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Un huerto en el tejado de la Casa Rosada

En los 5.000 metros de la cubierta, que aún ocupa un helipuerto de siniestro recuerdo, se plantarán berenjenas, tomates, ajíes y diversas hierbas

Corresponsal en Buenos Aires Actualizado: Guardar
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La imagen de un presidente en fuga, desde la azotea de la Casa Rosada, a bordo de un helicóptero, será irrepetible a partir del mes de marzo. El Gobierno argentino ha decidido sumarse a la moda «techos verdes» que está en boga en las principales ciudades del mundo y la plataforma, desde la que salieron volando los expresidentes Isabel Martínez (24 de marzo 1976), viuda del general Perón, y Fernando de la Rúa (20 de diciembre del 2001) se convertirá entonces en una colorida huerta.

Fernando de Andrei, secretario general de la Presidencia, es el impulsor del proyecto, que verá la luz en cuatro meses. El desafío del sistema de regadío, sobre lo más alto de la sede del Ejecutivo, lo resolverán con «un sistema hidropónico» que consiste en suministrar a las raíces -que no están sobre suelo agrícola- agua y minerales.

La iniciativa es algo más que un intento de sumarse a la tendencia verde. De Andrei, exlegislador de la ciudad de Buenos Aires, no es nuevo en estas actividades. En el año 2012 presentó un proyecto de ley para incentivar la creación de espacios verdes en terrazas y azoteas de la capital argentina. La ley, ahora en vigor, beneficia a los porteños que sigan sus directrices con ventajas impositivas.

Juliana Awada, según la prensa local, está feliz con la idea de cambiar el helipuerto por la huerta. La esposa de Mauricio Macri, muy estilo zen y ecológica, ha puesto en práctica algo similar pero sobre tierra firme en la Quinta de Olivos (residencia privada de los presidentes argentinos). En los jardines ha seleccionado una zona donde ya siembra sus productos favoritos. Ella y el presidente, muy de andar en bicicleta, meditar y, en el caso de él, analizarse en el diván, están al día de las tendencias que pueden ayudar a mejorar el planeta.

Ambos conocen la experiencia Bell, Book and Candle, un restaurante de Nueva York que se autoabastece con la huerta in situ en la azotea (lo del peruano Gastón Acurio en Lima es otra cosa). Ese modelo, con columnas para estabilizar la carga que puede soportar el techo es el que, en principio, se seguirá en la Casa Rosada sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados.

«Berenjenas, tomates, ajíes (pimientos), hierbas y verduras de hoja» son, según publica el diario «La Nación», los productos aptos para el consumo y para cultivar en la histórica casa de fachada rosa (o similar, según los puristas). Los prohibidos, «los que no se pueden plantar son aquellos que crecen bajo tierra como las cebollas y las zanahorias», puntualiza.

La «onda verde» comenzó a vibrar en el planeta con la llegada de Michelle Obama a la Casa Blanca, en cuyos jardines plantó una selecta variedad de frutas, verduras y hortalizas. Melania Trump no tiene mucha pinta de entusiasmarse con ese tipo de proyectos, pero el tiempo dirá si son prejuicios y la nueva primera dama de EE.UU. sorprende al mundo en vaqueros, rodilla en tierra, arrancando un rabanito con sus delicadas manos.

Una vez que se inaugure la huerta de la Casa Rosada, no se podrá ver jamás un helicóptero en la azotea. La imagen, de un simbolismo trágico al estar identificada con golpes de Estado y crisis de cambio abrupto de Gobierno, por fortuna no podrá existir. Dicho esto, apenas a unos metros del edificio, sobre tierra firme hay un helipuerto en toda regla que es el que antes utilizaba Cristina Fernández y del que ahora dispone el presidente Mauricio Macri.

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