ERNESTO AGUDO

Navidad en la embajada

Las tradiciones cristianas se repiten cada año, pero cada país las adapta a su manera. Tres legaciones diplomáticas en España nos abren sus puertas para contar cómo viven estas fiestas

MADRID Actualizado: Guardar
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Italia y el «Cenone»

La embajada italiana se encuentra en el antiguo palacio de los marqueses de Amboage, en Madrid, construido en 1914 y adquirido en 1940 por el estado italiano.

El embajador Stefano Sannino (imagen), oriundo de Nápoles, pasa su primera Navidad en España y se ha ofrecido para acompañarnos en un paseo por los salones de la sede diplomática, decorados para la ocasión de un modo muy tradicional, con el clásico abeto con bolas grandes en azul y plata, situado en el imponente hueco de la escalera, y con los centros de amarillis rojos y ramas secas con bolas doradas en composiciones realizadas por la floristería Mar & Gio.

Para estas fechas, el embajador nos aconseja una lectura, convertida en película de animación, casi obligada para los niños en Italia, «La Freccia azzurra», al tiempo que nos describe las tradiciones más destacadas de su país.

El Nacimiento es una costumbre muy arraigada en la cultura italiana; tanto, que el coleccionismo en este ámbito es grande. Y de todos los belenes o pesebres, los mas sobresalientes son los napolitanos del siglo XVIII, que llegaron a España durante el reinado de Carlos III. Todavía hoy existe una calle en el viejo Nápoles que se llama San Gregorio Almeno, donde se agrupan todos los artesanos que realizan las figuritas y las decoraciones de los belenes, según la costumbre del XVIII: personajes populares, los Reyes Magos y los pastori con la indumentaria de ese siglo. En ocasiones, se introducen elementos más contemporáneos: escenas grandes con decorados sofisticados, ruinas, casitas, luces, cascadas... En Italia, la tradición manda que el Nacimiento napolitano se monte el día de la Inmaculada (8 de diciembre) y se mantenga puesto hasta la Candelaria (2 de febrero).

Por otra parte, y aunque cada vez se ha normalizado más la costumbre de regalar el día 25, lo verdaderamente especial es el personaje de la Bruja Befana, que es la encargada de repartir los regalos la madrugada del 6 de enero entre los niños que se han portado bien, dejándoles carbón a los que se han portado mal. Similar a lo que sucede en España.

Durante la Nochebuena se prepara una cena familiar, el «Cenone», a base de antipasti, pasta y pescado, además de dulces y turrón. En Nochevieja, casi todos despiden el año desde el balcón, aunque en Sicilia van más allá: incluso, arrojan objetos y muebles.

El colorido colombiano

MAYA BALANYA
MAYA BALANYA

La residencia del embajador de Colombia se encuentra en un antiguo palacete de Chamberí, que perteneció en su día a los marqueses de Torneros y del que dicen que cuenta hasta con un fantasma.

Aída Furmanski, esposa del embajador, es una apasionada por las artesanías y gran defensora de las de su país. Para recibir a ABC, no ha dudado en vestir de fiesta una mesa para 20 comensales, con los mejores trabajos manuales de Colombia, preparándonos también una demostración de su riquísima tradición culinaria navideña. «En mi país hay alrededor de un millón de artesanos que viven de estos trabajos y procuramos potenciarlos».

La Navidad comienza oficialmente en Colombia -nos va relatando la embajadora- con la Fiesta de las Velitas el 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada; luego, le siguen las Novenas, nueve días antes de la Navidad, cuando las familias se reúnen para comer, cantar y rezar. «Son típicas estas comidas donde no pueden faltar las natillas con canela, las sachiras a base de queso y harina horneadas, como una galleta; las frutas típicas, como el mango o el coco, que usamos para todo. Con la hoja de plátano, envuelta a modo de sobre, se forman los tamales, que son como una empanadilla. Típico también es el dulce de cascos de guayaba, que tanto aparece en los libros de García Márquez; y el lulo, una fruta que parece escarchada, pero que es un cítrico acido con el que se hacen zumos, compotas y confituras», explica Aída.

En Nochebuena se cena normalmente pavo, perniles de cerdo, buñuelos y natillas. Aunque, según la zona de Colombia que se trate, «también cocinamos el ají con tres tipos de papas, con pollo, mazorca, aguacate, alcaparras... Celebramos todo, hasta Reyes. Colombia es un país muy católico».

En el precioso comedor de la embajada, ha montado la mesa con telas de hamacas tejidas a mano, a modo de manteles; cubertería antigua de plata y una magnífica vajilla «pintada a mano, con todos los pájaros del país, realizada en Antioquía». Como salseras, emplean los totumos, unas calabazas tratadas y forradas en papel de arroz. También podemos ver en la colorida mesa los tamos o los canastos wuerregue, realizados con la palma del mismo nombre. Por último, están los cestos tejidos de rollo. Como apoyo para las fuentes, se han colocado sobre los aparadores unos bancos tallados de madera, con formas de animales y que se denominan «bancos pensadores», destinados en su origen para los chamanes.

Suecia espera a Jultomten

JOSÉ RAMÓN LADRA
JOSÉ RAMÓN LADRA

La embajada de Suecia ocupa, desde hace mas de 110 años, el antiguo palacete construido por Don Joaquín de la Torre a finales del XIX. El embajador, Lars-Hjalmar Wide, lleva dos meses al frente de la legación. Está casado con una española, por lo que habla un perfecto castellano que, según él, salpica de algunas simpáticas incorrecciones, como decir que en Suecia «condecoran» los árboles de Navidad. «Así que avisadme si empiezo a condecorar», ruega entre risas.

La tradición en Suecia -nos cuenta- comienza varias semanas antes de Navidad. Concretamente el primer domingo de Adviento, que este año tocó el último de noviembre. Entonces se empieza a encender un candelabro de solo cuatro velas a medida que van pasando los domingos.

Más tarde llega el día de Santa Lucía. Se conmemora el 13 de diciembre y es una mezcla de tradición pagana y católica en memoria de Santa Lucía de Siracusa. En todos los rincones del país se celebra una fiesta en la que niñas y niños vestidos con túnicas blancas y cinturones de espumillón desfilan cantando canciones de Navidad. Abre el desfile una joven con una corona de velas en la cabeza.

Antaño, cuando llega la víspera de Navidad lo tradicional era que las familias fueran al bosque a coger la rama o el abeto mejor, para adornar los hogares. Los abetos son siempre naturales, pero los adornos varían, pues cada familia tiene su propia tradición. «Mis adornos personales -dice el embajador- se han quedado en Suecia. Nosotros teníamos siempre un adorno en cada país, una mezcla de los distintos sitios del mundo por los que hemos pasado». Los niños también hacen manualidades que se cuelgan o incluso galletas.

Durante la Navidad en las zonas rurales, y en tiempos pasados, la gente empezaba a preparar lo que iban a cenar, con la matanza del cerdo durante el otoño. El día de los regalos es el 24, que se organiza en las casas con una gran cena, a base de productos del cerdo y sus derivados, también pescado ahumado como arenques o angula, además de pavo.

Los regalos los suele traer Jultomten, una versión de San Nicolás, pero no como el americano. «En Suecia ese personaje era el guardián de los bosques y de las casas, un señor muy viejo con barba, aunque no vestido de rojo, que llevaba un saco a la espalda lleno de regalos y que entra llamando a la puerta», explica Lars-Hjalmar. La última de las tradiciones, y la más reciente, es que a las tres de la tarde y desde hace más de 40 años, se repite en televisión la misma película navideña del Pato Donald.

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