La mejor recepcionista del mundo es española

Se llama Sofía Barroso, tiene 27 años y acaba de ganar el trofeo que entrega una poderosa asociación internacional de directivos de hoteles

Madrid Actualizado: Guardar
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Pues sí, resulta que por primera vez en más de dos décadas la mejor recepcionista de grandes hoteles del mundo es española. Se llama Sofía Barroso, tiene 27 años y trabaja desde hace dos en el hotel Villa Magna de Madrid. ¿Cuál es el secreto de su éxito? «Ser resolutiva, tener carisma y empatía», responde. «También es importante la rapidez en solucionar situaciones difíciles sobre la marcha», añade mientras enseña el David Campbell Trophy, el codiciado trofeo que entrega anualmente la poderosa asociación «Amicale Internationale des Chefs de Réception et Sous Directeurs des Grands Hôtels».

El concurso cuenta con una parte teórica en la que un jurado de cinco expertos examina al concursante sobre cuestiones como la gestión de reservas, el trabajo en equipo y las tarifas.

«Después se escenifica un juego de roles –sigue contando Sofía–, una especie de reality donde tú estás en la recepción sola y en las condiciones de hotel lleno y llegan dos huéspedes ficticios que te plantean supuestos que hay que solucionar».

Un recepcionista de hotel es realmente su tarjeta de presentación, lo primero que te encuentras y el último que te despide. Sus deberes abarcan el registro de entradas y salidas de los clientes, la entrega de llaves, la realización de reservas por teléfono o por correo electrónico, la preparación de recibos y el cobro de las facturas. Deben responder preguntas de los huéspedes e intentar solucionar sus quejas y esto implica agilidad, creatividad y rigurosidad.

Barroso, la nueva ganadora mundial, es diplomada en Turismo y máster en Dirección Comercial y Marketing con seis años de experiencia en el sector, tres trabajando en el Cumberland Hotel de Londres y desde hace dos en el Villa Magna. Nuestra española fue elegida entre quince candidatos de hoteles tan emblemáticos como el Burj Al Arab de Dubái, el Baur au Lac de Zúrich o el Ritz Carlton de Singapur. «El premio –nos cuenta– no tiene dotación económica y además hay que devolver el trofeo, pero el año que viene formaré parte del jurado que lo otorga y me han regalado un máster en hostelería valorado en 3.000 euros en París».

Las pruebas que le pusieron, reconoce la galardonada, no fueron muy difíciles, «de hecho aquí en el hotel nos enfrentamos a situaciones peores a diario». «Lo más raro que me ha ocurrido en la recepción fue una vez que un cliente vino solo al hotel y me pidió dos habitaciones. Le pregunté si iba a utilizar las dos y me contó que había exhumado el cadáver de su padre y que no podía dormir con las cenizas en el mismo cuarto». Desde entonces Sofía prefiere no hacer ciertas preguntas.

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