Las seis versiones del traje de baño masculino

Los surferos

El traje de baño masculino ha evolucionado mucho desde el pantalón con camisa de finales del siglo XIX. Los baños de mar, al fin y al cabo, no eran nada habituales hasta que los puso de moda la Reina Victoria. De aquellos trajes de baño, a menudo con zapatos incluidos, poco queda. Actualmente se trata de prendas a veces tan exiguas que hubieran ruborizado al mismísimo Adán.

El momento del baño es la situación social más «delicada» en cuanto a indumentaria. Nos encontramos frente a los demás con poco más que lo que llevábamos puesto cuando nuestra madre nos trajo al mundo y, sin embargo, debemos aparentar total naturalidad. Las lorzas, varices, michelines, barriga cervecera, piernas de palillo, espaldas peludas y brazos ajamonados pueden llegar a impedir el sueño de sus «propietarios». He aquí un compendio de los modelos más habituales , que en cierto modo resume la actitud de distintos personajes de la esfera pública.

Los surferos

Los surferos utilizan trajes de baño hasta las rodillas cuando no llevan su traje protector de neopreno. Y es lógico; de no ser así perderían la prenda con el revolcón de cualquier ola. Estos trajes de baño o bañadores -que es como se les llama de Madrid para abajo- son largos y estrechos, más adecuados cuando se tienen menos de cuarenta y un pataje decente. Rafa Nadal o Íker Casillas eligen a menudo esta alternativa.

Los bóxers políticamente correctos

No en vano, se trata de la elección de casi todos los políticos, españoles o extranjeros. Son la opción más prudente para todas las edades, pero sobre todo desde los cincuenta en adelante. Los hay más anchos, más cortos, más largos. En un color, a rayas, con flores, cuadros, estrellas y fantasías. De colores apagados y de colores ácidos. Con y sin bolsillos. Son la apuesta segura de cualquier armario y aguantan bien unos kilos de más. Rajoy, que recientemente se ha dado un baño en su tierra, los utiliza. Políticos como Aznar, David Cameron o Sarkozy escogen versiones prudentes y monocolor de esta discreta variedad.

Los bóxers cortos

Son la versión atrevida del bóxer. Los llevan futbolistas, cantantes y jovencitos en forma, que a veces incluso se permiten remangárselos para tomar el sol, quedando a la luz una escena tipo «dodotis». Por lo demás, con un buen andamiaje y piernas musculosas, pueden quedar bien. Cristiano Ronaldo es especialmente aficionado a este tipo de traje de baño.

«Trunks» elásticos

Los «trunks» asemejan a la ropa interior masculina que puso de moda Calvin Klein en los años 80. Ajustados, elásticos y de un pernal que varía de largo, suelen presentarse en colores sólidos, como el negro o el azul marino. Los utilizan jovencitos osados, diseñadores tatuados y hombres depilados, a menudo con cadena de oro tamaño mamut. Desde los desastres de estilismo de Falete a la imagen de Marc Jacobs en la playa, hay un trecho; pero son dos caras de la misma moneda.

El «brief»

Réplica exacta del calzoncillo «Ocean» de los años 70, los trajes de baño tipo «brief» son por tanto poco elegantes en nuestro subconsciente colectivo. Pero más de un «avecrem» los encuentra perfectos para «fardar» de atributos (no olvidemos que esta prenda tiene un segundo y ocurrente apodo). Como salidos de «Cuéntame», suelen llevar colores y dibujos que empeoran la cuestión. Indispensables para los nadadores profesionales, no son una alternativa decente fuera del agua. Neymar y David Bisbal son algunos de sus incondicionales.

El slip de corte bikini

Se trata de la mínima expresión, de una prenda con la que nada se puede disimular. Se tenga tripa o no, piernas musculadas o palillos, este traje de baño no resulta agradable de observar para el ojo ajeno. Lo eligen ligones entrados en años, domingueros con maxianillo de oro y turistas con mariconera. Aunque el mismo Giorgio Armani sea un adepto, el modelito es infumable. En casa del herrero…