La Princesa viuda de Tírnovo posando para ABC en su taller de las afueras de Madrid
La Princesa viuda de Tírnovo posando para ABC en su taller de las afueras de Madrid - Oscar del Pozo

Miriam de Ungría: «Me encuentro bien, tranquila y mirando hacia delante»

A cuatro meses de la muerte de Kardam de Bulgaria, su viuda habla en exclusiva con ABC sobre la dura prueba que ha tenido que superar: «He intentado dar la lata lo menos posible»

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El 15 de agosto de 2008 la vida de Kardam de Bulgaria y Miriam de Ungría dio un giro trágico en el kilómetro 42 de la A-1, a la altura del municipio madrileño de El Molar. Ese día, a primera hora de la tarde, el Príncipe de Tírnovoy su esposa regresaban en su Jaguar de su finca en Riaza (Segovia) cuando, por causas que se desconocen, el deportivo se salió de la autovía, chocando con un árbol y volcando a pocos metros de la fachada de una vivienda. Tras el fuerte impacto, el primogénito del Rey Simeón II de Bulgaria quedó inconsciente.

En cambio, Miriam no perdió el conocimiento en ningún momento. El destino quiso que esta mujer de aspecto frágil no cerrara sus ojos ante el dolor, quizá como un presagio de la dura prueba que le tenía guardada el azar.

Durante casi siete años, Miriam de Ungría se entregó a la recuperación de su convaleciente marido, que sufrió un severo traumatismo craneoencefálico. Tras curarse sus propias heridas (fractura de codo y contusiones en la cara y la mano derecha), la gemóloga y diseñadora de joyas dejó todo en Madrid para instalarse con su esposo en el municipio gallego de Teo, muy cerca de Santiago de Compostela.

Allí, en la prestigiosa Fundación Foltra, el heredero de los derechos dinásticos de la Casa Real búlgara recibió un tratamiento innovador para paliar sus lesiones cerebrales. En septiembre de 2010, la pareja regresó a la capital, donde Ungría adaptó el hogar familiar para que a Kardam no le faltara nada y pudiera recibir rehabilitación. En esa misma casa, el Príncipe de Tírnovo falleció el pasado 7 de abril a causa de las secuelas de aquel aparatoso accidente de tráfico.

Tras cuatro meses sin su marido, Miriam comienza a retomar sus compromisos sociales y laborales. Acaba de mudarse a una nueva casa con sus hijos, Boris y Beltrán de Sajonia-Coburgo-Gotha, y está enfocada en su propia firma de joyas, MdeU, aunque aclara que no quiere tomarse el trabajo como una «válvula de escape».

La Princesa viuda de Tírnovo nos recibe una calurosa tarde de julio en su taller, a las afueras de la ciudad, donde ya está preparando con ilusión la nueva colección de su marca.

Para la ocasión luce algunas de las joyas que ha diseñado en estos meses: una cadena de acero negro con eslabones de onyx entrelazados y una pulsera en oro amarillo con una tiara. Esa tiara es el logotipo de MdeU, y un recordatorio de que estamos ante una de las princesas más queridas por los miembros de todas las Casas Reales europeas.

-¿Cómo se encuentra?

-Me encuentro bien, tranquila y mirando hacia delante.

-Se acaba de mudar de casa. ¿Casa nueva, vida nueva?

-No me lo tomo como una vida nueva. La vida es la que nos toca vivir con sus buenos momentos y también con los duros. Digamos que empieza otra etapa, con las experiencias vividas. De la otra casa me traigo muchos recuerdos y unos cuantos muebles.

-Han sido casi siete años de lucha. ¿De dónde ha sacado las fuerzas? ¿Se ha sentido apoyada por los suyos?

-Me he sentido apoyada y arropada en todo momento, aunque he intentado dar la lata lo menos posible porque en la vida a cada uno le toca lo suyo. De dónde saqué las fuerzas no lo sé, yo solo quería que la situación mejorase, o al menos que no fuese a peor. Conseguimos ganar siete años a un fatal desenlace que era inmediato. Ojalá hubiera podido conseguir mucho más.

-Y, ¿cómo están sus hijos?

-Mis hijos han tenido un comportamiento ejemplar todos estos años. Ahora veo más aún la madurez que han desarrollado.

-¿Qué ve de Kardam en sus hijos?

-Boris, nuestro hijo mayor, se parece muchísimo a él, tanto físicamente como en su carácter.

-¿Cómo recordará a su marido?

-Él fue un hombre muy especial...

-En el funeral fue muy emotivo su abrazo con Beatriz de los Países Bajos, que perdió a su hijo Friso en un accidente de esquí. ¿Esperaba un gesto tan cariñoso de la antigua Monarca?

-Todos los miembros de la Familia Real de Holandason de una calidad humana excepcional. Fue un gesto precioso que viniera la Princesa Beatriz al funeral, pero lo de verdad importante ha sido su apoyo y cariño durante todo estos años.

«Soy muy casera»

Ahora que ya está instalada en su nuevo hogar, y que sus hijos, Boris y Beltrán, están de vacaciones, Miriam de Ungría comienza a encontrar tiempo y fuerzas para mirar hacia delante y centrar su atención en sus joyas. Sin embargo, eso no significa que pronto la veamos posando en photocalls o asistiendo a las fiestas de la sociedad. «Soy muy casera, me gustan más las reuniones privadas y en grupos pequeños que las llamadas fiestas de sociedad», advierte. «No creo que se me vea en muchas... a menos que sea por motivos de trabajo», adelanta. Ahora, su firma, MdeU, le ofrece un entorno propicio para reemprender el camino que inició hace dos décadas en el negocio del lujo.

-Ya que hablamos de trabajo, ¿el diseño de joyas le está ayudando a salir adelante?

-El trabajo es muy importante, pero no me lo tomo como válvula de escape porque es una actividad que llevo ejerciendo desde hace más de 20 años. Es cierto que haber lanzado mi propia marca el año pasado me tiene muy ocupada porque los comienzos nunca son fáciles. En ese aspecto sí que podría decir que me está ayudando a no dar demasiadas vueltas a la cabeza.

-¿Qué balance hace de este primer año de MdeU?

-Han sido meses muy intensos donde hemos conseguido metas muy interesantes en un plazo muy corto. Ahora estoy preparando la nueva colección, que espero que sea un éxito.

-¿Nota que estemos saliendo de la crisis?

-La crisis sigue afectando a muchos sectores, la joyería es uno de ellos. Aunque sí se nota más actividad. Nadie necesita una joya para vivir, pero sí la ilusión que despierta.

Ese aspecto es el que hace que la joyería haya mantenido su pequeño espacio a pesar de las circunstancias.

-¿No le han ofrecido irse a trabajar a una gran empresa?

-Antes de lanzar mi marca sí recibí ofertas, pero por mis circunstancias personales no pude aceptarlas. Ahora estoy volcada en la mía propia, pero siempre es interesante mantener contactos con otras firmas.

-¿Dónde busca inspiración?

-No creo en la inspiración, creo en la formación y en el trabajo. No hay inspiración sin conocimiento previo.

Y escuchando a Miriam de Ungría, uno llega a la conclusión de que el dolor más grande también se puede superar.

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