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Ocho reglas absurdas del mundo laboral

Aquí van unas cuantas normas absurdas que los jefes deberían pensar en ir eliminando

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¿Hay mejor manera de machacar la moral de los trabajadores que mantener todo un decálogo de normas absurdas en la oficina? Tener normas inútiles, estúpidas o directamente draconianas dictando cómo deben comportarse, vestirse y sentirse los trabajadores en el espacio de trabajo y fuera de él parece ser la estrategia de muchos superiores. Si tienes un jefe horrible, probablemente hayas pasado tiempo bajo una especie de tiranía arbitraria y sin sentido (o igual tienes suerte, tu jefe es estupendo y estás leyendo este artículo por curiosidad), así que ya sabrás que a algunos superiores les gusta mantener a sus subordinados a raya, y no hay nada como una serie de normas absurdas y rígidas para ello.

Por supuesto, si has trabajado bajo el mando de una de estas de personas ya sabes que las reglas estrictas muchas veces no favorecen la productividad o la profesionalidad sino que más bien fomentan resentimiento y rechazo hacia la dirección de la empresa.

Cierto es que en una oficina, o cualquier espacio de trabajo, tiene que tener normas y orden. Sea un restaurante, una empresa de telecomunicaciones o un estudio creativo, se tiene que garantizar la profesionalidad y establecer un código de comportamiento que distinga lo correcto de lo incorrecto. Si eres un adulto con algo de experiencia en el mundo laboral sabrás que las reglas son algo universal y por lo general bastante razonables.

Lleva tu uniforme debidamente, si te lo exigen. Sé puntual. Sé justo con los turnos y las prioridades de tus compañeros de trabajo cuando cojas vacaciones y avisa con antelación de cualquier cosa que les pueda afectar, como una prueba médica para la que tienes fecha. Estos son ejemplos de normas totalmente comprensibles y lógicas con las que cualquier trabajador puede convivir. ¿Pero las normas que intentan imponer tu estilo de vida fuera del trabajo, o cómo debes comportarte o hablar? Eso cruza una línea.

Aquí van unas cuantas normas absurdas que los jefes deberían pensar en ir eliminando… aunque es probable que no se apliquen a muchos trabajos y te tocará seguir lidiando con ellas.

1. Nada de trabajo a distancia

Muchos trabajos te obligan a permanecer en un espacio de trabajo concreto, con sus horas diarias de atasco, trenes y autobuses, cuando muchas veces ni siquiera es necesario. Entonces, ¿por qué no hay más empresas que apuesten por el trabajo a distancia para aquello que se puede realizar desde un ordenador con conexión a Internet? La mayoría teme un déficit de productividad en el trabajo, aunque algunas están empezando a adoptarlo para trabajos concretos. Si pudieras trabajar desde casa al menos dos días por semana, te ahorrarías dinero y tiempo en transporte y podrías gestionar tus horas de trabajo para poder encargarte de recados o de trámites pendientes.

2. Horarios inflexibles

Si la norma anterior es un clásico, ésta no se queda corta. Si, como cualquier otro trabajador, tienes que estar a las 8 o las 9 de la mañana hasta las 17 o las 18h, sabes que la vuelta a casa puede ser un verdadero infierno. ¿Qué tal una salida escalonada del trabajo para ahorrarnos estés y tiempo? Muchos trabajadores siguen demasiado pegados al horario tradicional de 9 a 5 como para considerar otras opciones, ¡pero existen!

3. Nada de comida o bebida

Esta norma no es común para muchas empresas (permiten el tentempié en la mesa con tal de que no te levantes del sitio) pero sí son suficientes como para incluir esta norma en nuestra lista. Cuando trabajas de cara al público o con clientes, el sentido de esta norma es obvio. En otros casos, es lógico que tus compañeros de trabajo (o tus superiores en el organigrama de la empresa) no quieran ver migas o manchas de café encima de la mesa. Pero no permitirte una triste bebida o una barrita energética sin tener que levantarte del sitio resulta absurdo y contraproducente y hace el día de trabajo largo y poco estimulante.

4. Justificantes médicos hasta por un catarro

La política de muchas empresas respecto a la justificación de las faltas por razones médicas está cambiando, pero la idea de tener que justificar hasta el más mínimo malestar a veces resulta más odioso para el trabajador que la propia dolencia. Para algunos, un día de falta médica significa incluso una reducción de salario a final del mes, y si se trata de un problema a resolver por vía de un seguro médico privado (como una endodoncia), una merma de los ahorros. Si te ves en una situación similar y te ves justo para llegar hasta el próximo salario, una buena solución para evitarlo es recurrir a préstamos personales rápidos.

5. Normas rígidas respecto al afeitado

Nada ayuda a un hombre a pensar, ser productivo, estar relajado y hacer más ameno su día como atusar su barba…. Bueno, igual no tanto. Pero muchos jefes se empeñan en imponer un código de cuidado facial completamente estricto y anticuado a sus empleados todavía a día de hoy. Una cosa es que uno deba mantener una higiene mínima y no convertirse en un personaje llamativo de la oficina, como es obvio y comprensible para cualquier empleado, y otra cosa es que se imponga por norma el modelo Don Draper para todos los hombres.

6. Informes de rendimiento

Los informes de rendimiento, anuales o semestrales, son por lo general conflictivos de por sí y la mayoría de jefes y responsables de Recursos Humanos abusan de su uso para argumentar subidas salariales y ascensos – o la falta de éstos- con argumentos que muchas veces son bastante más subjetivos de lo que puede parecer. O simplemente no te quieren pagar más y lo utilizan como sistema de defensa para congelar tu sueldo. Por suerte, cada vez son más las empresas que utilizan otros criterios para medir la valía de sus trabajadores y su rol en un equipo de trabajo, que muchas veces no queda reflejado en este tipo de informes.

7. Códigos de vestimenta

Otro terreno pantanoso en el que meterse cuando hablamos de los códigos de conducta de una empresa: la vestimenta de sus trabajadores. Si trabajas de cara al público o tu trabajo exige un uniforme concreto, no hay nada que decir. Pero si eres el técnico de informática y trabajas en la última esquina de la empresa… ¿de verdad son necesarias la corbata y la camisa por debajo del cinturón, o los tacones si eres mujer? A muchos empresarios les gusta la idea de que todo el mundo aparente profesionalidad, pero para algunos trabajadores el hecho de tener que gastarse una buena partida de presupuesto en vestidos, trajes y camisas de calidad no es lo más atractivo cuando no es necesario.

8. Descansos establecidos

Si has tenido trabajos en los que tienes que cogerte el descanso a una hora determinada, conoces el placer que da poder irte a andar 5 minutos, fumarte un cigarro o ir al baño cuando te apetezca. Por lo general, la mayoría de trabajos no necesitan de un horario tan estricto (aunque, como en todo, hay excepciones) y los trabajadores suelen ser más productivos si pueden descansar cuando lo necesitan en lugar de cuando se lo imponen.

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