Miriam Díaz Aroca, en 1993
Miriam Díaz Aroca, en 1993 - EFE

La mayor alfombra roja de España cumple tres décadas

Así vistieron las estrellas del cine español en las primeras entregas de los Premios de la Academia

MADRID Actualizado: Guardar
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Mucho ha distado nuestra alfombra roja de la tradicional cantinela de Hollywood, si bien las meteduras de pata se han cometido a ambos lados del charco. Y ahora que se alcanza la 31 edición de los Goya, revisamos cómo han cambiado los atuendos patrios.

En 1987 una elegantísima Doña Sofía vestida de largo, acompañó al Rey Don Juan Carlos a la primera entrega de los Goya. Por aquel entonces, los señores andaban «pez» con aquello del esmoquin, y ellas iban en un 90% de los casos vestidas de negro y con las cabezas «crepadas». El predominio del color que habían puesto de moda Carlos I y Felipe II siglos antes, quedaba de nuevo impreso en todas las retinas.

Sara Montiel, en el 98
Sara Montiel, en el 98 - EFE

Una de las pocas que inauguró con garbo los primeros Goya fue Sara Montiel. Aquel 17 de marzo de 1987 en el Teatro Lope de Vega de Madrid brilló con la personalidad que la caracterizaba. Era de las pocas actrices españolas con experiencia en Hollywood, y no escatimó en detalles, con un maquillaje de estilo Liz Taylor, un aderezo impresionante, vestido con transparencias y un abrigo de pieles blanco que la hacía destacar. Más de 10 años después, en 1998, lucía distinta con pelo frito, escote revelador y puro en la boca.

Pedro Ruiz recibe a Concha Velasco y Paco Marsó
Pedro Ruiz recibe a Concha Velasco y Paco Marsó - EFE

En las ediciones siguientes, los atuendos de las señoras se fueron haciendo más sofisticados: Concha Velasco lució un vestido largo de lunares en 1988, pero también era aceptable ir de corto, como hacía la elegante Charo Palacios, condesa de Montarlo, una casi irreconocible Mari Cruz Soriano o Lola Flores, con vestido corto de coctel con pedrería y abrigo de pieles de media caña.

En 1889 comenzó a imponerse el vestido largo de gala para ellas. Hay testimonios gráficos de una muy aparente Pilar Miró con chaquetón de pieles y de Maribel Verdú con un excesivamente despampanante vestido negro de brillos y volantes, con guantes largos. Teniendo en cuenta lo rocambolesco de los atuendos, el calzado era muy básico. Pocas señoras se salían de los clásicos zapatos de salón sin adornos. Aún quedaban varios años para que comenzase la «fiebre» de los zapatos «joya».

Era impensable ir sin medias por la noche en invierno. Y no había punto medio en los atuendos de gala. Verónica Forqué acudía cual princesa con falda globo y chaqueta de pieles a la gala de 1989, mientras que Marisa Paredes llevaba encima faldón negro, encajes, torerita y mantón, todo a la vez.

Ana Obregón y Miguel Bosé
Ana Obregón y Miguel Bosé - EFE

Quizá fue Carmen Maura en 1990, la primera que dio el toque justo, con su saber hacer en temas de guardarropa y su chic innato. Una guapa Ana Obregón, con vestido largo y capa negra, acompañó en esa edición a Miguel Bosé. Poco a poco, los atuendos se fueron aligerando: del vestido con falda voladora de Miriam Díaz-Aroca en 1992, al matador atuendo y peinado de Penélope Cruz en 1995. Comenzaba la verdadera alfombra roja española.

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