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La guayabera recupera su lugar en el guardarropa

La «etiqueta tropical», un clásico en la moda masculina española, cobra nuevos bríos

El rey Felipe VI, Juan Manuel Santos y Enrique Peña Nieto durante la XXV Cumbre Iberoamericana EFE/J.J. Guillén
María Luísa Funes

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Se dice que la guayabera o cubana la inventó una familia de origen español emigrada a Cuba. Con un tejido sencillo, la mujer del primer usuario, un andaluz llamado Joselillo , se ocupó de que él fuese fresco, cómodo, con espacio para el tabaco en los bolsillos y para colmo, elegante. En pleno siglo XXI, la guayabera toma de nuevo el sitio que nunca debió perder. Antonio Burgos , en su «Elogio de la guayabera», explicaba hace años cómo tan insigne tipo de camisa, llamada en Andalucía «cubana» -pero también «sahariana», aunque no sea exactamente lo mismo-, es «la prenda colonial hispánica del verano, extendiéndose su uso desde Filipinas a Venezuela».

Guayabera azul marina Camisería Burgos

Venía a contar en su artículo que el Ayuntamiento de Miami había hecho oficial el uso de la guayabera para los funcionarios, liberándolos del calor y del estilo anglosajón de la chaqueta americana y la corbata. Llamada así porque en sus bolsillos se podían llevar guayabas y por la proximidad del río Yayabo, la guayabera es una blusa que se lleva por fuera del pantalón, habitualmente blanca, con cómodas aberturas laterales, bolsillos exentos delanteros -2 o 4- y alforzas frontales y traseras con 12 pliegues de corte vertical. Puede además añadirse algún bordado -algo que quizás resulta trasnochado- o llevar martingala trasera.

La sofisticación del lino

La guayabera de sport es la de manga corta en algodón con cuatro bolsillos delanteros , ideal para el día, el calor y el trajín, aunque la manga larga siempre es más elegante. La guayabera de manga larga es de vestir; si además se lleva en blanco y con dos únicos bolsillos inferiores, se conoce como el esmoquin hispano o esmoquin tropical, ya que es un atuendo de etiqueta para la tarde-noche en países caribeños. En lino o seda son más sofisticadas, y pueden ser de tonos marfil o azules de diversa intensidad, aunque la reina de las «cubanas» es la blanca. La guayabera no debe ceñirse al cuerpo, pero tampoco quedar muy holgada, y sus bolsillos no están diseñados para llevar ni la billetera ni el móvil. La ventaja de la guayabera con respecto a la camisa es que, llevada por fuera, es mucho más elegante : nada que ver el empaque de Enrique Peña Nieto con guayabera con Pedro Sánchez -por ejemplo- con la camisa por fuera. No hay que confundirla con el liqui-liqui, la prenda colombiana sin cuello con la que Gabriel García Márquez recogió su premio Nobel.

En las Cumbres Hispanoamericanas y los Encuentro Empresarial Iberoamericanos, todos los mandatarios suelen acudir en guayabera, incluido el Rey de España, en su día Don Juan Carlos y ahora Don Felipe . A algunos no les gusta verlos vestidos como algún que otro dictador centroamericano, pero sería un error olvidar que la guayabera nos une a América y también ha sido una prenda clásica -de ricos y pobres- en sur de España. Mariano Rajoy también la ha llevado en las reuniones iberoamericanas. Pero los que le han dado el empujón a la prenda en España son dos andaluces muy «viajaos»: Bertín Osborne y Carlos Herrera. En Andalucía y Extremadura hasta hace algo más de 30 años, los señores llevaban «sahariana» o «cubana», importada por los toreros que venían de Hispanoamérica, entre otros avanzados y viajeros.

La guayabera que usó Don Juan Carlos durante su visita oficial a México EFE

Quizás por ello ha quedado una imagen algo carca de esta prenda. Las guayaberas más famosas son las de sastres como Edgar Gómez en Cartagena de Indias, Colombia, o Sixto Villegas de Guayaberas Mandalay en México son proveedores del Rey Juan Carlos y de Enrique Peña Nieto respectivamente. Ramón Puig , «el rey de la guayabera» es el más conocido en Miami: abrió una tienda en 1943 que aún sigue en funcionamiento. En España las puede hacer cualquier camisero y por supuesto las elaboran en Camisería Burgos. Según sea la calidad, el precio de una guayabera puede oscilar entre 40 y 500 euros , aunque depende enormemente el tejido utilizado y la complicación de pliegues o bordados. Es una buena idea aprovechar los viajes a países caribeños para encargarlas a medida. Además de llevarse en Venezuela, Panamá, México, Puerto Rico, Cuba, el Caribe colombiano, Ecuador, Filipinas o República Dominicana, la guayabera es un clásico del sur de España, de Canarias y de un excelente nuevo mercado: los Emiratos Árabes. Larga vida a la guayabera.

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