El Príncipe Alberto diseña el Mónaco del futuro

El Principado quiere «robar» al Mediterráneo entre 300.000 y 350.000 metros cuadrados, con el fin de construir un complejo urbanístico futurista en su bahía

Alberto de Mónaco junto a su esposa, la princesa Charlène GTRES

Juan Pedro Quiñonero

Monte Carlo tienen muchos atractivos: las mejores naranjas y la mejor discoteca de la Costa Azul, «Jimmy’z»; las mariposas nocturnas que pululan por el Casino y el bar del Hotel de París; el más rentable de los distribuidores de coches Bentley de Europa; la fundación Francis Bacon ; uno de los mejores museos oceanográficos del mundo; un gran premio Fórmula 1 … millonarios y multimillonarios se dejan seducir por otra tentación muy erótica: la fiscalidad…

Más de un 30 % de los 38.000 residentes oficiales en Mónaco -que tiene una superficie de apenas 2 kilómetros cuadrados- son millonarios. Otros 2.700 millonarios están esperando oficial u oficiosamente un permiso de residentes. Hacia el 2026, en el diminuto principado residirán unos 16.500 millonarios o multimillonarios.

El principado de los Grimaldi, desde el siglo XIII, tiene una de las densidades demográficas más altas del mundo. Su población de ricos, muy ricos y mega ricos es igualmente excepcional.

¿Qué hacer para dar cobijo, vivienda, servicios, y recreo a esa población ultra adinerada? El príncipe Alberto II tuvo hace muchos años -antes de la muerte de su padre, el príncipe Rainiero - una idea «revolucionaria»: «robar» al Mediterráneo entre 300.000 y 350.000 metros cuadrados, con el fin de construir un complejo urbanístico futurista, en la bahía de Mónaco, entre la reserva acuática de Larvotto y la reserva natural de Spéluges. La gran crisis del 2007/2008 dio al proyecto un parón que duró varios años, para volver a a relanzarse el 2013/2014. Ahora está entrando en su nueva fase: limpiar y dragar los fondos submarinos de las aguas territoriales de Mónaco , con el fin de comenzar la construcción de los cimientos del futuro complejo urbanístico, con financiación pública y privada, en la que participarán varios fondos de inversiones europeos y norteamericanos.

Una máquina de dragado en la bahía de Mónaco

El príncipe Alberto II decidió, en su día, que el nuevo Mónaco del siglo XXI tendría una vocación «ecologista» y «medio ambiental» , sin perder sus atractivos fiscales. Ese nuevo Mónaco será parcialmente submarino y la futura ciudad será la prolongación marina de la antigua fortaleza medieval, dentro de unos años.

Mientras tanto, esas perspectivas y los encantos tradicionales del principado han vuelto a relanzar el precio de la vivienda, que ya oscila entre los 50.000 y los 100.000 euros el metro cuadrado. Mientras el Mónaco del siglo XXI sigue construyéndose, lentamente, con delicados trabajos de limpieza y draga de los fondos submarinos, antes de comenzar a echar los cimientos de una ciudad futurista, consagrada a los negocios y el arte de vivir más millonario y cosmopolita, el viejo principado sigue renovando sus distintas ofertas de lujo, ocio y voluptuosidad, al precio fuerte.

La prolongación marina de Mónaco es uno de los proyectos más ambiciosos y «revolucionarios» de la historia del principado. El príncipe Alberto I inició la gran modernización de finales del XIX y principios del XX, el «descubrimiento» del «turismo» de los ultra ricos, no solo nobiliarios. El príncipe Rainiero transformó una herencia hipotecada y amenazada, hacia 1945, en un fabuloso «imperio» familiar. El príncipe Alberto II ha comenzado a transformar esa mítica herencia familiar en una ciudad - Estado de nuevo cuño. «Robando» 300.000 o 350.000 metros cuadrados al mar, Mónaco consolida su puesto en la nueva geografía del lujo y el ultra lujo mundial.

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