Julio Iglesias prepara un libro de memorias en su retiro de Ojén

Silencio absoluto. Esta es la orden emitida en el entorno de Julio Iglesias (73 años) desde que, días atrás, se conociera la intención del abogado sevillano Fernando Osuna de reabrir la demanda de paternidad interpuesta por Javier Sánchez (41 años) contra el cantante. Tras conseguir el ADN de un familiar directo del artista, cotejarlo con el de su cliente y demostrar que hay un 99,9 por cien de coincidencia, Osuna pretende repetir el éxito que obtuvo en el caso de Manuel Díaz contra Manuel Benítez «El Cordobés». «Queremos llevar el proceso ante la Justicia española», ha aclarado el que puede convertirse en el «azote» de Julio.

A diferencia de otros casos, este tiene la particularidad de que, en 1999, el Tribunal Supremo dictó una sentencia que tumbaba la victoria que Javier Sánchez en su día consiguió en un juzgado de Primera Instancia, tras la negativa de Iglesias a someterse a un test de paternidad.

Los abogados del cantante aportaron un extenso dossier, aunque faltaba la prueba fundamental: el ADN de los protagonistas. Ahora, ese ADN se ha obtenido «salvaguardando la cadena de custodia para que el juez lo tenga como indicio», explica Osuna. Y esta «cadena de custodia» se «salvaguarda» con las grabaciones en vídeo de todos los pasos dados para obtener las muestras orgánicas de dónde extraer el ADN.

Los cigarrillos de Miguel

Según han confirmado a ABC fuentes cercanas a la investigación, la persona a la que se ha seguido sería el hijo mayor de Julio y Miranda Rijnsburger (51), Miguel (19 años), quien ya vive fuera de los muros de la casa de Indian Creek y que por Miami tiene fama de rebelde e independiente. El joven fuma -se le ha visto en varias fotografías con el paquete de tabaco en la mano- y parece que son sus colillas las que han dejado la pista. «Entrar a recoger basura de los domicilios de Julio o de sus hijos Enrique (42), Chábeli (46) o Julio José (44) es prácticamente imposible. En Estados Unidos no se permite dejar la basura en la calle, y menos en esas urbanizaciones donde el acceso es impensable sin pasar por el control de seguridad. Los camiones de recogida tienen un horario programado, así que cuando llegan a la puerta de servicio de esas mansiones sale el empleado doméstico de turno llevando los carros hasta el camión, sin que nadie pueda acceder a su contenido», explica una persona que conoce bien el funcionamiento del domicilio del artista.

El contraataque

Lo cierto es que el silencio de Julio Iglesias es general en todo su personal de confianza, que no han querido comentar la nueva jugada de quien asegura ser su hijo. «Julio cuenta con una sentencia a su favor, que le costó mucho dinero en abogados. Ahora hará lo mismo si este caso se admite y un nuevo juez quiere llevarlo a los tribunales. No se quedará quieto. Siempre ha negado esa paternidad y pondrá a sus abogados a trabajar», aclara una persona de su entorno.

Todo este aluvión mediático ha sorprendido al cantante refugiado en su casa malagueña en Ojén, la finca que sufrió un grave incendio hace unos años y que se encargó de reforestar de nuevo. Sin focos ni micrófonos, Julio ha optado por aislarse con el fin de recuperarse de una dolencia de espalda que no acaba de superar.

En la reserva

Tras pasar por el quirófano y seguir varios tratamientos, lo cierto es que la espalda de Julio sigue siendo su talón de Aquiles. Trabajador incansable y adicto a los escenarios -«gano más dinero sentado en mi casa», ha declarado- este verano Julio no irá de gira como antaño: de hecho, se ha suspendido el concierto que iba a ofrecer en Montecarlo, un lugar donde siempre es muy bien recibido. Según él mismo ha reconocido, «este año no haré gira porque me reservo para 2018, cuando cumpla 50 años en la música».

Con su último disco aún reciente, «México & Amigos», Julio Iglesias hace una retirada «temporal» que llegará con sorpresa añadida: la publicación de sus memorias, en las que, según fuentes de su entorno, se encuentra trabajando. Será la primera vez que haga repaso de su vida y obra, coincidiendo con sus bodas de oro en la música. Al parecer, un conocido periodista, íntimo amigo suyo, es la persona que lleva meses a su lado y recopilando toda la información necesaria para culminar estas memorias autorizadas, que serán una suerte de legado. Cuentan amigos comunes que está muy ilusionado con este libro y más aún con regresar a la carretera en 2018.