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Así son los violentos métodos de la Mara 18

Viven por y para el delito. Son sicarios y cortan manos y orejas. La Policía ha detenido a un líder encargado de activar una «clicla» en España

MADRID Actualizado: Guardar
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Llegó a España en 2009 usurpando la la identidad de un ciudadano natural de México, de ahí su alias. Se trata de uno de los líderes de la peligrosa y sanguinaria Mara 18 (MS-18). Aterrizó con un objetivo: extender sus tentáculos y asentar la actividad de esta banda en nuestro país y en la región. Sin embargo, la Brigada de Información de la Comisaría General de Policía ha frustrado su misión y le ha detenido antes de que creará una «clicla» o grupo territorial integrado por un nutrido grupo de jóvenes.

La operación se precipitó al tener constancia de que estaba reclutando adeptos en EE.UU. para traerlos a Madrid con el fin de que formaran parte de esta organización criminal que hacen del delito su único medio de vida.

No le dejaron. El pasado día 5, los agentes frustraron sus planes con su arresto. Residía en Leganés y en la investigación han colaborado los servicios policiales de Honduras y El Salvador, países de procedencia de los violentos mareros.

Su arresto forma parte de las actuaciones que se desarrollan de forma sistemática para evitar el establecimiento de esta y otras organizaciones similares. El «Mexicano» es todo un personaje del que por el momento se desconoce su verdadera filiación. Se creó una identidad ficticia al robar la de un mexicano, y con ella, logró el permiso de residencia en nuestro país (NIE). No obstante, utilizaba otras distintas, como cuando fue detenido con un DNIfalso.

Los agentes sospechan que es centroamericano y tenía varias reclamaciones judiciales en vigor. Por su aspecto y tatuajes, los expertos policiales consideran que es un marero con un amplio historial y están tratando de averiguar si ha cumplido condena en EE.UU., y otros países y con qué identidades.

En prisión en 2011

En España ingresó en prisión en 2011 por robo con fuerza y por atentado a agente de la autoridad. Además, tenía una orden de expulsión por quebrantamiento de condena. Los delitos que estos sujetos suelen cometer antes de introducirse en un nuevo país no suelen ser muy graves, siguiendo las instrucciones de los gerifaltes de la Mara 18, con el fin de pasar desapercibidos dentro del mundo de la delincuencia común.

En la actualidad, la Mara 18 no tiene un único dirigente que la controle, por lo que cuenta con varios líderes a nivel internacional, interrelacionados entre sí para marcar las directrices por las que debe guiarse la organización. La mayoría, se encuentran actualmente en prisión, desde donde planifican y organizan la actividad de este grupo.

Quieren expandir sus tentáculos en Europa, en Italia y en España, especialmente en nuestro país por una cuestión idiomática, si bien la mayoría no logra traspasar las fronteras por no cumplir los requisitos.

«Cortan manos, orejas...»

A todo ello se une el hecho de que las Fuerzas de Seguridad siguen sus pasos para impedirlo y que su modus operandi «la violencia extrema que practican, ya que actuan como los sicarios, asesinan por encargo y cortan manos, orejas, etc, es inadmisible en occidente», afirman las mismas fuentes. Necesitan mundos más difusos, con menos seguridad y corrompidos, para implantar su ley de la calle. Tampoco les resulta fácil reclutar a adeptos españoles aunque sí establecer la infraestructura: pisos, compra de armas, etc.

Las maras surgieron en los años 80 en EE.UU., entre latinos emigrantes. Después se extendió a Centroamérica. Además de la Mara 18 (MS-18) está la Salvatrucha 13 (MS-13), que opera en El Salvador. Se organizan en grupos territoriales integrados por entre 25-50 jóvenes. Transnacionales, se financian con extorsiones o «impuestos de guerra», tráfico de drogas, secuestros exprés, tráfico de armas, etc.

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