El Valenciano es una de las tiendas de referencia en la venta de botas para montar y para vestir
El Valenciano es una de las tiendas de referencia en la venta de botas para montar y para vestir - BELÉN RODRIGO

La tienda donde sales con las botas puestas

El Valenciano es un comercio centenario conocido por su variedad de modelos de botas a medida disponible del número 19 al 54. Además se ganó su fama en la capital por ser negocio de referencia en el mundo del cuero.

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En este pequeño comercio se encuentran todo tipo de pieles, desde retales por valor de un euro, hasta otras exóticas que superan los 300 euros. El Valenciano es una de las pocas tiendas de la capital especializada en guarnicionería y en productos para la hípica y toda una referencia en lo que al mundo de las botas se refiere. Una gran variedad de modelos y de tallas, del 19 al 54, que se pueden hacer a medida adaptándose al pie de cada cliente, de ahí que presuman del conocido dicho «ven al Valenciano que sales con las botas puestas».

La familia Deltell fue la fundadora de este local, en 1893. Procedente de la localidad valenciana de Monóvar, Salvador Deltell se instaló en el número 18 (hoy 16) de la calle Ribera de Curtidores, y durante muchos años fue una referencia en Madrid para todo lo relacionado con el cuero, ya que no había otro lugar.

De ahí el nombre El Valenciano, por su tierra natal. Tras los años de la postguerra, comenzaron a dedicarse más a la venta al público de artículos para la montura. El negocio cambió de manos en 1998, cuando la familia Dentell decidió venderlo a la familia López, natural de Guadalajara, dedicada al mundo de la piel durante varias generaciones. Los López eran proveedores del Valenciano y les ofrecieron la oportunidad para quedarse con la tienda. «La base del negocio es la misma, pero lo ampliamos», explica a ABC Román López García, la quinta generación de la familia que se dedica al ramo. Hoy en día venden curtidos, guarnicionería, marroquinería, calzado y artículos de reparación de calzado. Desde el año 2000 han ampliado el negocio con otro local en la misma calle, en el número 37.

Por allí pasa una clienta muy variopinta, entre ella profesionales y amadores de la equitación. «Un 40% de nuestros clientes son profesionales y un 60% particulares», comenta Román. Dan servicio a muchas escuelas de aprendizaje, en las que los alumnos aprenden a trabajar con las distintas pieles, ya sean de vacuno, bovino, caprino o de cerdo. Tienen igualmente otras exóticas, como de serpiente y cocodrilo y venden todo tipo de utensilios para trabajar las pieles. Han trabajado mucho para el Ejército, «sobre todo cuando había más caballos» y siguen dando servicio a la Policía Municipal y Nacional. Exportan además productos para todo el mundo, «especialmente para particulares, que son los que nos ayudan a crecer con el boca a boca. En ocasiones son los propios clientes los que generan nuevos negocios». Son muchos los rostros conocidos de la hípica, y otros ámbitos, que confían en el Valenciano para comprar su equipamiento. Sin embargo, en las paredes de ninguna de las tiendas han optado por colgar fotos de estos personajes. «Preferimos guardar el anonimato de nuestros clientes y que nos conozcan por la calidad de lo que vendemos, no por quien pasa por aquí», explica el dueño.

Botas, sillas y todo tipo de accesorios

Entre las especialidades de la casa están las botas, por la variedad de modelos y de tallas. Tienen modelos propios y trabajan igualmente con fábricas de renombre. Se encuentran modelos tanto para montar como para vestir, y se pueden hacer a medida. No cobran más por ello excepto si se trata de tamaños muy especiales. Además reparan suelas y cremalleras, entre otros. El precio varía mucho, desde los 39 euros hasta modelos especiales que pueden llegar a los casi 700 euros, como es el caso de una bota diseñada por un jinete italiano. «Por aquí pasan muchas personas que tienen problemas con los gemelos o con los tobillos porque les ajustamos las botas a sus piernas. En ocasiones llevan años buscando modelos que les queden bien y logran encontrarlos en nuestra tienda», puntualiza Román.

Las sillas de montar son otro de los productos que más se venden, desde los modelos clásicos hasta la vaquera o la inglesa. Y disponen igualmente con modelos menos usuales, como el jerezano. Al hablar de precios, también oscila desde los 100 euros para una montura de escuela hasta los casi 4.000 que puede costar una silla para alto rendimiento.

En el local se encuentran todo tipo de accesorios para la equitación
En el local se encuentran todo tipo de accesorios para la equitación - B.RODRIGO

Se venden igualmente artículos para la caza, sobre todo a medida, como fundas para cuchillos, y se encuentran los más variados accesorios como medias, bolsos, guantes o espuelas. Sin olvidar la ropa, sector en el que introducen algunas marcas internacionales «porque es lo que demanda el cliente». En el resto de los productos, «trabajamos con productores nacionales porque la piel española es muy buena y queremos ayudar a los nuestros», reconoce Román.

Un negocio con muchas dificultades

En los últimos años «muchos profesionales han perdido sus empresas y se han cerrado igualmente pequeños picaderos, algo que para las empresas como nosotros ha hecho mucho daño», añade. Igualmente perjudicial ha sido el cierre de las calles de la zona, «muchos clientes dejan de venir porque con tanta restricción es frecuente que les pongan multas». Para Román es evidente que «el pequeño comercio tiene los días contados».

La hípica se popularizó en los últimos años, «probablemente demasiado y con la crisis se han abandonado demasiados caballos provocando muchos accidentes en la carretera», comenta el propietario del negocio. «Un caballo es un animal con gastos fijos, entre los 200 y los 400 euros mensuales, y no todo el mundo se lo puede permitir», puntualiza.

Al hablar del futuro de esta tienda, Román desconoce si sus hijos, todavía en edad de estudiar, se querrán hacer cargo del negocio, el cual «es muy sacrificado, abrimos todos los días» y además recuerda que es preciso «entender este mundo y sobre todo que te guste». Su padre, también Román, comenzó a trabajar en este mundo desde los 7, y ahora ya jubilado, con 79, es raro el día que no aparezca en alguna de las dos tiendas para seguir saludando a los clientes y de alguna forma seguir viviendo lo que desde niño ha sido su vida. «Mi padre ha enseñado a chavales a trabajar con las pieles y ahora vienen a saludarle convertidos en grandes empresarios. Algunos empezaron vendiendo en el rastro y han llegado lejos».

En Madrid son pocos los establecimientos de este tipo que dan un servicio tan completo a los clientes. «Quedamos cuatro tiendas de referencia y nos une una gran amistad, somos alidados en el mundo del caballo, vendemos artículos comunes y cada uno está más especializado en algún producto», añade Román.

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