Philippe, Isabelle, Christine y Hubert d'Ornano
Philippe, Isabelle, Christine y Hubert d'Ornano - abc

Los herederos de Sisley

Antes de morir, Hubert d'Ornano ha dejado asegurada la continuidad de la empresa familiar

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Financieros, aristócratas, damas de la alta sociedad y la política se congregaron este jueves en la Catedral San Luis de los Inválidos de París, para despedir a Hubert d'Ornano (89 años), el fundador de Sisley, y un hombre muy querido y admirado en todos los sectores. El pionero de la fitocosmética murió el 25 de septiembre, dejando viuda a Isabelle d'Ornano (nacida Potocka), huérfanos a sus hijos Philippe, Christine, Elisabeth, y desolados a cientos de amigos y trabajadores. «Todos los empleados de Sisley nos sentimos a la vez agradecidos y un poco huérfanos, pues somos conscientes que nos ha dejado un hombre inimitable», se leía en el comunicado que anunciaba su fallecimiento. Pero quién no ha quedado desamparado es su imperio familiar.

La transición directiva se realizó hace tres años y la continuidad está asegurada con su hijo mayor como presidente, y la pequeña como vicepresidenta.

Nada ha dejado al azar este aristócrata, descendiente de una antigua familia de origen corso y del mismísimo Napoleón Bonaparte, que fundó con solo 20 años una empresa de perfumes con su hermano Michel. En 1953, creó con sus padres la firma de cosméticos Orlane, que se convirtió en una de las referencias mundiales en los años 1960. En 1963 se casó con Isabelle Potocka, hija de un conde y una princesa polaca, con la que tuvo cinco hijos: Philippe, Elisabeth, Christine, Marc y Leticia, estos dos últimos fallecidos. Y en 1976, junto con su mujer, elaboró una pionera gama de cosmética a base de plantas. «Soy un enamorado del campo. Soy consciente de que, gracias a la tecnología moderna, realizaremos los más grandes descubrimientos en las plantas, no sólo para los medicamentos, también para las cremas», sentenció. Y así fue. Durante los siguientes cuarenta años, junto a Philippe, Christine y Elisabeth, los d'Ornano han convertido Sisley en uno de los líderes mundiales de la alta gama.

Espíritu de familia

Todos estos años, Isabelle ha estado dedicada al desarrollo de los productos y la imagen de la marca. Y hoy es vicepresidenta del Comité de Seguimiento. Esta mujer, elegante y culta, es la mejor embajadora por el mundo de la marca Sisley, presente en más de 90 países. Habla polaco, francés, español e inglés porque la vida la llevó de Varsovia a Portugal y Madrid donde se educó, a Oxford donde estudió, y a Paris, donde se casó. Acostumbrada a trabajar desde muy joven («cuando vivía en España teníamos una situación ideal, pero ni un céntimo», declaraba en una entrevista a ABC), se inició en la moda con Jean-Louis Scherrer, pero acabó trabajando en la belleza con su marido, construyendo uno de los mayores éxitos de la cosmética francesa. Su talento le ha llevado a elaborar cremas realmente activas, algunas de las cuales han necesitado 10 años para ver la luz (Sisleÿa). «Es la calidad de un producto y su resultado, no el envase o la publicidad, lo que lleva a una mujer a apreciar y comprar sin importarle el precio».

Con ese mismo espíritu trabajan, desde hace más de veinte años, Philippe y Christine, asegurando la continuidad del negocio en manos de la familia. El primero, que está al frente desde 2013, es el artífice de la proyección mundial de la marca. Ha perseguido la internacionalidad de la marca, creando filiales asiáticas y oficinas regionales en Hong Kong, Miami y Dubaï. La mitad de su vida transcurre en un avión, y la otra, dedicado a su mujer Mina y a sus tres hijos, a los que les gusta el contacto con la naturaleza y practicar deportes como surf, ski, tenis y natación. Con Mina comparte la pasión por la poesía, y juntos escriben poemas y piezas cortas de teatro. Su hermana menor Christine, vicepresidenta ejecutiva de la compañía y directora general de la filial en Gran Bretaña, vive en Londres con su marido y sus 3 hijos, desde donde supervisa la estrategia de marketing internacional.

La voluntad de ser útiles

Elizabeth, la segunda de los 5 hermanos, está casada con Emilio Botín, con el que tiene 4 hijos (Daria, Emilio, Huberto y Luis) y vive en Madrid desde hace 20 años. Ejerce de embajadora internacional de la firma y forma parte del Consejo de Administración, pero su verdadera pasión es la Asociación Elisabeth d'Ornano para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que ella misma ha fundado. Extremadamente discreta y guapa -fue imagen de Sisley hace años-, Elizabeth presta apoyo al entorno familiar y académico de los niños que padecen ese trastorno, que ha vivido en su propia familia. Y su labor cuenta con el respaldo de la Fundación Sisley-d'Ornano, que crearon sus padres en 2007, y a través de la cual realizan acciones caritativas y de mecenazgo. Antes de dejarnos, el patriarca de esta saga escribió el libro «La belleza compartida», con su historia personal, familiar y colectiva «para salvaguardarla, trasmitirla a mis descendientes y compartirla con aquellos que aman las plantas». Seguro que también plantó un árbol.

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