Miguel Boyer, exministro de Economía en el primer Gobierno socialista de Felipe González, e Isabel Preysler
Miguel Boyer, exministro de Economía en el primer Gobierno socialista de Felipe González, e Isabel Preysler - Ballesteros

Isabel Preysler sale en defensa de Miguel Boyer

Preysler insiste en que no ha pedido dinero a los hijos, pese a que ella costeó tanto los gastos de la enfermedad de su marido como los derivados de su fallecimiento

Madrid Actualizado: Guardar
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No es mujer de dejar pasar los titulares y sí de puntualizar todo aquello que considera injusto y que le hace especial daño. Por ello, Isabel Preysler ha salido al paso de unas informaciones sobre la herencia de Miguel Boyer, una vez que su cuñado Christian por fin ha realizado el reparto de la herencia entre los tres hijos de su difunto marido (Miguel, Laura y Ana), a quienes ha dejado todo, salvo el tercio de libre disposición que en el testamento figuraba a nombre de su viuda.

Ni un Dalí, ni una colección de relojes carísimos, ni coches de alta gama, ni propiedades en ninguna parte. Aunque mucho se ha escrito sobre la cuestionada fortuna de Boyer

, lo cierto es que el suyo era un patrimonio bastante limitado y vivía al día. Lo que sus hijos han recibido son recuerdos personales y familiares, así como una magnífica biblioteca, pero que no tiene un valor especial en el mercado de segunda mano.

Lo que a Preysler le molesta especialmente es que se dijera que los hijos mayores de Boyer, fruto de un primer matrimonio con Elena Arnedo, no podían entrar en la casa de Puerta de Hierro. Sí lo hicieron, antes y después de la muerte de su padre. También, aclara que impidió que Laura se llevara una escultura de Benlliure y un cuadro de su padre, puesto que ese reparto tenía que hacerlo el albacea designado en el testamento.

Preysler además insiste en que no ha pedido dinero a los hijos, pese a que ella costeó tanto los gastos de la enfermedad de su marido como los derivados de su fallecimiento. Como ya informamos en su día, Isabel no dudó en tirar de su cuenta personal para pagar al personal que acudía a diario a su residencia, con el fin de mejorar la calidad de vida de Boyer. Una vez que abandonó el hospital tras sufrir un ictus (en febrero de 2012), le recomendaron un par de centros especializados, pero su deseo fue que Miguel permaneciera en casa, pese a que el coste aumentó de forma considerable. Así lo hizo durante los dos años y medio de enfermedad del exministro.

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