Rivera, Sánchez e Iglesias, en el debate del pasado lunes
Rivera, Sánchez e Iglesias, en el debate del pasado lunes - AFP
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Políticos, tres maneras de llevar la camisa blanca

Tres mosqueteros en campaña. Analizamos el estilismo de Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Madrid Actualizado: Guardar
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El atuendo masculino occidental en momentos de seriedad es -por antonomasia y desde hace siglos- el traje oscuro con camisa blanca. Se trata de un invento paneuropeo, que nació con la llegada de los Habsburgo a España.

El color negro es herencia de Carlos I de España que tuvo que estar de luto casi permanentemente durante su reinado, debido a las muertes de sus tíos y primos de las familias reales de casi toda Europa. Gajes de familia numerosa. Felipe II lo consagró como color oficial y a partir de entonces y hasta la llegada de los Borbones de Francia, fue el color «real» para los caballeros españoles.

En el siglo XIX, al atuendo negro de origen español se le unió el blanco de las camisas de Holanda, indicativo de limpieza y austeridad.

Y así se configuró el traje masculino actual. Está claro que muchos de estos elementos siguen imperando, si bien en la actualidad, el código de vestir se ha dulcificado: ahora se llevan trajes oscuros pero se tiende a elegir el azul marino o incluso el azul más claro, de tono similar al azafata o Klein. El gris, la raya diplomática y el ojo de perdiz son otras alternativas, menos drásticas que el negro, color que se reserva a menudo para camareros, uniformes o entierros.

La camisa blanca ha dado paso ahora a una más actual de color azul claro casi imperceptible o bien, al vestir de sport, a camisas de rayas finas casi invisibles o cuadritos pequeños. Actualmente no es lo más habitual llevar unos vaqueros o un chino con una camisa blanca, algo que resulta ligeramente demodé. Claro que cada cual es libre de elegir o de enviar un mensaje de un tipo u otro con su atuendo. Y eso es lo que hacen Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias.

Pedro Sánchez, con chaqueta oscura

Cada uno a su modo y manera. Sánchez reconoció en el programa de Bertín Osborne que había elegido la camisa blanca porque estaba de campaña y no tenía suficientes camisas, con lo que recurrió a su hermano, que le prestó solamente camisas blancas de sport (claro, las que no quería para él). No es mala explicación pero preocupa que este hombre, de aspecto bonachón, preste la misma atención a todos los detalles y decisiones. En la reunión-debate de los tres «tenores de la izquierda» del otro día, Sánchez combinó la camisa abierta con un traje de chaqueta azul tan oscuro que parecía negro. O le faltaba la corbata -que no se puso a propósito- o debería haber aligerado el traje haciéndolo más casual. Pero cada uno es dueño de sus decisiones. Esto es un simple análisis, no una recomendación.

Con traje de chaqueta y corbata

Rivera escogió el atuendo más formal, habitual de los empleados de servicios y banca: el uniforme del español medio para ir a la oficina y el histórico traje de la derecha. Su dos piezas era de un azul más claro que el de Sánchez, más alegre y actual, completado con una discreta corbata azul. El yerno ideal de todas las madres no podía defraudar.

Sin chaqueta y con pantalones «sport»

Iglesias, en cambio, se presentó con su habitual estilo de mangas de camisa remangadas, un estilismo contemporáneo y natural, si bien quizás algo desenfadado para un debate sobre el que va a dirigir España. La cercanía, a veces, puede resultar como el tuteo inesperado: moderno, pero poco respetuoso y -desde luego- nada conocedor del protocolo en el entorno profesional.

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