supuso aquel golpe. Confiesa que optó por cerrar sus sentimientos y que durante 28 años de su vida jamás habló del tema. Ahora le pesa: «Realmente me arrepiento de no haber hablado de aquello. Está bien sobrellevar el sufrimiento, pero siempre que puedas hablar de ello. La auténtica debilidad es tener un problema y no reconocerlo y no solventarlo», medita el príncipe del pelo rojizo con un cierto tono psicoanalítico.

Los comentarios los hizo en el transcurso de una recepción en el Palacio de Kensington -donde vive con su hermano, su cuñada y sus dos sobrinos George y Charlotte- para apoyar a la fundación Cabezas Unidas, fundada por él mismo junto con los Duques de Cambridge. La organización quiere dar apoyo a las personas con problemas de salud mental, un tema que en el Reino Unido preocupa enormemente, porque están yendo muy a más.

En la recepción participaron deportistas británicos de éxito que han pasado por periodos de depresión, con Rio Ferdinand, ex jugador del Manchester United y la selección inglesa; la ciclista Victoria Pendleton o la atleta Kelly Holmes, ambas medallistas olímpicas. Harry comentó que «los deportistas de éxito sufren depresiones igual que todo el mundo, incluidos miembros de la familia real».

«Es muy fácil ver a alguien como Rio Ferdinand y decir: ‘Te pagan todo el dinero del mundo, eres un jugador de fútbol de éxito, tienes los coches más rápidos’. Pero al final perdió a su esposa en una etapa temprana de su vida con ella. Y por supuesto sufrió, no importó que tuviese un trabajo increíble», explicó Harry, con el exfutbolista a su lado. Rio, padre de tres hijos, enviudó el año pasado al morir de cáncer su mujer, Rebecca.

Conversando juntos ante las cámaras, el deportista preguntó a Harry por su pérdida y fue cuando el príncipe le confesó que hasta hace tres años en cierto modo se negaba a asumirla, negándose a hablar de ella.

Curiosamente, Harry, pese a su pasado díscolo y sembrado de polémicas, es ahora mismo el personaje más popular de la familia real entre los británicos. Ha contribuido a hacerlo popular su labor con los veteranos de guerra, con los que promueve una competición deportiva para soldados mutilados. Tras dejar el ejército, Harry dice que busca un nuevo trabajo, pero pasan los meses y no acaba de aparecer algo que le guste.

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