Pilar González de Gregorio y Flavia Hohenlohe
Pilar González de Gregorio y Flavia Hohenlohe - ABC

Las primeras damas de las subastas

Un cara a cara de las titulares de Christie’s y Sotheby’s en España

Madrid Actualizado: Guardar
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Nos encontramos en plena campaña de primavera, el momento en que las grandes casas de subastas de Nueva York, Ginebra o Londres se preparan para sorprender a coleccionistas e inversores de todo el planeta con piezas de ensueño: tesoros de la pintura, desde los grandes maestros a los impresionistas; joyas históricas, muebles emblemáticos... En este contexto, ABC organiza un cara a cara con Pilar González de Gregorio y Flavia Hohenlohe, dos de las personas que, en España, mejor conocen sus entresijos.

Ambas tienen múltiples coincidencias: su pertenencia a dos grandes estirpes aristocráticas y con parentescos cruzados (Pilar, a la casa de Medina Sidonia; Flavia, a la de Medinaceli); un estilo sobrio y elegante, y mucha clase, de la cabeza a los pies.

Por coincidir, tienen hasta el mismo tono en el teléfono. Comparten la pasión por el arte y las antigüedades, y juegan en el mismo terreno profesional, aunque en bandas diferentes: Pilar González de Gregorio es chairman en España para Christie’s y Flavia Hohenlohe es la presidenta en nuestro país de Sotheby’s.

¿Cómo han llegado hasta aquí?

Flavia- En mi caso, yo he hecho un poco de todo. Estuve en la delegación diplomática española en Viena, ciudad en la que también estudié Traducción e Interpretación. De vuelta a Madrid, trabajé en un banco vendiendo bonos y acciones a clientes internacionales, algo que me recuerda al sistema de las pujas por teléfono. Estuve un año en Christie’s de Londres y, hace doce, entré en Sotheby’s. He colaborado en varias ONG’s y soy la responsable de dirigir las subastas benéficas en nombre de Sotheby’s en España. También he sido comisaria en varias exposiciones.

Pilar- ¡Flavia me dobla la edad...la laboral, por supuesto! (Risas). Yo llevo seis años y medio en Christie’s, mucho menos que ella... Entré en contacto con el arte porque tuve en mi vida a un gran coleccionista, que precisamente vendió sus obras a la firma que represento. Vivía en París en aquel momento y colaboré con la galería de arte Berés, especializada en estampas japonesas. Pero mi gran vocación es escribir. He escrito una novela y he sido columnista en revistas. También he intervenido en asuntos de protocolo y durante cinco años he formado parte de los Amigos del Museo Romántico, organizando estupendos ciclos de música. Hasta que Juan Varez me propuso entrar en Christie’s. La verdad es que me lo estuve pensando durante tres meses, pero ahora estoy encantada. Me interesa muchísimo este trabajo aunque, eso sí, ya no tengo tiempo para la escritura. Entre mi casa de Soria y la organización de bodas ajenas, que se me dan mucho mejor que las mías… pues, qué quieres que te diga (Pilar se ha casado tres veces: con Rafael Márquez, VIII conde de las Torres; con Tomás Terry y con Joaquín Soriano Villanueva).

Cada año se producen ventas fabulosas. En su terreno, ¿aún queda lugar para las sorpresas?

Pilar- Siempre hay casos asombrosos, piezas que están ocultas durante generaciones y, que de repente, salen a la luz. Son emocionantes estos descubrimientos.

Flavia- Pero las decepciones también son frecuentes. Hay gente convencida de la autoría de una pieza y acaba llevándose un gran chasco. Hoy en día tenemos más herramientas, conocimientos y tecnología para autentificar. Hace poco, en una biblioteca de Francia descubrimos, escondidos entre portadas de la revista «Vanity Fair», 33 grabados originales de Goya de la serie «Tauromaquia».

¿Qué aconsejan a un novato en una subasta?

Pilar- Que no tenga miedo. Lo importante es que se marque un limite, aunque esto vaya en contra de nuestros intereses. La emoción que despierta una subasta es similar a la de apostar en una carrera de caballos, así que recomiendo que se asesore y que aclare todas las dudas.

¿Y a la hora de empezar a coleccionar?

Flavia- Que recorra ferias, galerías, exposiciones... Yo empezaría por invertir en grabados o fotografías, que son más económicos que la pintura. Pero también es importante sentir de corazón, no pensar en que la pieza se vaya a revalorizar en un futuro. La ventaja del mercado del arte, más allá de ser un negocio, es que se disfruta.

Si tuvieran que elegir entre todos los tesoros de sus respectivas casas familiares, aquellos que más les llamaron la atención durante la infancia, ¿con qué se quedarían?

Flavia- No conocí el Pazo de Oca (La Estrada, Pontevedra) hasta bastante más tarde, pero de Casa Pilatos (Sevilla) sin duda me quedaría con la Capilla, por ser la zona más antigua y la única con elementos góticos. Recuerdo en la Sacristía una imagen del Cristo de Medinaceli que me fascinaba y, a la vez, me daba un miedo horrible.

Pilar- Me encanta la casa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y si tuviera la oportunidad, eligiría un retrato de Juan Carreño de Miranda de la Reina María Luisa de Orleans. Esa obra transmite mucho de aquella mujer francesa que tenía una gran dignidad, pero también padecía una tremenda soledad. Tampoco puedo olvidar algo de mi familia que está en el Museo del Prado, gracias a una donación: unos retratos de Goya realmente magníficos, entre ellos el del Marqués de Villafranca, el Duque de Alba y el XV Duque de Medina Sidonia, apoyado en el clavicordio con la partitura de Haydn.

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