Diez años sin Rocío Jurado y su familia dividida en dos bandos

El 1 de junio se cumple el décimo aniversario de su muerte, fecha que los suyos no recordarán unidos

Madrid Actualizado: Guardar
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El décimo aniversario de la muerte de Rocío Jurado, el próximo 1 de junio, no será motivo suficiente para que su familia vuelva a reunirse al completo. Una familia que está rota, como ella jamás hubiera imaginado. En honor a «la más grande» tendrán lugar homenajes, programas especiales, recordatorios y visitas al cementerio, pero no habrá una fotografía de sus herederos juntos, aquellos a los que citó en un testamento generoso y muy repartido. Las circunstancias actuales en nada se parecen al día en que Rocío moría, tras luchar contra un cáncer de páncreas que agotó sus fuerzas y cuyo proceso se vio afectado por demasiadas decisiones erróneas: viajes desesperados a Houston para recibir tratamiento y enfrentamientos entre los médicos de España y EE.UU.

«Jamás debió ir a Houston»

Todavía hoy, algunos familiares e íntimos de Rocío Jurado se lamentan de que hubiera salido de España, donde el equipo de los doctores De Vicente y Quijano le realizó la primera y más complicada intervención. «Jamás debió ir a Houston. Ella confiaba en sus médicos españoles, pero tras uno de esos traslados se complicó todo», asegura una íntima de la cantante. El último viaje de vuelta a Madrid, en un avión medicalizado, y su final en su casa de La Moraleja fueron dos dramáticos episodios seguidos por todo el país.

Tremendamente familiar, lo único que Rocío reclamó a los suyos fue que permanecieran unidos. Pero sus deseos no se han cumplido: todos ellos ya se han quitado la máscara. Y se ha proclamado a los cuatro vientos que la familia está dividida en dos bandos.

Por una parte, figura la heredera universal de su legado, Rocío Carrasco, fruto del primer matrimonio de la cantante con el boxeador Pedro Carrasco. Por otra, los dos hijos que adoptó con José Ortega Cano, su segundo marido: Gloria Camilla y José Fernando. Junto a ellos, permanecen los hermanos de la Jurado, Gloria y Amador Mohedano; también su nieta Rocío Flores, hija de Antonio David Flores y de Rociíto.

Ha tenido que ser precisamente Gloria Camila, a quien la Jurado dejó únicamente la legítima en su testamento, quien hablara alto y claro tras la triste presentación en Madrid de un sello postal como homenaje a «la más grande». Fue un acto donde Rocío Carrasco se quedó sola y sin nadie de la familia que la arropara, salvo Ortega Cano, quien ocupó un discreto lugar en la segunda fila de invitados. El vacío que le hicieron a Rocío Carrasco fue tan evidente, que Gloria Camila se apresuró a confirmar que la relación con su hermana es nula y que nadie quería seguir disimulando, y menos para «que ella lavara su imagen». De este modo, Gloria Camila se posicionó al lado de su sobrina Rocío Flores, que lleva cerca de cuatro años sin hablarse con su madre y quien no fue invitada al homenaje de su abuela. La ruptura entre madre e hija fue tan brutal, que nadie ha querido contar lo que realmente pasó el día en que la nieta de la Jurado se fue a vivir con su padre, rompiendo los lazos con su progenitora. Para Rocío Jurado, este habría sido el mayor disgusto de su vida.

Silencio total

«Es un día muy triste para mí y prefiero no comentar nada», responde Gloria Camila a la llamada de ABC. Tampoco Gloria Mohedano, la hermana mayor de Rocío, quiere aprovechar la fecha para romper su silencio. Siempre discreta, Gloria también ha sufrido la ruptura con su sobrina y los problemas que se plantearon con la herencia de la finca «Los Naranjos», que la Jurado quiso que fuera para sus dos hermanos.

Hay que recordar que la opinión de Gloria Mohedano era fundamental para su hermana. Gloria no dudó en apoyar a Ortega Cano cuando, ya viudo, quiso emprender una nueva vida con sus hijos en la finca «Yerbabuena». Su cuñada decidió trabajar a su lado y ser el refente materno para unos niños que acababan de perder a su madre. Tampoco abandonó al torero tras su paso por la cárcel al ser hallado culpable de la muerte de Carlos Parra en un accidente de tráfico, en mayo de 2011.

Frente a todos ellos, está Rocío Carrasco que sólo cuenta con el apoyo de su pareja, Fidel Albiac, el hombre al que muchos ven como responsable de esos distanciamientos. Apartados y «enmudecidos», Fidel y Rocío siguen tan unidos como siempre y con planes de boda. Desde que falleció su madre, Rocío Carrasco decidió alejarse de los focos y de las polémicas familiares (la condena de Ortega, la detención y los diversos ingresos en centros de desintoxicación de José Fernando...). Si se cumplen las palabras su ex marido, Antonio David Flores, Rociíto estará aún más sola cuando su hijo David cumpla la mayoría de edad y abandone la casa materna para instalarse con él.

Diez años después de morir, la voluntad de Rocío Jurado, que su familia se mantuviera unida, es papel mojado.

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