El retrete de Carmena en Argüelles, un botellódromo tras inaugurarse
Los vecinos pidieron en el Pleno su retirada, pero Ahora Madrid y PSOE votaron en contra
Los 130 urinarios públicos de Manuela Carmena aún no han terminado de aterrizar por toda la ciudad. Desde que se anunció su llegada en 2016, este mobiliario urbano ha contado con defensores y detractores. Algunos de los vecinos de Chamberí del barrio de Aurrera lo tenían claro. En una zona de ocio nocturno como la suya, con una trayectoria de años y años de conducta incívica, los urinarios traerían más problemas que beneficios a la comunidad. El Ayuntamiento madrileño instaló hace dos semanas en la calle de Andrés Mellado el aseo público de Clear Channel. Desde el momento de su inauguración, el vandalismo eclipsó la función social del retrete: se rompió la puerta –la entrada cuesta 10 céntimos– y comenzaron a entrar chavales para beber en su interior. «Cuando aún no había finalizado su colocación definitiva, en la mañana de un domingo, algunos vecinos vieron a una chica semidesnuda en lo alto del aseo montando escándalo público», comenta uno de los fundadores de la plataforma Chamberí Se Defiende , un movimiento que nació para acabar con el cierre de la calle Galileo y que ya cuenta con un centenar de adeptos.
Los vecinos comenzaron a recabar firmas en verano para solicitar la retirada del retrete al Ayuntamiento. Adía de hoy llevan un millar recopiladas, aseguran desde la asociación. El asunto también acabó el pasado mes en el Pleno del distrito para dejar constancia ante el concejal-presidente, Jorge García Castaño , de la situación y que procediera a su eliminación. Ciudadanos canalizó la petición a través de una iniciativa que se tumbó con los votos en contra de Ahora Madrid y el Partido Socialista. El Partido Popular yCs votaron a favor.
Ante la desidia municipal, Chamberí Se Defiende ha decidido mover la situación en redes sociales, hacer ruido. La que se define como plataforma de vecinos afectados por el urbanismo táctico de Manuela Carmena publicaba el pasado martes en Twitter la imagen del aseo, con el váter atascado por plásticos y otro tipo de basura; el cambiador para bebés había perdido su utilidad para convertirse en una mesa con latas de cerveza y refresco vacías y bolsas de snacks.
Caben diez personas
«En el interior del baño caben diez personas. Estaba claro para lo que se iba a utilizar, para comenzar o continuar la fiesta con alcohol. Algunos vecinos prevén también que se emplee para practicar sexo o para meterse drogas», recriminan desde la plataforma vecinal. Critican además desde Chamberí Se Defiende que desde el equipo de Gobierno reciben un trato discriminatorio en la Junta del Distrito. «Nos acusan de ser ciudadanos spam, que lo único que hacemos es quejarnos de lo que hace la Administración», apuntan. Una de las residentes del barrio que estaba presente en el Pleno se defendió afirmando que la cuestión de fondo nada tenía que ver con «ciudadanos buenos o malos, sino con vecinos que no pueden descansar».
El ruido de los bajos de Aurrera continúa pese a haber sido declarado Zona de Protección Especial Acústica en noviembre de 2016. «Hay 2.000 familias que no tienen garantizado el derecho a descansar que sabían que la instalación de dicho urinario empeoraría la situación», manifiestan. El concejal García Castaño defendió en la sesión plenaria que los aseos son «autolimpiables». «Ni lo es ni lo están manteniendo», lanzan los representantes vecinales.
Desde la plataforma han promovido una comparecencia de García Castaño en el próximo Pleno del distrito, el 11 de diciembre, para que explique en qué va a quedar el plan de peatonalización de Chamberí Zona 30. Creían que no se llevaría a cabo tras la polémica de Galileo, pero han visto que se mantiene en algunos planes de Gobierno. En la cita pedirán cuentas.
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