El restaurante con Estrella Michelín donde puedes comer por 1 euro

Se trata de la comida más barata que ha conquistado el prestigioso galardón gastronómico

Madrid Actualizado: Guardar
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Si alguien te dice que quiere llevarte a un restaurante con Estrella Michelín, probablemente desees de inmediato que sea él quien pague la cuenta. Esta preciada distinción no sólo evoca en nuestra mente suculentas preparaciones de alta cocina, sino también precios aptos únicamente para los bolsillos más desahogados. Sin embargo, un cocinero ha conseguido hacer añicos este prejuicio: su nombre es Chan Hon Meng, tiene un puesto callejero en Singapur y cada ración de sus galardonados manjares cuesta poco más de 1 euro.

El blog Next Shark nos cuenta esta curiosa historia, que no sólo ha sorprendido a sibaritas y glotones sino también a su propio protagonista. Porque cuando recibió la invitación de Michelín para su gran gala el pasado mes de julio, Chan Hon Meng pensó que era víctima de una broma pesada. Al fin y al cabo, ¿qué se les perdía a los paladares más exigentes del mundo en un humilde local de comida urbana? El chef, de 51 años y nacido en Malasia, tuvo que pellizcarse cuando le dijeron que le invitaban para entregarle la estrella que anhelan todos sus compañeros de profesión.

El restaurante de Chan Hon Meng no sólo se ha convertido en el primer puesto callejero capaz de colarse en la selecta Guía Michelín, sino también en el que sirve el plato premiado más barato. Por menos de 2 euros puedes degustar su receta estrella, con pollo, arroz y fideos. La excelencia alcanzada a través de la sencillez, fruto de la incansable dedicación de un hombre que no tuvo más remedio que abandonar los estudios a los 15 años para ganarse la vida por su cuenta. Desde el primer día tuvo claro que se entregaría en cuerpo y alma a los fogones.

Durante casi tres décadas trabajó junto a un cocinero de Hong Kong; y a modo de homenaje, cuando en 2009 pudo abrir su propio negocio decidió llamarlo «Hong Kong Soya Sauce Chicken Rice». Un establecimiento sin lujos de ningún tipo, pero en el que llegan a acumularse colas de decenas de personas ansiosas por saborear las delicias que salen de la cocina de Chan. Para satisfacer a sus clientes se levanta a las cinco de la mañana, abre a las diez en punto y no echa el cierre hasta que vende la última ración. En total, más de cien horas semanales de trabajo.

Acaba de convertirse en una celebridad y una eminencia, pero Chan Hon Meng no tiene previsto cambiar de hábitos ni mucho menos aprovechar la fama para subir los precios de sus raciones. Sólo se siente un poco más cerca de cumplir su gran sueño: sentarse a la mesa en uno de los restaurantes del prestigioso chef francés Joël Robuchon. Y eso que, para pagar la cuenta, tendrá que invertir las ganancias de un día entero de trabajo. Dos maneras muy distintas de ser Estrella Michelín.

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