Joe de Jesús Vásquez, «Tito»
Joe de Jesús Vásquez, «Tito» - ABC

«Tito», el asesino de Vicálvaro, mató a su pareja porque le iba a dejar

El hondureño Joe de Jesús murió ayer por las heridas de la explosión que causó en su piso tras rebanar el cuello a Erika

Madrid Actualizado: Guardar
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Joe de Jesús Vásquez, alias «Tito», murió ayer en el Hospital de La Paz por las heridas sufridas tras la explosión que él mismo provocó en su piso, justo después de asesinar a su pareja, Erika Lorena B.A., en Vicálvaro. Ambos, de 32 años y nacionalidad hondureña, mantenían una relación desde muy jóvenes. Tras conocerse en su país natal, ella cruzó primero el charco hace más de 10 años, y poco después, él decidió seguirla.

Erika Lorena y Tito se asentaron entonces en el barrio de Vicálvaro, donde, aparentemente, llevaban una vida tranquila. Entre el vecindario, nada hacía presagiar lo que acabaría sucediendo la mañana del miércoles en el número 5 de la calle de San Ciriaco. Allí, Tito rebanó el cuello de Lorena y trató de suicidarse cortando los tubos de la conducción de gas natural, primero, y saliendo después a la terraza, malherido, para lanzarse al vacío.

Finalmente, convencido por sus vecinos, desistió de la idea.

Ataques de celos

Pese a que no constan denuncias por malos tratos ni órdenes de alejamiento en vigor, según ha podido saber ABC, los problemas dentro de la pareja se habían acentuado en los últimos tiempos. Los ataques de celos del hondureño eran constantes. Tito iba a llevarla al Metro; también a recogerla. Controlaba sus movimientos y le recriminaba cualquier conversación que tuviera con el teléfono móvil. Harta de la situación, Erika Lorena llevaba meses rumiando terminar con la relación.

Un pensamiento que su círculo más cercano apunta a la causa del crimen. Tiempo atrás, Tito había amenazado a Erika Lorena con hacer daño a su familia, asentada en Honduras, si se le ocurría abandonarla. Sin embargo, fue a ella a quien finalmente asesinó.

La actitud extravertida de Erika Lorena contrastaba con el carácter de Tito, tímido y reservado. De puertas para fuera, la pareja apenas dejaba ver sus contrariedades. Sin embargo, la historia era bien diferente tras cruzar el umbral de la intimidad. En ella, Tito solía beber. Y cuando bebía, se le iba la mano.

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