Santa María del Pilar: una conjunción entre colegio y parroquia a espaldas del parque del Retiro

El templo llega a reunir hasta mil niños en las celebraciones de la Navidad

Parroquia de Santa María del Pilar BELÉN DÍAZ
José Francisco Serrano Oceja

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Las parroquias también tienen sueños. Sueños que acarician la historia, que siempre es vida. Acogedora es la geografía educativa del Colegio Santa María del Pilar , en el Barrio del Niño Jesús, con su capilla, que por decisión de monseñor Casimiro Morcillo se convirtió, un 12 de octubre de 1965, en parroquia. Colegio protegido de vegetación y campos deportivos, años luz de la colmena pedagógica, esfuerzo, voluntad, repetición. Colegio, también en su arquitectura, impresión de apertura , innovación, futuro, comunidad y ternura. En la vía principal, lo mismo te cruzas con los niños que vuelven al aula que con la señora que se acerca a la misa. Santo empeño, los niños siempre felices, siempre sonrientes. Santo empeño ese de hacer cristianos alegres. Parroquia, calle Reyes Magos, 3 , y colegio, colegio y parroquia, el orden de los factores no altera el producto, humanización se llama. Un abrazo de misión que se produjo hace bien poco cuando la nueva provincia Marianista de España se propuso crear, de espaldas al retiro, un «lugar Madeleine» en tiempos de conmemoraciones y centenarios.

¿Qué es un «lugar Madeleine»? No hace falta buscar en Google. Nos lo explica el joven párroco, sacerdote marianista, acogedor anfitrión, el padre Rafael Iglesias . «Un espacio —apunta— donde se vive la fe, se celebra y se contagia el estilo propio de aquella iglesia de Burdeos donde Guillermo José Chaminade, nuestro fundador, supo retejer de nuevo la vida de la comunidad cristiana en la Francia de su tiempo». La Francia, por cierto, de la revolución, que es como decir de todas las revoluciones, de la persecución a la Iglesia, y de un exilio interior y exterior que llegó a Zaragoza. Porque el fundador de la Obra de María pasó no poco tiempo en oración ante la Virgen del Pilar, asombrado por la religiosidad de un pueblo, popular sí, profundamente mariana. «Por la Madre al hijo» , «la fe que se contagia, la vida cristiana que se transmite, porque se contagia». El padre Rafael está acompañado en las laborales parroquiales por los también marianistas P. Vicente de la Vega y P. José María Sebastián de Erice, miembros de la comunidad aneja al templo. Porque también, en ese territorio de María, vive otra comunidad, la Provincial.

Se podría decir que la parroquia de Santa María del Pilar es un entorno amable de educación y vivencia de la fe. El templo, primor de la arquitectura contemporánea, obra del arquitecto Luis Moya Blanco, maestro de Fisac e Higueras , entre otros, contiene la muestra de un paraboloide hiperbólico como bóveda espiritual, genialidad que aun hoy desconcierta. Impresionante vidriera mosaico del carisma marianista y no menos impresionante altar, espacio de elevación y perspectiva de comunidad gracias al siempre presente punto de vista. Un templo que hay que visitar repleto de niños, más de mil en las celebraciones de Navidad del colegio, o en la misa dominical de las veinte horas, también llena de jóvenes de las diversa etapas de formación en la fe del camino catequético.

Proyecto Pelícano

La fusión entre el colegio y la parroquia dan mucho juego. De lo que se habla aquí es del Proyecto Pelícano, el itinerario catequético, posterior al del despertar cristiano de los niños, de preparación a la Primera Comunión , en el que los principales protagonistas son los padres que trasmiten la fe a sus hijos en el entorno parroquial de forma activa. O de los grupos «Huellas», de adolescentes; o de los grupo «Senda», de chavales y chavalas de la ESO; o del catecumenado de confirmación que prepara todos los años a unos sesenta jóvenes para ese sacramento. Había una asignatura pendiente que ya ha empezado a aprobarse, las comunidades de universitarios empiezan a caminar hacia la integración a la vida de la familia marianista .

Dentro de las Comunidades Laicales Marianistas tenemos que hablar de las Fraternidades Marianistas, que son cinco en la parroquia, con una media de 15 personas, y de los CEMI (Congregación Estado de María Inmaculada), con perspectiva más social e integradora, de 50 miembros. Junto con el equipo de Pastoral de la salud, y con el recién creado de Cáritas, conforman un tejido de experiencia cristiana al servicio de una ciudadanía, en un barrio apacible, con proyectos y sueños.

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