Madame Yumiko en su academia, adscrita a la Asociación Japonesa de Tacones Altos
Madame Yumiko en su academia, adscrita a la Asociación Japonesa de Tacones Altos - AFP
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Japón adora los tacones

Una nueva hornada de academias enseña a las niponas, habituadas a un calzado plano, a caminar con altísimos stilettos. Creen que favorece la autoestima

Madrid Actualizado: Guardar
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«Las japonesas andan como patos», declaraba Madame Yumiko de la JHA, según narraba hace un par de días The Telegraph. La JHA (Japan High Heel Association) –Asociación Japonesa de los Tacones Altos– recomienda a la mujer nipona cambiar sus sosos zapatos planos por stilettos de vértigo que –según indican– harán milagros con su confianza personal y su postura. Algo de razón, en cuanto a la postura, tienen. Por las aulas de esta organización, que cobra unos 3.500 euros por sus lecciones para «andar bien con tacones», ya han pasado más de 4.000 estudiantes que practican bajo las ordenes de Madame Yumiko las artes del contoneo elegante. Esta antigua bailarina metida a profesora de protocolo occidental opina que los tacones mejoran la postura adquirida por las japonesas tras siglos vistiendo kimonos.

Madame Yumiko explicaba que «las japonesas andan como patos, con el trasero hacia atrás y los pies para adentro. Un horror. Todo por culpa del kimono y las sandalias tradicionales. Deberíamos aprender a andar bien con tacones, como hacen las occidentales».

Mientras, en el mismísimo Festival de Cannes, ha surgido la tendencia contraria. Las actrices más importantes del mundo se han manifestado contra la obligación de llevar tacones superlativos. La controversia comenzó durante la edición de 2015 del festival, cuando los porteros no permitieron el acceso a la película «Carol» a unas señoras de 60 años que llevaban zapatos planos. El director del festival, Thierry Frémaux, negó que existiese una norma sobre la altura de los tacones, pero ya no había vuelta atrás y las actrices tomaron posiciones inmediatamente.

Julia Roberts, este año, llegó al estreno de su nueva película, Money Monster, con un vestido largo de Armani Privé y unos stilettos con tacón de once centímetros. A la hora de subir las escaleras, la Roberts se quitó los zapatos de plataforma y remangó su falda, si bien una vez subidas las escaleras, se los volvió a poner. Susan Sarandon, con un traje de Saint Laurent, lució unos zapatos planos de Jimmy Choo, Kristen Stewart se quitó sus Louboutins en el recinto aduciendo que si ellos no llevan tacones, ellas tampoco deberían. Y Emily Blunt, durante la presentación de su nueva película, comentó que «todas las señoras deberían ir en planos».

Pero la verdadera precursora del movimiento anti-tacón fue la actriz Emma Thompson durante los Globos de Oro de 2014, que se dirigió al público desde el estrado con los zapatos de tacón en una mano y una copa de Martini en la otra, aunque la omnipresente Victoria Beckham, que ha sido capaz incluso de hacer un saque de honor de fútbol con tacones, ahora también cuenta que ya solo los utiliza para trabajar.

Y hete aquí que entre tanta crisis del tacón en el mundo del cine, en Japón se ha desarrollado un movimiento cultural que potencia su uso para que ellas «se sientan más poderosas». En el país del sol naciente, estas iniciativas espontáneas contrarrestan los aparentes avances de las políticas de «womenomics» del gobierno nipón, que luchan por minimizar la discriminación de la mujer en el trabajo. Si bien es cierto que los tacones favorecen, estilizan la figura y proporcionan una postura más atractiva, unir tacones al poder femenino es un argumento extremo. La realidad, no obstante, es que la tiranía de los tacones sigue presente, obligando a las más bajitas a subirse al podio y marcando el protocolo de los zapatos a llevar con vestidos de gala. Sin tacones, no hay paraíso.

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