Paula Echevarría y David Bustamante, durante la cabalgata de los Reyes Magos en 2016
Paula Echevarría y David Bustamante, durante la cabalgata de los Reyes Magos en 2016 - EFE

Paula Echevarría y David Bustamante firmaron una cláusula de «no agresión» en caso de divorcio

Ellos callan, mientras se filtran detalles de sus múltiples crisis. Quieren proteger sus carreras

MADRID Actualizado: Guardar
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«En mi casa pasan cosas». De esta manera tan críptica Paula Echevarría (39 años) trataba ante los medios el asunto que esta semana ha convulsionado a la prensa del corazón: su ruptura con David Bustamante (35 años), con quien se casó el 22 de julio de 2006 en la Basílica de Covadonga (Asturias). Lo cierto es que en el entorno más cercano de la pareja se confirma la separación, derivada de una última crisis que estalló hace tres meses, y se califica como «improbable» una reconciliación. «Ni terceras personas ni nada por el estilo. Se trata del desgaste de una convivencia que ha durado más de la cuenta, seguramente por el bien de su hija Daniella (9) y por no perjudicar sus respectivas carreras», explica a ABC un amigo común del cantante y la actriz.

«Si algún día ocurre eso que dicen, nosotros lo diremos», añadía el pasado miércoles Paula, dejando entrever la posibilidad de que se emita un comunicado conjunto.

Pero, ¿ cuál es la verdad tras la inesperada revelación? Mientras que los protagonistas se resisten a abrir la boca, las informaciones se suceden. Y, como suele ocurrir cuando se trata de dos famosos, seguidores y detractores de uno y otro toman posiciones.

Hasta el momento, parece que Bustamante es quien sale peor parado. «Por eso -explica una persona de su círculo más íntimo-, no me parece justo que ahora se estén cebando con él. Tendrá sus cosas, y de vez en cuando se ha ido de fiesta, pero eso no justifica ciertas informaciones que se han vertido». Según confirma a ABC esta fuente próxima al cantante cántabro, «Paula y David llevan años con problemas de convivencia. Han pasado muchas crisis, algunas con salidas de la casa de uno o del otro de forma temporal. Pero hasta la fecha las superaban. Hace algo más de tres años pactaron y firmaron ante notario unas cláusulas en caso de divorcio, donde además se estipulaba todo lo relacionado con su hija Daniella. También se acordaba un pacto de silencio y de no agresión, con el fin de que sus carreras profesionales no se vieran perjudicadas por un divorcio controvertido». Pese a sus esfuerzos, la polémica está servida.

Demasiada pasión

En cuando se conocieron, David Bustamante y Paula Echevarría iniciaron una relación dominada por la pasión. El cantante salía de un tormentoso noviazgo con Begoña Alonso, quien le denunció por malos tratos. El caso quedó archivado antes de llegar a los tribunales, aunque anímicamente supuso un duro golpe para David, cuya vida había dado un giro radical tras su paso por « Operación Triunfo».

Como nunca se le dieron bien los estudios, había comenzado a trabajar como obrero en la empresa familiar, en un empeño de Tito, su padre, de que espabilara y se ganara la vida. Mientras que su hermano Igor sacaba adelante la carrera de Empresariales, a David los libros se le atragantaban y prefería encaramarse al andamio en San Vicente de la Barquera, su localidad natal. Pero aquel subidón de fama de «OT» tuvo que digerirlo de golpe: el delirio de sus fans casi era incontrolable, hasta el punto que más de una vez aparecían chicas escondidas bajo la cama de los hoteles donde se alojaba cuando estaba de gira. «David no siempre supo gestionar ese cambio de vida y por eso dio algún bandazo», explica la misma fuente.

Crecimiento y refinamiento

Junto a Paula llegó la paz y la estabilidad emocional. «La pareja creció junta. Los dos se refinaron y cuidaron sus respectivas imágenes, pues Paula en aquellos tiempos no era la mujer elegante que es hoy. Tuvieron a Daniella y se volvieron locos de alegría, sobre todo David, que es muy niñero. Él ha sufrido mucho con la negativa de Paula a tener más hijos», continúa.

El hecho de que años atrás firmaran unas cláusulas adelantándose a una posible ruptura no significa que su matrimonio haya sido una farsa. «Cada vez que David proclamaba abiertamente en las entrevistas su amor por Paula, era sincero», insiste esta persona del entorno del cantante. «Sentía en la necesidad de decirlo para que ella lo escuchara, sobre todo cuando atravesaban una crisis. Él trataba de reconducir todo», añade.

En cuanto a la «diferencia de caracteres», quien conoce la intimidad de la pareja admite que David es espontáneo y básico en muchas cosas, aunque con un corazón enorme. «Muchas discusiones se producían porque a veces se iba de fiesta con otro amigo músico y eso no le gustaba a Paula», afirma.

En cuanto a la actriz, su imagen de mujer diez es algo que viene trabajándose desde años atrás. Cuando la revista «Elle» la fichó para abrir un blog, en noviembre de 2010, el contrato era de una cantidad irrisoria frente al de hoy en día. Esa colaboración llegó después de los contenciosos que tuvo con la revista «Diez Minutos», del mismo grupo editorial que «Elle», a la que demandó por un titular en una portada -«Frío fin de semana de Paula y David en Londres»-, en referencia a sus problemas conyugales. Al final se llegó a un acuerdo para evitar el juicio.

Una casa en común

La protagonista de «Velvet» es dueña de un fuerte carácter. Sus padres, especialmente su progenitora, Elena Colodrón, siempre han estado muy presentes en su vida familiar, instalándose con frecuencia en el chalé familiar de Villafranca del Castillo (Madrid). Esta casa es el único bien que comparten: el 80 por ciento de la propiedad es de Bustamante, frente al 20 por ciento de Echevarría. La razón es que, cuando la adquirieron, había una sustancial diferencia económica en los ingresos de él y los de ella. Al parecer, David también es quien estaba al frente de todos los gastos familiares. Hace tres años pusieron la vivienda a la venta, pero no recibieron ninguna oferta que les interesara. Bustamante, por su parte, es dueño de la casa de San Vicente de la Barquera en la que residen sus progenitores.

«En el domicilio conyugal ha habido un baile de empleadas domésticas: al menos, han tenido a ocho diferentes en todo este tiempo», comenta otra conocida de la familia, al tiempo que añade que Paula no encontraba a la persona de confianza. «Con la familia de David la relación nunca ha sido ideal. Los padres de él, cuando están en Madrid, prefieren vivir en un piso alquilado que hay cerca de la casa de su hijo, mientras que los de Paula siempre se instalan con su hija», comenta a ABC un vecino.

Si, tal y como parece, el comunicado de divorcio se emite, no se espera batalla económica alguna, puesto que se casaron en régimen de separación de bienes. De momento, las partes ansían una Semana Santa en paz, periodo que Paula pasará en Candás (Asturias) y David en Cantabria, ambos disfrutando por turnos de Daniella. A la vuelta, y como dice la propia Echevarría, veremos si el tiempo pone todo en su sitio.

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