Jerry Lewys posa para las cámaras en Cannes
Jerry Lewys posa para las cámaras en Cannes - EFE

Jerry Lewis, de un hospital en Las Vegas a un rodaje en Canadá

El nonagenario cómico, que se recupera de una infección de orina, sigue estrenando películas

Los Ángeles Actualizado: Guardar
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Hace cuatro años, cuando contaba con 87, Jerry Lewis llegó a Cannes para presentar en el marco de su festival de cine la película «Max Rose», en la que encarnaba a un viejo pianista de jazz que un mal día descubre la infidelidad de su esposa.

Durante su encuentro con los medios y cuando un periodista cuestionó si su faceta como director había alterado alguna vez su manera de interpretar, Lewis respondió: «No te escucho, ¿puedes hablar más fuerte?». Cuando el periodista repitió a gritos la misma pregunta, el anciano actor insistió con su sempiterna mueca cómica: «Ahora sí te escuché... Pero, ¿puedes hablar más alto?». Leyenda viva del Hollywood dorado, y uno de los mejores cómicos de la historia, evidenciaba de esta manera que su chispa seguía imbatible.

Esta semana se ha sabido, a través de un comunicado de su representante Candi Cazau, que Jerry Lewis ha sido hospitalizado en Las Vegas para tratarse de una infección de orina. La buena evolución de su estado de salud le llevará en breve a recibir el alta y viajar hasta Toronto (Canadá) para incorporarse a un rodaje. Recién cumplidos los 91 años, Lewis sigue en activo, por más de que su salud no siempre le acompañe. Enfermo de corazón, ha sufrido depresión y fibrosis pulmonar. Sin embargo, jamás se ha planteado una retirada que para él supondría caer en el más duro ostracismo. No en vano, está pendiente del estreno de su última película «The Trust», que rodó junto a Nicolás Cage y Elijah Wood.

Las raíces del cómico

Nacido en Newark (Nueva Jersey), en 1926, en el seno de una familia que le inoculó la pasión por el teatro -sus padres se dedicaban a las variedades- Jerry Lewis debutó en los escenarios junto a su íntimo amigo Dean Martin, en un espectáculo cómico con el que triunfó durante los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

A día de hoy, sigue siendo un icono internacional dentro del género de humor. Sólo Jim Carrey resistiría una comparación con él. Desde hace décadas reside, como no podía ser de otra manera, en Las Vegas, la ciudad que pusiera de moda junto a sus grandes amigos, el mencionado Dean Martin y Frank Sinatra.

El público norteamericano lleva siete décadas desternillándose con las bromas de Jerry Lewis, con sus caídas, sus irreverencias y su habilidad para la improvisación. Aplaudido por todos, mantiene vivo un estilo de interpretación que muy pocos han sido capaces de continuar. «Lo importante es emocionar, con la risa y con el llanto. En mi caso es la risa, nadie puede odiar a otro cuando se está riendo», escribió en su autobiografía «The Total Filmmaker».

Fin de la historia

Aquellos años junto a Dean Martin en «The Dean Martin Show» -estuvieron juntos de 1940 a 1956-, les consagró como una de las parejas más importantes de la comedia. Eran una suerte de versión norteamericana de Don Quijote y Sancho Panza, enraizados en Abbot y Costello. Martin era el elegante del dúo, mientras que Lewis ejercía de loco despistado, absurdo y excéntrico. Juntos triunfaron durante diez años y trabajaron en varias películas. Sin embargo, la mancuerna terminó rompiendo y en el club Copacabana de Nueva York compartieron escenario por última vez.

Fue entonces cuando se revalorizó como héroe de la comedia, el hombre orquesta capaz, con su ritmo feroz, de improvisar las bromas más sorprendentes. Autor de libros, director, productor, Lewis demostró su instinto para el éxito, para llegar a un público que le adoraba. Se adaptó a los cambios generacionales sin perder la conexión con sus admiradores desde años atrás. Títulos como «Lío en los grandes almacenes» o «El Ceniciento» (ambas cintas de 1960) y «El profesor chiflado» (1963) permanecen entre las mejores comedias de la historia del cine. Su irresistible éxito corrió en paralelo con una vida familiar bastante estable para los estándares del Hollywood de la época. Su primer matrimonio duró 38 años; tuvo 5 hijos y adoptó uno más. Volvió a casarse en 1983, y adoptó otra hija.

A partir de la década de los 70, Jerry Lewis fue perdiendo popularidad aunque jamás abandonó el mundo del espectáculo. En 1982 participó con gran éxito en «El rey de la comedia», de Martin Scorsese, y en los años 90 se atrevió con el musical «Damn Yankees» en Broadway.

Reconocido en 1984 con la Legión de Honor en Francia, un país que alabó especialmente su trabajo, o el León de Oro a toda su carrera de la Mostra de Venecia, en 1999, Jerry Lewis saca fuerzas de flaqueza para permanecer al pie del cañón. «A menudo, la diferencia entre la cordura y la locura, la supervivencia y el desastre, incluso la muerte, es una simple risa. Es la válvula de seguridad emocional del ser humano. Si no fuera por el humor, el hombre no sobreviviría emocionalmente», escribió en su libro. Ahora, tras su convalecencia hospitalaria vuelve al cine por la puerta grande. Su público le sigue esperando.

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