Boda real de Inglaterra

Meghan Markle y el Príncipe Harry cumplen su sueño

Pasada la una y media del mediodía, la pareja se convertía en marido y mujer

Sigue en directo la boda real de Inglaterra

Vídeo: El Príncipe Harry y Meghan Markle se dan el «sí quiero» EP
Ana Mellado

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A pesar de no ser una ceremonia de estado, la Casa Real británica no ha escatimado en nada a la hora de poner el broche final a la historia de amor de Harry y Meghan. Una boda que ha vuelto a poner de manifiesto que los ingleses saben cuidar bien esa marca global en la que han convertido a su Familia Real . Eso sí, la de hoy ha sido una celebración diferente, con un barniz de modernidad y multiculturalidad hasta ahora nunca visto. Meghan Markle lidera una pequeña revolución dentro de la Familia Real . Y los tres símbolos que lo evidencian han sido su llegada en solitario, el intenso y comentado sermón del reverendo Michael Curry y la actuación del coro góspel.

Sobre las 12.30 horas (hora española), aparecía en la capilla de San Jorge el Príncipe Enrique, vestido de uniforme militar, acompañado de su hermano el Príncipe Guillermo . Los miles de personas que se concentraban ante las pantallas instaladas por la ciudad estallaban en júbilo y emoción. Y esto solo era el comienzo. Tras el novio, entraban en el castillo de Windsor el Príncipe Carlos y su esposa la duquesa de Cornualles y finalmente la Reina Isabel II , con su marido el Duque de Edimburgo.

Meghan emprendió el camino a la iglesia en un Rolls-Royce Phantom IV . Lució un sencillo vestido firmado por Givenchy que le quedaba algo amplio y que evidenciaba los nervios que ha atravesado las últimas semanas. Dentro a Harry le delataba la mirada. Rostro aniñado y ojos de enamorado. Intercambiaba alguna palabra con su hermano para templar los nervios.

Meghan enfiló el camino hacia el altar con su rostro velado . Entró sola, un gesto que ha sido interpretado como una celebración del feminismo y la independencia de la mujer. La arropaban solo los pequeños pajes reales , encabezados por los Príncipes Jorge y Carlota. A mitad del pasillo, tomó el brazo del Príncipe Carlos quien finalmente la llevó hasta su hijo Harry. Miradas de complicidad. Él visiblemente más desbordado por la emoción que ella. Aunque la única que derramó alguna lágrima fue la madre de Meghan, Doria Ragland . Los Windsor, fiel a su estilo, impasibles y sin exhibir sentimientos. Solo algún gesto raro ante el extenso y sentido sermón del reverendo afroamericano Michael Curry , que de forma involuntaria se convirtió en uno de los protagonistas del oficio religioso. «El doctor King tenía razón; debemos descubrir el amor, el poder redentor del amor. Cuando lo hagamos haremos de este viejo mundo un mundo nuevo», dijo parafraseando a Martin Luther King. A medida que avanzaba el discurso, subía el volumen de voz y forzaba más los gestos hasta un punto en que algunos miembros de la Familia Real, incluida la Reina Isabel II, exhibieron gestos de desaprobación.

La presencia del reverendo Curry no ha sido el único guiño hacia los orígenes afroamericanos de la novia. La interpretación del «Stand by me» de Ben E King por el coro góspel ha sido otro de los momentos más emotivos, pero que también rompía con la tradición de todo lo visto hasta ahora.

A las 14.00 horas finalizó la ceremonia y los recién casados tomaron el coche de caballos para recibir el calor del pueblo, quienes les aguardaban desde primera hora de la mañana.

Fervor popular

Los ingleses sacaron este viernes sus cestas de mimbre de Fortnum&Mason, sus manteles de la Union Jack y las botellas de Pimms para disfrutar de una jornada festiva en la que no faltaron las lágrimas y algún que otro momento de tensión para acceder a las inmediaciones del castillo de Windsor. Se formaron largas colas en torno a los accesos fuertemente custodiados por la policía. Las miles de personas debían pasar bajo un arco de seguridad. Las pantallas repartidas por el recorrido se convirtieron en los puntos más codiciados para seguir la ceremonia religiosa mientras aguardaban el momento de la llegada del desfile nupcial . Desde primera hora centenares de familias con sillas de playa y mantas acamparon en las zonas verdes. El sol brilló con fuerza lo que animó a venir hasta 100.000 personas. «Hemos visto crecer a Harry desde pequeño y este momento no nos lo podíamos perder», cuenta Sam, una madre de cinco hijos, que han venido desde Londres.

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