El cómico Bill Cosby, ayer, a su llegada a la corte de Norristown, Pensilvania
El cómico Bill Cosby, ayer, a su llegada a la corte de Norristown, Pensilvania - AFP

«La hora de Bill Cosby»: arranca el juicio por abusos sexuales

Más de cuarenta mujeres le han acusado, pero solo una ha conseguido que se siente en el banquillo

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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Bill Cosby llegó ayer con aspecto tranquilo a los juzgados de Norristown, un suburbio de Filadelfia (Pensilvania), donde se sentó por primera vez en el banquillo por un delito de abusos sexuales después de una avalancha de acusaciones en los últimos años. El cómico estadounidense salió de un todoterreno con su habitual parsimonia, se colocó la chaqueta de su traje oscuro, agarró el bastón y se encaminó hacia el juicio que le colocará en el centro de la atención mediática de EE.UU. en las próximas semanas.

Le escoltaban Andrew Wyatt, responsable de comunicación, y la actriz Keshia Knight Pulliam, que hacía el papel de su hija en la comedia televisiva que le dio más fama, «El show de Bill Cosby».

Sin embargo, su verdadero bastión familiar, su mujer, Camille, no apareció por los juzgados. Ella le ha apoyado con firmeza en la defensa de su inocencia en la cascada de denuncias de los últimos años, pero el escarnio de ver a su marido, un tótem de los valores familiares de EE.UU., el que un día fue «el padre de América», sentado en el banquillo quizá fue demasiado para ella.

El otro nombre clave de la historia es el de Andrea Constand. Más de cuarenta mujeres le han acusado de abusos sexuales, pero sus nombres se han diluido en la marea de informaciones en tabloides sobre los escándalos vinculados a Cosby. El de Constand se va a incrustar en la mente de buena parte de EE.UU. Ella es la única mujer de la que depende que Cosby acabe condenado.

La fiscalía defiende, según el relato de Constand, que Cosby drogó y abusó sexualmente de la mujer. La defensa retrató el caso como un encuentro sexual consensuado.

Sentar a Cosby en el banquillo es el resultado de un proceso fermentado durante trece años. Una noche de comienzos de 2004 ocurrió el suceso en la mansión de la estrella televisiva. Se habían conocido hacía casi dos años antes, en un partido de baloncesto en la Universidad de Temple, en Filadelfia. Constand, de origen canadiense y que llegó a ser jugadora profesional en Italia, era la directora de operaciones del equipo de esa universidad, de la que Cosby es su alumno más famoso y un donante generoso. Surgió una relación mentor-protegida, que se solidificó con visitas a los espectáculos de él. Según el relato de Constand, Cosby se propasó en un par de ocasiones y ella se lo quitó de encima como pudo. En una visita a su casa entre mediados de enero y mediados de febrero de 2004 fue cuando se produjo el supuesto asalto sexual. Constand dijo estar muy tensa, y Cosby le dio tres pastillas. Poco después, se sintió paralizada y, según ella, Cosby aprovechó para abusar de ella sexualmente. El relato de Cosby es muy diferente: las pastillas eran antihistamínicos y existieron encuentros sexuales, siempre voluntarios.

Casos prescritos

Como muchos otros casos de abusos vinculados a Cosby, el de Constand podría haber quedado enterrado. Algunas nunca llegaron a juicio por haber prescrito. Otras, como en un principio con Constand, se cerraron con acuerdos extrajudiciales. Cosby le pagó una cantidad no desvelada de dinero y ella firmó no desvelar ningún detalle. Sin embargo, el caso se reabrió en el verano de 2015, la fiscalía interrogó a Constand ante el creciente número de acusaciones contra Cosby, y el cómico, que el mes que viene cumple 80 años, podría acabar en la cárcel. El delito por el que se le acuso supondría una condena de diez años de prisión.

Ayer, en Norristown, había gente desde la noche anterior haciendo cola para conseguir un asiento del público en la sala del tribunal. Entre otras personas, dos mujeres con acusaciones similares. A otra se le ha permitido participar como testigo. Cosby no testificará. Constand sí lo hará, en el que promete ser el momento judicial más dramático del año.

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