Viaje de Amaniel: el Ayuntamiento de Madrid rehabilitará una galería de agua secreta del siglo XVII

Los trabajos, que empezarán este mes de diciembre, permitirán abrir al público la antigua conducción

Parque del paseo de Juan XXIII donde se sitúan los accesos al «viaje de agua» JAIME GARCÍA
Marta R. Domingo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La contaminación permanente del agua del río Manzanares obligó a los árabes, los primeros habitantes de la capital, a buscar una alternativa con la que abastecer a la población . Para resolver el problema de suministro, perforaron pozos hasta dar con bolsas en el subsuelo . Así, durante más de 800 años, la ciudad ha nutrido sus fuentes con el líquido extraído de las corrientes subterráneas . Estas galerías ocultas, excavadas a modo de minas, dieron lugar a los «viajes de agua». Uno de los accesos a estos pasadizos secretos que todavía se conserva en la capital es el de Amaniel , situado en el parque del paseo de Juan XXIII, en el barrio de Ciudad Universitaria . Su degradación y abandono patente dista mucho de la pulcritud con la que contaron estas arterias antaño. Para recuperar la historia que conservan sus paredes, el Ayuntamiento quiere restaurar esta galería con el fin de que pueda ser visitada por los madrileños.

El Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid pretende aprovechar el viaje de Amaniel como «recurso didáctico» y «divulgativo del patrimonio histórico». A través de estos recorridos quieren explicar cómo se gestionaba el agua en la ciudad desde la ocupación musulmana y su desarrollo hasta el siglo XIX, en que fueron sustituidos por la red de depósitos y conducciones del Canal de Isabel II .

En concreto, está previsto, según consta en pliego técnico del expediente de contratación consultado por ABC, que el proyecto de rehabilitación y mejora de los accesos comience el 1 de diciembre y que los trabajos se prolonguen durante tres meses. Para esta restauración, la Concejalía que dirige Inés Sabanés destinará un presupuesto de 323.393,53 euros, impuestos incluidos.

Las raíces y la humedad recubren las paredes de las galerías ÓSCAR DEL POZO

El viaje de Amaniel fue construido entre 1614 y 1619 por la Corona para abastecer de agua el Alcázar Real. Discurre a lo largo de 6 kilómetros y conecta el cementerio de Fuencarral con la plaza de Oriente. Uno de sus fragmentos se encuentra exhibido en la estación de Metro de Ópera. Este viaje llegó a tener un caudal de 90.000 litros por día. En la actualidad, según señalan los técnicos de Medio Ambiente encargados de su control, circulan unos 0,6 litros de agua por segundo. En 1848, cuando el recurso más preciado de la capital escaseaba, Juan Bravo Murillo , entonces ministro de Instrucción, Comercio y Obras Públicas, planteó crear canales hasta el río Lozoya como una posible alternativa. Tres años después, nació el Canal de Isabel II.

Décadas antes, en el año 1921, el viaje de Amaniel quedó en desuso y desde entonces se han generado diversas patologías. Las responsables del proyecto, Cecilia Briones y Mónica Major , destacan «la imagen degradada y el abandono de las galerías y el arca donde convergen», «la presencia de residuos contemporáneos en el interior », «las agresiones y el deterioro de las galerías como consecuencia de las raíces» y la «acumulación de fangos, lodos y arenas» como los principales problemas que se deben resolver antes de que en este enclave se puedan organizar visitas.

Además, en el estudio adjudicado a la empresa Áqaba Arqueólogos , los expertos ponen de manifiesto que se «observan materiales constructivos desprendidos, zonas degradadas y patologías propias de los altos niveles de humedad y del abandono prolongado, así como sectores con láminas de aguas estancadas, que se incrementan en épocas de lluvias y anegan parte de las galerías».

Con el fin de atajar toda esta problemática, las obras programadas incluyen trabajos de pocería , restauración y también exigen de un seguimiento arqueológico, para que sea posible realizar un tour «sin peligro de sus visitantes y suficiente para conocer el sistema de abastecimiento y conducción de agua en condiciones similares a las que se usaron hace al menos tres siglos».

Los grafitis emborronan todos los carteles explicativos. El abandono también afecta a los jardines, que se rehabilitarán JAIME GARCÍA

En total, se actuará a lo largo de 242 metros lineales. Se realizará una exhaustiva labor de limpieza y extracción de fangos y lodos en el interior de las galerías. Se restaurarán también en las piezas deterioradas, que se sustituirán por nuevos ladrillos de cerámica. Se coserán fisuras estructurales y se sellarán los materiales fracturados. El control arqueológico será fundamental tanto para vigilar los movimientos de tierras como para certificar la rigurosidad e idoneidad de los trabajos de restauración.

Pero no sólo se operará en el interior del viaje de Amaniel. En la actualidad, uno de los accesos a esta galería no cuenta ni tan siquiera con una escalera. Además, el abandono de la zona ajardinada, donde se conservan los restos del edificio del arca de distribución, contribuyen también a su deterioro. Esta parcela, que ahora está acotada, necesita de unos trabajos de limpieza y acondicionamiento. En el pliego técnico se especifica que se borrarán los grafitis que ensucian el entorno y los paneles explicativos, se dotará de peldaños el acceso a la galería y se cubrirá la zona del arca con un pavimento de gravilla.

Visitas guiadas

No menos importante es lo relativo a la difusión y divulgación, que también está incluido en el contrato. Por un lado, se creará una página web, que servirá de herramienta para facilitar los contenidos didácticos , así como la información necesaria para acudir a las exposiciones y a los eventos que se realicen en Amaniel. También se elaborará un tríptico explicativo y un audiovisual para contextualizar la historia de este «viaje de agua».

Por otro lado, se renovarán los paneles que hay en el parque y se incluirán textos en lenguaje Braille . En cuanto a las visitas, los técnicos no recomiendan que se formen grupos superiores a diez personas por pase, ya que las galerías, aunque accesibles, seguirán siendo húmedas, lúgubres y estrechas, de entre 63 y 70 centímetros de ancho. Será obligatorio el uso del casco con luz frontal. Se tratará de un verdadero viaje a las profundidades de nuestro pasado. Un recorrido, eso sí, no apto para claustrofóbicos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación