El renacer cultural de la estación del Norte

El último viaje proyectado en la vieja Estación del Norte, abandonada desde hace más de veinte años, conduce a los orígenes de la terminal ferroviaria para resurgir como un referente cultural y de ocio en Madrid. Con este propósito surge el Gran Teatro Príncipe Pío, un ambicioso proyecto que se apoya en el valor histórico del espacio para convertirse en un complejo escénico sin igual, presentado ayer.

La Estación –como también ha sido bautizado– surge con la pretensión de consolidarse, a diez años vista, en un icono turístico. Liderado por el empresario Luis Álvarez, junto a los actores Santiago Segura y José Mota, la idea es dotarlo de un significado ilustrativo, de intercambio, más allá de la restauración y el entretenimiento.

Para ello, utilizará como espejos a la Escala de Milán, el Royal Albert Hall de Londres o el Moulin Rouge parisino.

Con 2018 como la fecha más fiable para la apertura, prevé una configuración a lo largo de la histórica estación, situada junto al intercambiador de Príncipe Pío. El antiguo vestíbulo acogerá el teatro principal, de inspiración italiana y con capacidad para más de un millar de espectadores. Musicales y conciertos justificarán su concepción. A su lado figuran las torres de Levante y Poniente. La primera será una academia de baile, filial de la neoyorquina Fama; la segunda, un restaurante con estrella michelín con vistas al Palacio Real. En ambas habrá una cafetería con terraza,

De momento, se podrá disfrutar de una carpa con apariencia circense instalada en el antiguo aparcamiento, denominada Urban Project, con capacidad para 600 personas. Se trata de un concepto importado de ciudades como Londres, Berlín, Nueva York, Edimburgo o Sidney, donde goza de una excelente reputación artística. Con un presupuesto de nueve millones de euros, las obras comenzarán en 2016, una vez se adquieran todas las licencias.