MiuMiu
MiuMiu - AFP
Semana de la moda

El brillo de MiuMiu

La marca italiana cerró una temporada de colecciones muy desiguales

París Actualizado: Guardar
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Quizás no todos sepan que la marca más personal de Miuccia Prada, aquella con la que juega a reinventarse y a recuperar sus accesorios oníricos, es MiuMiu. Creada en 1993 por la propia Miuccia, esta segunda marca le otorgaba la capacidad de decidir todo por si misma, algo que no podía hacer en Prada, donde debía respetar el ADN histórico de una casa fundada en 1913 por su abuelo y donde estaba obligada a tener en cuenta las opiniones de los demás accionistas, que no eran otros que sus primos y hermanos.

Miuccia Prada, desde 1978 a cargo de la empresa familiar, había ideado las famosas mochilas negras de náilon con el logotipo metálico triangular de Prada que -incluso a increíbles precios- se convirtieron en objeto de culto.

A finales de los 80 y con el inestimable apoyo de su marido, Patrizio Bertelli, verdadero factótum de la casa italiana, comenzó a crear colecciones de prêt-à-porter.

Fue en 1993, cuando ideó una marca con su propio apodo -MiuMiu-, una joya de empresa que desde entonces no ha parado de crecer, sin seguir modas sino más bien, imponiéndolas. Ayer fue MiuMiu la marca encargada de cerrar la semana de la moda de París, ya que aunque la casa tiene su origen y sede en Italia, desfilar en París le otorga un carácter más independiente de la Prada matriz y le da a su vez tiempo a Miuccia Prada a dedicarse de lleno al desfile durante unos días más. En lugar de encontrarnos con una colección sin atractivo ni ideas - como ocurrió con la habitualmente genial casa Vuitton, que desfiló ayer sin pena ni gloria- o con un desfile de elementos muy similares a los demás, tal y como fue el caso de Dior o Celine, MiuMiu brilló con luz propia en un desfile optimista, vitalista y creativo.

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Los trajes de baño en tejidos con dibujos geométricos, se acompañaban de abriguitos tres cuartos en tonos casi infantiles, con deliciosas plataformas de raso en tonos pastel y tocados «à la Esther Williams». Esos gorros de baño de flores que las abuelas lucían en las piscinas durante los años 60, se alternaron con pañuelos a la cabeza, colocados como las campesinas centroeuropeas en los años 30. Pocos pero acertadísimos modelos de gafas, bikinis de dibujos setenteros, toallas, albornoces de algodón y zapatillas de baño, rescataban el pasado histórico de la moda occiental. Mientras que los vestidos camiseros en tejidos impresos se remontaban a los años 50, los trajes de chaqueta y pantalón y las blazers eran más bien piezas sacadas de un armario de los años 70. Esta mezcla de décadas y estilos, se veía unificada por los tonos y por el inconfundible aire jugueton de las colecciones de MiuMiu que están tan alejadas de la sencillez como de las tendencias. Es curioso que una marca italiana con poco más de un par de décadas de historia, pueda dejar K.O. a su competencia francesa, con más antigüedad y «jugando en casa». El algodón no engaña.

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