El bikini cumple 70 años

La francesa de origen italiano Micheline Bernardini fue la primera modelo que posó y desfiló en bikini el 5 de julio de 1946, unos días después del test de bomba que Estados Unidos realizó sobre el Atolón Bikini en las Islas Marshall. Micheline estaba acostumbrada a posar con poca ropa y como bailarina, a aparecer en escena «ligera de equipaje». Louis Réard, el creador del bikini, tuvo que recurrir a ella ante la dificultad de que otras modelos aceptasen posar en foto de tal guisa. Se trataba de un invento que este talludito ingeniero francés había ideado, basándose en la unión de cuatro exiguos triángulos de tela. Bernardini apareció con una caja de cerillas en la mano, ya que se supone que el dos piezas incluso cabía dentro.

Su diseño causó gran sensación, por suponer una moda algo «indecente» para la época y por constituir todo un símbolo de la liberación de la mujer en los años 40.

Pero en realidad, el bikini no fue tan novedoso como pueda parecer. Ya en la Roma Imperial, se utilizaban modelos parecidos, si bien es cierto que se trataba de prendas deportivas que se utilizaban en el interior de los recintos gimnásticos. En la «Villa Romana» de Sicilia, se aprecian unos dibujos de jóvenes ataviadas con una especie de bikini, practicando diversos deportes.

Pero la prenda cayó en desuso en culturas tan púdicas como la Medieval, el Renacimiento e incluso en las de los siglos posteriores. A principios de siglo XX, de hecho, las señoras se bañaban en la playa prácticamente vestidas por completo, aunque se tratase de prendas ad-hoc. En los años 20, la enorme liberación aportó al baño playero femenino unos «puchos» oscuros con top compañero. No fue hasta los años 30 cuando aparecieron los trajes de baño de una pieza que dejaban ver la pierna por completo. Así las cosas, tras dos guerras mundiales y el sufragio femenino más generalizado durante la primera mitad del siglo XX, las mujeres occidentales decidieron dar un golpe de mano utilizando la moda para liberarse: tacones más altos, medias transparentes, escotes, faldas más cortas, prendas muy entalladas y finalmente… el bikini.

Marilyn Monroe, fue de las primeras en lucir el nuevo invento de Réard, si bien ni el bikini ancho a rayas rojas ni la larga melena pelirroja que lucía en esta foto de 1947 se asemejan a otras versiones posteriores, tanto de la prenda como de la actriz. Una de las primeras imágenes de Brigitte Bardot, la muestra luciendo un bikini de flores sin tirantes, sentada en la arena de St. Tropez, si bien ni su melena negra, ni su palidez ni sus rasgos, la hacen muy reconocible.

Pero la foto de 1962 en la que Ursula Andress salió del agua durante el rodaje de la película de «James Bond y el Doctor No», fue un antes y un después del «sex appeal» cinematográfico, que catapultó al bikini en el mundo occidental. Ese emblemático bikini se subastó por 60.000 dólares en 2001, una cifra inusitada para una prenda de baño. Desde entonces, todas las divas del cine han posado en bikini y personajes de la realeza, la aristocracia y el mundo de la moda dejaron su impronta fotográfica en dos piezas. Los bikinis de Bo Derek a comienzos de los años 80 también se convirtieron en inolvidables -sobre todo para ellos- si bien la actriz se hizo famosa en la película «10», donde principalmente lucía un traje de baño de una pieza.

El tan traído y llevado bikini ha pasado por muchas fases e interpretaciones. Años más tarde apareció el trikini, ahora de moda, y luego llegaron el microbikini, el monokini, el burkini y una gran variedad de alternativas a ese nudismo que ahora abandera Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, sin recordar que durante siglos el hombre «y la hombra» han cubierto sus cuerpos para protegerse de inclemencias y miradas indiscretas. Ahora, la última moda es el «tankini», un bikini con el top en forma de camiseta corta, de estilo más deportivo. En fin, que tras 70 años de su invención y después de estar prohibido durante varias décadas por el Vaticano, el bikini se ha convertido en un clásico intemporal.