La Infanta Alicia de Borbón con uno de sus nietos en la boda de Don Felipe y Doña Letizia
La Infanta Alicia de Borbón con uno de sus nietos en la boda de Don Felipe y Doña Letizia - Julián De Domingo

Alicia de Borbón, la Infanta más longeva y desconocida cumple 98 años

La tía del Rey Juan Carlos no asistirá al funeral por su hijo, el Duque de Calabria. Un día después celebrará su aniversario

MADRID Actualizado: Guardar
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El próximo jueves habrá una silla vacía en el funeral por el Infante Don Carlos, Duque de Calabria, fallecido el pasado 5 de octubre. Será la de su madre, Doña Alicia de Borbón-Parma, que no podrá asistir al último adiós a su primogénito varón, primo hermano y amigo incondicional del Rey Juan Carlos. «La Infanta está mayor y no puede repetir el esfuerzo que hizo en la misa córpore insepulto celebrada el pasado 7 de octubre», explican en su círculo íntimo. « Estuvo durante ocho horas recibiendo el pésame de amigos y familiares con gran entereza. Es un ejemplo», añaden.

Solo 24 horas después del responso por el Jefe de la Casa de las Dos Sicilias, que se celebrará en el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, Doña Alicia cumplirá 98 años.

Ese día se convertirá en la Infanta más longeva de España. Es la última tía con vida de Don Juan Carlos y, por ende, la última tía abuela paterna de Felipe VI. Sus parientes destacan que goza de una salud de hierro y de una memoria excepcional. «Recuerda sobre todo su infancia en el campo», dicen. En realidad su vida ha transcurrido entre la simpleza de la rutina rural y la pompa que conlleva su sangre real.

Cazadora de manual

Hija de Elías, Duque de Parma, y de la Archiduquesa María Ana de Austria, Su Alteza Real Alicia María Teresa Francisca Luisa Pía Ana Valeria de Borbón-Parma y Habsburgo-Lorena, Princesa de las Dos Sicilias, Princesa de Parma, Duquesa viuda de Calabria y Condesa viuda de Caserta, nació el 13 de noviembre de 1917 en Viena, capital del Imperio Austrohúngaro. Su abuelo era Federico de Austria, comandante supremo del Ejército del Emperador Francisco José I durante la Primera Guerra Mundial. «Su abuelo y su padre fueron dos de los mayores terratenientes de Europa. Eso explica su afición por el campo», dicen sus allegados. Ese amor se tradujo en un talento natural para la caza. Fue campeona de tiro al pichón y sigue siendo la única mujer que ha cazado toda la fauna mayor en España. «Hasta no hace mucho monteaba. Con 90 años cazó un rebeco», revelan.

Pese a su crianza austríaca, sus íntimos aseguran que emana la tradición monárquica francesa. «Le viene de su rama paterna, los Parma, descendientes de Enrique de Artois, conde de Chambord, considerado por los legitimistas como Enrique V de Francia». En abril de 1936, con solo 18 años, Doña Alicia se casó con Alfonso de Borbón-Dos Sicilias, sobrino de Alfonso XIII. La pareja se instaló cerca de Blois, en Francia, pero ante el auge del antimonárquico Frente Popular se mudó a la neutral Lausana, donde nacieron sus tres hijos: Teresa, Carlos e Inés.

En los Montes de Toledo

En 1941, el matrimonio se instaló en España. Ese mismo año adquieren la finca «La Toledana», en el municipio de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). Hasta entonces la propiedad de 2.000 hectáreas había estado en manos de la empresa cervecera Mahou, que la utilizaba para producir cebada. «Han vivido toda su vida allí. De hecho, las hijas de Don Alfonso y Doña Alicia estudiaron en el campo con tutores austríacos. Luego se examinaban por libre en Madrid. En la España de los años cuarenta no había escuelas en Retuerta del Bullaque...», señalan.

La Infanta también necesitó clases, en su caso de español. «Era española, pero no sabía el idioma», cuentan. La anécdota tiene su explicación histórica. Tras la caída del Imperio Austrohúngaro, en 1918, Alfonso XIII concedió al Duque de Parma y a sus hijos la nacionalidad española y la facultad para usar en nuestro país el título de Príncipes de la Casa de Borbón, con el tratamiento aparejado de Sus Altezas Reales.

A mediados de los años 50, la vida en «La Toledana» transcurría entre monterías. A la finca acudían grandes cazadores de la época, como José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde y alcalde de Madrid; el torero Marcial Lalanda; Carlos Rein, ministro de Agricultura de Franco; los Sáinz de Vicuña, o el mismísimo Don Juan Carlos. «El Rey emérito nunca fue muy aficionado a las monterías, pero sí visitó muchas veces la propiedad», dice un testigo de aquellas cacerías.

En familia

Doña Alicia siempre salía a montear con los hombres y hasta el día de hoy es una institución en los Montes de Toledo. «Llegó allí con 21 años, guapísima y con puntería fina. Fue un puntazo y todavía se la recuerda». Sus perros, de raza Drahthaar Alemán y Teckel de pelo duro, criados por ella misma, la acompañaban en aquellas largas jornadas a la intemperie. Podía recibir a 40 o 50 personas cada fin de semana, salvo los domingos, que «eran sagrados para que la gente del campo pudiera ir a misa».

Hace cuatro años enfermó en Austria y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital de Ciudad Real. Tras recuperarse, volvió a «La Toledana», pero sus hijos decidieron que era hora de que se instalase en Madrid, cerca de los suyos. «Todavía se levanta preguntando: ‘‘¿Mañana vamos al campo?’’. No quieren decirle que no puede volver». Dicen que le costó aceptar la larga enfermedad de su hijo Carlos, pero está sobrellevando con dignidad su pérdida. El viernes, un día después del funeral por su hijo, celebrará su aniversario con sus dos hijas, sus yernos, su nuera, sus dieciséis nietos y sus bisnietos. No todos los días una Infanta cumple 98 años.

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