Sofía Loren en el festival de Cannes del años pasado
Sofía Loren en el festival de Cannes del años pasado - afp

Sofía Loren, eterna adolescente

Dolce y Gabanna han creado una barra de labios con el nombre de la actriz

corresponsal en roma Actualizado: Guardar
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Por su físico espectacular y sensualidad se convirtió en objeto de deseo de toda una época, en un mito erótico del cine italiano y mundial, un icono de belleza y estilo que representó a Italia en el mundo con sus curvas, talento y elegancia, formando parte del ADN de la cultura italiana, como Ferrari y la pizza. El mito perdura: Sofía Loren, todavía fascinante, cumplió el pasado domingo los 81 años, y para festejarlo el dúo de estilistas Dolce y Gabbana han creado una barra de labios, «Sofía Loren Nº 1», con tono rojo cereza. Sonriente, con un vestido de encaje negro que resalta su escote, un refinado collar de piedras brillantes, la actriz es la protagonista de una campaña publicitaria en la que muestra su feminidad y magnetismo, con una sonrisa sensual y, obviamente, con sus labios rojo cereza.

«Es nuestro modo de decirle gracias», han explicado los estilistas: «Gracias porque es la más amada y la imagen del cine y de la belleza italiana. Una perenne fuente de inspiración».

Eterna juventud

A Sofía Loren le gusta siempre decir que se siente como una adolescente, aunque tenga 81 años. ¿El secreto? «No hay una fuente de eterna juventud: es la mente, el talento y la creatividad que se pone en la vida los que marcan la diferencia. Cuando se aprende esto, uno vence a la edad», responde la actriz. Más allá de la fama, con sus dos Oscar y más de medio centenar de premios internacionales, Sofía Loren sigue manteniendo una cierta frescura de ánimo y espontaneidad, como demuestra en una reciente entrevista a «Sette», la revista del Corriere della Sera, contando que cena a veces las cosas que le han sobrado en la comida: «¿Por qué no? Hay frigoríficos… Se calienta y es todo más rico». Recuerda también la actriz con naturalidad el respeto que, después de haber pasado años de pobreza, mantiene por el pan, hasta el punto de que si sobra, antes de tirarlo, lo besa: «El pan significa vida, supervivencia. Yo no soy una persona que tira la comida. Me como hasta el último bocado de lo que hay en el plato. Naturalmente, no lo lleno demasiado». Con normalidad se refiere a esos años de dificultades que le impedían salir de Pozzuoli, donde se crió, muy cerca de Nápoles y a un paso de Capri, isla que finalmente pudo conocer gracias a Clark Gable: «Nunca antes había estado. Si vives en Pozzuoli y no tienes una lira para comer... ¿quién podía acercarse a Capri? Era lejana como la luna. Me llevó Clark. Sé que parece una locura, pero esa es la realidad».

Sofia Loren cuenta también con sencillez algunos de sus secretos y relaciones con los actores más grandes del cine, porque ha trabajado con todos los mitos de Hollywood, descubriendo, lo que no es un secreto, su predilección por Marcello Matroianni, con el que trabajó en catorce películas, «una vida entera»: «Echo siempre de menos a Marcello -ha dicho la actriz-. Era especial; por su sencillez, su talento, su honestidad... Era una persona celosa de su vida, lleno de pudores. Desde el primer día de rodaje, en “Lástima que sea un canalla”, siempre estuvimos de acuerdo». Dice Sofía Loren que también con Richard Burton -«grandísimo, una maravilla de actor»- mantuvo una excelente relación. Y, en el lado opuesto, sitúa a Marlon Brando, quien le colocó una mano en el trasero y se ganó un buen bofetón: «Nos encontrábamos en el set de «La condesa de Hong Kong». Paré el rodaje y le dije a Chaplin, que era el director: «¡Charlie! Sucede esto, esto y esto… Luego, Brando dijo que era una broma. Y así se cerró el incidente. Comía helados, solo helados. Era un actor extraordinario, pero el carácter...» No oculta Sofía Loren el dolor que le produjo que el padre abandonara la familia: «Mi abuelo fue mi papá. A él lo llamaba papá», un dolor que superó gracias a su marido, el productor Carlo Ponti, veintidós años mayor que ella: «Carlo fue un novio, un marido, un padre... Todo».

Después de ser protagonista en un centenar de películas, y a los sesenta y cuatro años de su debut, Sofía Loren mantiene la fascinación que la llevó a ser considerada la mujer más sexy del mundo; un reconocimiento que todavía se le da en algunas revistas, como «Glam Mag», que ha contado con los votos de sus lectores. ¿La receta para ese título? Ella responde que no existen fórmulas ni recetas: «Sex symbol se nace. Se tiene o no se tiene. Si no naces con ello, no lo conseguirás ni a los cien años».

La edad de las estrellas

Ahora, la actriz que se considera una «adolescente» -porque «dentro me siento con catorce años; soy más joven que mis hijos y juego siempre»-, demuestra con su campaña para Dolce y Gabbana que por ella «casi» no pasa el tiempo. Sofia Loren, abuela de dos niños, amplía la nómina de estrellas ya entradas en años pero que, gracias a su encanto, sirven de testimonial en importantes campañas publicitarias, siendo preferidas a mujeres más jóvenes, pero seguramente con menos sabor. Es el caso de Jane Fonda, rostro de L’ Oreal; Joni Mitchell, con Saint Laurent, y Joan Didion para las gafas Céline. Ahora, Sofia Loren, un mito que no tramonta, demuestra que la edad puede ser solo un número sobre un documento.

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