Condena de 6 millones de euros contra el gurú del Bikram yoga por acoso sexual

El éxito confunde a los criminales y no hay mejor ejemplo que Bikram Choudhury (69 años). El pasado martes, el creador y gurú del Bikram Yoga fue condenado por un tribunal de Los Ángeles a pagar 6 millones de euros a Minakshi Jafa-Bodden, su antigua asistente, por acoso y abusos sexuales. Él ha negado los hechos y afirma que todo se debe a una venganza.

En torno al Bikram (una modalidad de yoga basada en su práctica en medio de altas temperaturas), Choudhury levantó un imperio empresarial que ahora se ha derrumbado. Minakshi asegura que durante un tiempo fue acosada por el gurú, quien acabó despidiéndola porque descubrió que también había agredido sexualmente a una estudiante. Seis mujeres más se sumaron al litigio, aunque no se hallaron pruebas que le incriminaran.

El acusado, durante su testificación, aseguró que no puede hacer frente a la multa y que ya que se ha gastado millones de dólares en abogados. Además, su negocio está en bancarrota. «He tenido que pedir dinero prestado a mi familia y amigos. No tengo nada», declaró ante el juez. Sin embargo, está probado que mantiene una flota de 40 vehículos (Bentley’s, Ferraris y Rolls-Royce) en un garaje de Van Nuys. «He donado esos coches al estado para financiar una escuela», dijo el yogui entre las carcajadas de los asistentes. Una portavoz del gobernador de California no tardó en confirmar a «Los Ángeles Times» la inexistencia de dicho acuerdo.

El veredicto a favor de la demandante supone un golpe durísimo contra este yogui, quien todavía da clases en Los Ángeles. «Me siento reivindicada, estoy feliz», confesó Jafa-Bodden minutos después de hacerse pública la sentencia, al tiempo que describía a Choudhury como un «depredador peligroso. Es asqueroso». Choudhury abandonó la sala antes de que se anunciara el veredicto.

Nacido en Kolkata (India), Bikram Choudhury se mudó a Los Ángeles en 1971, donde sus técnicas comenzaron a hacer furor entre las estrellas del show-business, gracias, sobre todo, a la promoción que le hicieron Raquel Welch y Quincy Jones. Su rutina de yoga consiste en una serie de 26 posturas, realizadas en 90 minutos y dentro de una estancia a 40 grados centígrados.

El año pasado perdió una batalla legal por los derechos de esta secuencia, en la que argumentaba que solo él podía utilizar su método. Pero la corte de Estados Unidos aseguró que su enseñanza del yoga no era propiedad intelectual y cualquiera podía utilizarla. Las acusaciones sexuales han destruido la imagen de Choudhury, e incluso sus más devotos seguidores se avergüenzan de acudir a sus clases, según su biógrafo Benjamin Lorr. «Esto demuestra que cualquier emperador puede perder su corona».